La frase de Tolstoi de la entrada nos hace reflexionar de que el mundo, el sistema, el contexto… no cambiará si no cambiamos nosotros (1) Esto, a su vez, podrá estimular a que otros cambien al verificar que el cambio será «para bien».
Para el cristianismo esto implica nacer de nuevo, tal como como lo expresa Jesús en el texto del Evangelio de Juan 3, 2-3.
Sabemos que no es fácil, pero es imprescindible (en particular para quienes lideran grupos, organizaciones y países) (2) si queremos ir hacia un mundo mejor.
(1) También lo hemos abordado en esta nota.
(2) Esto significa transformar el sentido y la práctica del poder.