Apertura de sesiones ordinarias 2021

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El discurso completo del Presidente de la República en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso para el año 2021 se puede visualizar en este link, y cada quien sacará sus conclusiones. Por nuestra parte podemos decir que allí se plantearon muchos temas desde la pandemia y la cuarentena, los errores en la vacunación, los logros que se consiguieron el año pasado, el embate contra la justicia y contra la política de endeudamiento del gobierno anterior, entre muchos otros.

De acuerdo con la mayoría de las opiniones de sectores independientes y de la oposición, el mismo fue decepcionante. Según Alejandro Katz, «cuando, hace poco más de un año, Alberto Fernández se dirigió a la Asamblea Legislativa al tomar posesión del cargo, pronunció un discurso que prometía dar paso a una presidencia que dejara atrás las profundas divisiones de la sociedad argentina y llevara adelante ciertas políticas y algunas reformas que permitieran al país avanzar en las tres esferas de la vida pública seriamente dañadas: encontrar una vía de crecimiento económico, comenzar a resolver el problema de la pobreza y la marginalidad, robustecer las instituciones.

Aquel discurso permitió entrever a un hombre que, devenido casi fortuitamente en presidente, estaba dispuesto a capturar la oportunidad única que le dio la historia para inscribirse en la genealogía de los pocos presidentes cuya altura fue la necesaria para mirar por encima de las mezquindades de facción. Hoy, en la inauguración de sesiones del Poder Legislativo, ante la misma Asamblea que hace quince meses, Alberto Fernández corroboró que de aquel impulso de estadista solo quedan cenizas.

Cenizas de los llamamientos a eso que él mismo denominaba «la unidad de los argentinos»: su discurso estuvo organizado sobre una mezquina dialéctica de los contrarios, según la cual su propio gobierno es la sede de todo lo bueno y la oposición la responsable de todo lo malo. Autocomplaciente, persuadido de virtudes de las que manifiestamente carece y orgulloso de logros que solo el autoengaño puede mostrar como tales, Alberto Fernández actúa fuera de la historia, convencido de que todos los problemas del país son resultado del gobierno que lo precedió.

Esa convicción no solo produce un mayor ahondamiento de las divisiones que supuestamente venía a reparar. Es indicio de un universo mental rudimentario, en el cual los vicios y las virtudes estarían distribuidos a lo largo de líneas partidarias, de modo tal que si no hubiera existido el gobierno de Cambiemos Argentina sería una tierra próspera e igualitaria. La idealización del reciente pasado kirchnerista que surge de esa interpretación de la historia provoca escozor, porque señala una importante incapacidad para comprender la naturaleza y la gravedad de los problemas de nuestro país y, por tanto, para imaginar y proponer soluciones adecuadas». Algo similar se expresa en videos como este.

Un tema específico que quisiéramos destacar es la iniciativa gubernamental de encarar un juicio penal por administración fraudulenta del gobierno anterior por el endeudamiento con el FMI. Al respecto quisiéramos destacar:

  1. Salvo en el periodo de gobierno de Nestor Kirchner donde hubo desendeudamiento, en los dos períodos de Cristina, en el de Macri y en el actual de Alberto Fernández, siempre «coexistió» el endeudamiento con la llamada «fuga de capitales» o más precisamente la salida de dólares del circuito productivo. Más allá de peores o mejores gestiones de política económica (por lo tanto «no judicializables»), ello se debió a que había que financiar el déficit crónico con endeudamiento y la falta de confianza en un programa sustentable de mediano y largo plazo alimentó la salida de capitales.
  2. Respecto de para qué se usó el endeudamiento con el FMI en esta nota se explica que «el destino de los USD 44.149 millones que el Fondo le prestó al gobierno de Macri desde 2018, el detalle refleja los siguientes usos: USD 37.149 millones se utilizaron para pagar servicios de la deuda en moneda extranjera y 6072 millones de pasivos en moneda nacional, según las cifras oficiales», además de otros datos de interés. También es interesante esta nota.
  3. En este artículo se hace mención a la siguiente opinión de Matias Kulfas: «no es lo mismo endeudarse en dólares que en pesos. En moneda local, el riesgo de default es muy bajo. En la historia económica mundial contemporánea son muy pocos los países que en su historia defaultearon su deuda en moneda local. Uno fue el gobierno de Macri», afirmó el ministro en su cuenta de Twitter. «Algunos dicen que el endeudamiento en dólares era inevitable dado que el país no podía endeudarse en moneda local. Sin embargo, el crecimiento del stock de Lebacs durante 2017 es uno de varios elementos que contradicen este argumento», dijo y agregó: «No es lo mismo endeudarse con otros organismos del sector público que con el sector privado o el FMI. El endeudamiento «intrasector público» tiene mayor probabilidad de roll over y de lograr mejores condiciones de refinanciación». Al respecto se puede decir que: a) se olvidó decir que el gobierno de Menem con el plan Bonex defolteó la deuda en pesos, y b) lo que habla de las Lebac (deuda intra sector público) es incorrecto. El BCRA compraba reservas internacionales ofreciendo un rendimiento en las Lebac por encima de la devaluación esperada. Esto generaba que los  inversores internacionales compraban Lebac haciendo «carry trade«. Luego se quisieron ir todos de golpe y ahí se precipitó la crisis.
  4. Habría que preguntarse si esta «jugada política» lo beneficia o perjudica al Ministro Guzmán en su negociación con el FMI, y si el gobierno no debería presentar un plan macroeconómico sustentable en vez de esta pirotecnia verbal, entre otros elementos a considerar.

Ojalá que gobierno y oposición «sean mejores» y por lo tanto se pueda construir un futuro mejor para la Argentina.

 

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