Un mundo desbocado…

image_pdfimage_print

El título de esta nota hace referencia a un libro escrito por Anthony Giddens en 1990 y a la que hace referencia este interesante artículo de Eduardo Fidanza, en el diario Perfil, que nos permitimos transcribir en parte. Comienza apelando al  sociólogo Charles Wright Mills y a lo que llamó “imaginación sociológica”, «capaz de vincular las circunstancias biográficas con las transformaciones sociales y económicas, que suceden sin que la gente las perciba en su profundidad y consecuencias. Esa historia acelerada es ahora la historia mundial, que la incipiente globalización empezaba a mostrar hace setenta años.

Procurando emplear la imaginación de Mills, analizaremos ciertos cambios actuales de resultados impredecibles. Interpretamos que el factor que los impulsa es la acentuación impresionante de lo que el sociólogo Anthony Giddens llamó en 1990 “un mundo desbocado”, utilizando la metáfora del Juggernaut, la fuerza que nada puede detener. Según Giddens, ese mundo es muy diferente al vaticinado por la Ilustración. La pregunta del sociólogo es por qué la razón ilustrada no produjo una civilización controlable y predecible. Dependemos de frágiles equilibrios y de fronteras que se franquean sin prejuicios a una velocidad alucinanteExpondremos dos casos sintomáticos extraídos de la crónica periodística. El primero, que ya es un tópico, alude a la IA; el segundo, a métodos cada vez más poderosos de manipulación que están lesionando la concepción liberal de la política. Existe un hilo conductor entre los dos casos: la capacidad del capital financiero y de las grandes corporaciones tecnológicas para reproducir e incrementar sus ganancias con desprecio por la democracia, a la que no tienen inconveniente en dañar en sus fundamentos. Estos no son signos abstractos; aunque no los percibamos, afectan nuestras vidas, como enseñaba Wright Mills.

En un suceso que recuerda la saga de los físicos arrepentidos por la bomba atómica, uno de los recientes premios Nobel de esa disciplina, Geoffrey Hinton, volvió a advertir, desde su nuevo estatus, que la IA, que con sus investigaciones contribuyó decisivamente a desarrollar, podría salirse de control porque no existe experiencia de dispositivos más inteligentes que los seres humanos. Si bien reconoce que traerá progresos notables en la atención médica, conjetura que existe alta probabilidad de que en poco tiempo intente tomar el control de nuestras vidas. Lo angustia que ya no pueda distinguirse la verdad ante infinitas imágenes, voces y textos trastocados por la tecnología.

Pero hay más: a Hinton lo aflige también la combinación entre chatbots más inteligentes que los humanos y los malos actores. “Esto permitirá a los líderes autoritarios manipular a sus electores”, le dijo a la BBC enseguida de recibir el premio. Afirmó que, si bien Google, la empresa en la que trabajaba, fue inicialmente sensata, ahora se desató una guerra con Microsoft que podría ser imparable. Explica que las empresas permiten a los sistemas de IA no solo generar su propio código sino ejecutarlo por su cuenta, lo que es perturbador porque los procesadores, al cabo de infinitos análisis de datos, muestran comportamientos impredecibles. Pareciera temer que las computadoras asumieran el control, una pesadilla que anticipó Stanley Kubrick hace más de cincuenta años.»  Luego el artículo continúa haciendo otras referencias a casos de EEUU y a asociarlo (en un aspecto) a la situación de la Argentina.

En este blog hemos sostenido que «lo desbocado» (en sus acepciones de desmadrado, enloquecido… y similares), está íntimamente relacionado al delirio y a la pulsión nefasta de «ir por Todo«. Sin duda ello nos conduce a un mundo peor.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *