Hay disciplinas, como la psicología social y la sociología de las organizaciones, que entre sus temáticas están el tratamiento de los distintos estilos o tipos de liderazgo en un grupo, que pueden ampliarse a espacios mayores como instituciones y países. Es así que se describen y analizan en ellas el liderazgo autocrático, el liderazgo paternalista, el liderazgo que deja hacer o «laissez-faire», el liderazgo democrático, el liderazgo transaccional, el liderazgo transformacional…, entre los principales. Predominará o será más viable uno u otro, según la historia del grupo (institución o nación) y la dinámica del contexto en el que el mismo está.
Quisiéramos hacer una modesta reflexión -hecha con todo respeto y buena intención- sobre algunos rasgos de cómo esto se ha dado, en los orígenes y recientemente, en una institución como la Iglesia Católica. Sabemos que en los orígenes antes de la muerte y resurrección de Jesucristo, El eligió a Simón Pedro (luego San Pedro) en un lugar preeminente entre sus seguidores. Según esta fuente «la Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18-19). Otras Iglesias católicas apostólicas, como la ortodoxa, no lo consideran de esta manera, por entender que Jesús no edificaría su Iglesia sobre un hombre (Pedro) sino sobre la confesión de fe que Pedro hizo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mateo 16:16). Para los ortodoxos, la Iglesia se edifica sobre Cristo, Hijo de Dios, y Pedro no constituye la cabeza de la Iglesia, sino un apóstol que pudo ver en ese momento por gracia del Espíritu Santo lo que Jesús sería según la fe cristiana. La Iglesia ortodoxa de Antioquía lo considera el primero de sus obispos en la sucesión apostólica».
Posteriormente a la muerte y resurrección de Jesucristo emergió como Apóstol Pablo de Tarso (luego denominado San Pablo). Según la fuente mencionada era hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín. El libro de los Hechos de los Apóstoles señala además otros tres puntos respecto de Pablo: (1) que fue educado en Jerusalén; (2) que fue instruido a los pies del famoso rabino Gamaliel, y (3) que era fariseo. Fue perseguidor de cristianos hasta su conversión al cristianismo. Dada su gran formación y su conocimiento de la cultura helénica —hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo— le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura, por lo que su mensaje cosechó un pronto éxito en territorio griego. Fue denominado Apóstol de los Gentiles y su rol fue fundamental en la expansión de la fe cristiana (a nivel de divulgación es interesante este video y este sobre los primeros tiempos de Pedro y Pablo).
El suplemento Valores Religiosos del diario Clarín publica una nota de Ariel Alvarez Valdés, licenciado en Teología Bíblica (Jerusalén) y doctor en Teología Bíblica (Salamanca) sobre «¿por qué se pelearon San Pedro y San Pablo?». Comienza diciendo que «una de las disputas más duras que se registra en la Biblia es la que sostuvieron Pedro y Pablo en la ciudad de Antioquía, a fines del año 48, cuando ambos se encontraron allí por cuestiones misioneras. La discusión fue tan grave que, siglos más tarde, y para disimular el escándalo, san Jerónimo explicó que fue una pelea simulada. Pero san Agustín le hizo notar que se había tratado de una verdadera pelea. ¿Cuál fue el motivo? San Pablo lo cuenta en su carta a los gálatas (Gal 2). Todo comenzó en Antioquía de Siria (480 kilómetros al norte de Jerusalén), donde en la década del 30 se había formado una comunidad cristiana extraña y original, pues se habían incorporado en ella por primera vez numerosos paganos. Era una iglesia diferente y revolucionaria: la primera comunidad mixta de la historia (Hch 11,20-21). Allí trabajaban como dirigentes Pablo y Bernabé (Hch 11,22-26). En cierto momento, surgió allí la cuestión de si era obligatorio para los nuevos cristianos cumplir también con las leyes de Moisés. ¿Debían los cristianos de la comunidad hacerse también judíos para formar parte de la Iglesia?». Pablo, Bernabé y Tito fueron a Jerusalén a debatir, con Pedro y esa comunidad, esta situación, y si bien fue aceptada la posición de Pablo, luego en una visita de Pedro a Antioquía llegaron unos cristianos de la comunidad de Jerusalén y se revirtió esta situación. Pedro «temiendo provocar un escándalo frente a los recién llegados, decidió dar marcha atrás, y asumir de nuevo una actitud más estricta, apartándose de los cristianos-paganos y juntándose sólo con los cristianos-judíos, rompiendo así la unidad de la iglesia (Gal 2,12).» A la larga triunfó la posición de Pablo, pero es una enseñanza muy interesante sobre distintos tipos de liderazgo respecto de cómo abordar el futuro.
