Una de las manifestaciones de la envidia: el síndrome de la amapola alta

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Cuando vemos que alguien se destaca podemos tener distintas reacciones: alegrarnos por esa persona, ver qué podemos aprender o emularla… pero también envidiarla y guardarle rencor (1). Esto último tiene distintas denominaciones: el síndrome de la alta exposición o de la amapola alta, con similitudes con la «ley de Jante«, «Mary Sue«, mentalidad de cangrejo, «schadenfreude«, perro del ortelano y similares.

Es una pasión negativa que debemos evitar, si queremos ir hacia un mundo mejor.

(1) Una de las manifestaciones más extremas de la rivalidad y la envidia, la encontramos al comienzo de la Biblia en el relato sobre Caín y Abel. En el Evangelio se la puede interpretar en el Evangelio de Mateo 19, 30 hasta 20-16 al que hace referencia esta interesante reflexión (que también se la puede enfocar desde el lado de la generosidad de Dios).

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