Afganistán, o cuando lo cultural no puede ser cambiado por la vía militar

image_pdfimage_print

En esta reflexión hacíamos referencia a las limitaciones de la denominada «primavera árabe» para cambiar la realidad de los países donde allí se manifestó. Allí comentábamos una nota que afirmaba: «La revolución carecía de un liderazgo con una ideología coherente, cuadros disciplinados y una visión alternativa para el futuro. El vacío de liderazgo hizo imposible enfrentarse a las fuerzas organizadas, tanto internas como regionales, que estaban alarmadas por la promesa de democracia de la revolución”. Expresa las dificultades de un cambio significativo hacia un orden democrático.

Algo similar se puede decir de las limitaciones de las guerras o de la vía militar, luego de la Segunda Guerra Mundial (1), para cambiar realidades en la gran mayoría de los países. Como bien menciona este artículo, es el caso de Estados Unidos.

En línea con lo que venimos de comentar, podemos incluir el caso de Afganistán como «cementerio de imperios» con el avance de los talibanes tras la retirada de las tropas internacionales. A ello se refiere la excelente nota de Marcelo Cantelmi, relacionado con la presencia estadounidense.

En la misma se expresa, entre otras cosas, que «los talibán (2), literalmente estudiantes del Islam en lengua pastún, habían tomado el poder en Afganistán tras la salida, también desordenada y tan tumultuosa como trágica, de las tropas soviéticas después de 14 años de sangrienta ocupación», con ayuda norteamericana. Luego este país buscó cambiar esta situación apoyando un gobierno civil y combatiendo militarmente a los talibán. En el día de hoy (15/8/2021), se informa que el presidente abandonó el país y cayó Kabul, en manos de los talibanes. En los días anteriores, se acrecentó la emigración de afganos que ya sumaban 5.120.756 en el extranjero y que no formaban parte de la adhesión o de la cultura talibán.

Veremos cómo continúa la historia, pero Cantelmi señala -al final de su nota- que «el último miércoles de julio, el canciller chino, Wang Yi, se reunió con grandes sonrisas en la ciudad de Tianjin, en el norte de la República Popular, con el influyente mullah Abdul Ghani Baradar, que dirige el comité político del grupo insurgente.

Beijing, al revés que la desaparecida URSS o EE.UU., no combatirá a los talibán. Más bien celebra que el país pase a manos de estos insurgentes porque este desenlace le abre una extraordinaria oportunidad estratégica en la región. El Imperio del Centro quiere sumar a Afganistán al Corredor Económico China Pakistán (CPEC) que integra la nueva Ruta de la Seda, aprovechando el vacío de lo que definen como la derrota de EE.UU. en esta guerra.» En esa línea va este artículo.

Volviendo al primer párrafo de esta nota, Afganistán es un caso más donde más de cinco millones de personas, y con ayuda norteamericana (y de otros países) tanto económica como militar, no pudieron/supieron impedir las causas y la existencia de una cultura retrograda que finalmente prevaleció (3). Es un insumo más para pensar en las cuestiones que se fallan para ir hacia un mundo mejor.

(1) Allí se pudo cambiar la realidad de Alemania e Italia (luego afianzado con el surgimiento de la CEE y posteriormente de la Unión Europea), y con el rol del General Mac Arthur en Japón.

(2) Las implicancias del fundamentalismo talibán se expresan en «un despotismo llano y bestial. Las mujeres ya no podrían educarse, deberían permanecer aisladas en sus domicilios para cocinar y tener hijos. Se prohibiría el teatro, el cine, la radio y la televisión. También la música (“la flauta de Satanás”) y el deporte, es decir todo lo que alejara a la gente del islam y la mezquita. Fumar o beber alcohol se pagaría con la cárcel. Los ladrones verían amputadas sus manos, las adulteras apedreadas, los homosexuales arrojados al vacío…»

(3) En ese sentido va esta nota. También es posible que, inicialmente, los talibanes se «flexibilicen» como indica este artículo. En este último se afirma, entre otras cuestiones, que mujeres podrían formar parte del gobierno y que, en lo relativo a la educación de ellas «podrán recibir una educación, desde la primaria a la universidad. Hemos anunciado esta política durante conferencias internacionales, en la conferencia de Moscú y aquí en la conferencia de Doha [sobre Afganistán]”, explicó el vocero. Además, afirmó que “miles” de escuelas en las zonas controladas por los talibanes siguen abiertas. Veremos si esto se confirma o no. Respecto del sustrato cultural es interesante una película dirigida por una mujer de sólo 18 años, denominada «Budda colapsed out of shame». Está en youtube en su versión en inglés y también en español en este link.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *