En esta nota se expresa que «el 11 de febrero se cumple el décimo aniversario del hito que terminó de dar forma a la Primavera Árabe, que había comenzado con la caída de Ben Ali en Túnez. Un proceso que empezó con esperanzas de democratización y terminó con una profunda frustración».
Lamentablemente es lo que ha pasado con muchas revoluciones. En la nota que mencionamos se recoge esta interesante explicación: «La revolución carecía de un liderazgo con una ideología coherente, cuadros disciplinados y una visión alternativa para el futuro. El vacío de liderazgo hizo imposible enfrentarse a las fuerzas organizadas, tanto internas como regionales, que estaban alarmadas por la promesa de democracia de la revolución”, explicó Raymond William Baker, profesor de Política Internacional y director del Programa de Medio Oriente del Trinity College de Connecticut». Toda persona y grupo que quiera encarar un proceso de cambio, a nivel macro, debería tener en cuenta estos elementos para no generar más dolor y frustración, y a partir de este aprendizaje poder construir un camino sólido hacia un mundo mejor.
Para lo anterior son muy importante partidos políticos sólidos y democráticos, escuelas de formación política en las distintas políticas públicas, universidades y escuelas de postgrado, ongs orientadas a propuestas sectoriales y globales, grupos de estudio y de debate, redes sociales focalizadas en estos aspectos (y no sólo en difundir realidades o denuncias), entre los varios aspectos a considerar.