En esta nota, de Jorge Ossona, se describe la muy dura historia de José para salir del infierno de la degradación social, donde ha fallado la política (y en particular su dirigencia), lo institucional con normas inexistentes o no adecuadas, y organizaciones degradadas que propiciaron un contexto socioeconómico donde la falta de oportunidades, la pobreza, las drogas y el delito se fueron expandiendo con graves consecuencias personales y sociales.
Sin embargo hay un final feliz vinculado a los que se expresa como «los nuevos voluntariados de supervivencia». Para que ello haya sido posible en esta historia «particular», jugaron un rol decisivo -de acuerdo al relato- el valor de la mujer («la bruja»), el nacimiento de su hija (un potente signo de «esperanza» vinculada a una nueva vida), Vilma (en la «práctica su mamá»), y en la valoración que hace de Jesús y el Gauchito Gil (arquetipos trascendentes y milagrosos). Sobre estos dos últimos arquetipos los contrapone con que no cree en nadie más, ni en los evangelios (se supone que se refiere a pastores, instituciones y prédicas no eficaces, o a un largo texto que no le ha podido llegar personalmente), ni en las organizaciones sociales ni en la política.
Lo recientemente señalado genera un desafío importante para las iglesias, la dirigencia socioeconómica y política (1) para que su labor sea realmente eficaz en la transformación de tan duros contextos. Ello sin duda colaborará en que surjan muchos nuevos José que emerjan de esos infiernos y vivan en un mundo mejor.
(1) Todo esto sin generalizar frente a quienes lo vienen haciendo muy honestamente, con enorme entrega y efectividad.