Recientemente en la Iglesia católica, el Papa Benedicto XVI (un teólogo muy destacado), intentó reafirmar una tradición (que incluyó la restauración del latín para determinadas misas) e introducir cambios en esa dirección, pero se encontró con situaciones de mucha gravedad al interior de la curia romana que no podía manejar y se vió obligado a dimitir. Allí fue elegido el Cardenal Jorge Mario Bergoglio que adoptó el nombre de Papa Francisco, dándole un gran significado a ese nombre vinculado a San Francisco de Asís, y por lo tanto de una Iglesia más pobre y vinculada a los pobres. Encaró cambios en la Curia Romana (relacionados con escándalos de corrupción), así como en líderes religiosos acusados de pedofilia, impulsó un Sínodo de la Familia del cual extrajo lineamientos para una postura más compasiva hacia las parejas divorciadas (posición muy resistida por los sectores más conservadores) y viene nombrando Cardenales con una línea más pastoral. Tiene una posición internacional muy destacada respecto de los migrantes, crítica respecto del funcionamiento de la economía actual y del cambio climático, muy fundamentada en la Encíclica Laudato Si. Más allá de las controversias que generan algunas de sus intervenciones en el caso argentino, quisiéramos detenernos sobre un aspecto en el que consideramos no se ha avanzado en una línea paulina y compasiva frente a las mujeres que abortan (en la práctica e implícitamente se defiende que vayan a la cárcel).
Para ilustrar lo que venimos de expresar nos hemos ya referido en una nota sobre esta temática, y en particular ahora deseamos hacerlo mencionando una experiencia concreta de católicos/as en San José, California, nucleados en la «Guadalupe Hope Society«. Acompañan a mujeres embarazadas (en general en situación de vulnerabilidad socioeconómica) a que puedan tener a sus hijos. En el caso de que estén discerniendo sobre la posibilidad de abortar las orientan y facilitan la posibilidad de dar en adopción (y no abortar). Y si algunas abortaron las acompañan espiritual y psicológicamente en dicho trauma. Entendemos humildemente que este es el camino que cómo cristianos debemos adoptar de manera positiva y compasiva, y no apelar –en la práctica– a la ley del César para que sea punible penalmente. Ojalá que el Papa Francisco y la jerarquía católica puedan incorporar la visión y enfoque de Pablo sobre la diversidad cultural y los signos de los tiempos, en aspectos como el que se viene de mencionar. Dada la importancia que tiene esta institución, y cualquiera sean nuestras creencias (en nuestro caso católica), entendemos que ello nos puede ayudar a construir un mundo mejor.
PD: El 18 de julio de 2018 apareció esta noticia vinculada a que los curas villeros de la región metropolitana de Buenos Aires abrirán centros de contención para prevenir abortos en barrios pobres, lo que va en línea con lo planteado en esta nota. Así mismo las Iglesias evangélicas nucleadas en ACIERA implementaron la Red Nacional de Acompañamiento a la Mujer con embarazo vulnerable. Por su parte el 29/12/2020 el Senado aprobó la despenalización del aborto.
2 thoughts on “El liderazgo más adecuado”
Muy interesante. Para mi una perspectiva desconocida queme hace pensar. También muy interesante la experiencia de los católicos de California
Muchas gracias Agustin por tu comentario.
Un abrazo. Ricardo