Mientras tanto, en otro lugar de la galaxia… la basura espacial y la falta de regulación

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En la imagen de la entrada podemos observar la enorme cantidad de objetos que circundan la tierra, donde además de los satélites útiles y en funcionamiento, la mayor parte es «basura espacial».

Así como los seres humanos tenemos grandes dificultades para minimizar y reciclar los residuos en nuestro planeta (pensando que la Tierra «todo lo soporta») también hacemos lo mismo con el espacio exterior pensando que «es infinito». En esta nota del diario La Nación se nos alerta sobre los graves riesgos que ello implica, y donde se expresa que «antes de 2025, el mundo presenciará -es una forma de decir- «una colisión mayor en el espacio«, que podría tener imprevisibles consecuencias. Los científicos que asistieron en enero a un coloquio de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) intuyen que la congestión que presentan las tres órbitas principales nos llevará pronto a un punto de inflexión tan importante como las amenazas que enfrenta la Tierra debido a la crisis climática y la reducción de la diversidad».

La nota (que se invita a leer completa) también dice que «el Comando Estratégico de EE.UU. censó el año pasado 34.000 trozos de metal mayores de 10 cm que pueden destruir un satélite, 900.000 de más de 1 cm y 130.000 objetos de más de 1 mm. En total, esas 8000 toneladas de basura espacial no representan una masa enorme, pues equivalen al peso de la Torre Eiffel. Pero, a la velocidad de 7 km/segundo, el menor de esos residuos, de 0,01 mm -más pequeño que una cabeza de alfiler-, puede perforar la combinación protectora de un astronauta. «Desde la Tierra, se puede modificar la trayectoria de un satélite o de la Estación Espacial, pero es imposible controlar esos desperdicios», explica Pierre Omaly, experto del Centro Francés de Estudios Espaciales (CNES)» y que el panorama se agravará con el incremento exponencial de satélites que comenzó a partir de 2010… Continúa con «sin decirlo abiertamente, Densing y sus colegas de Asia y Estados Unidos no descartan en absoluto la espeluznante hipótesis conocida como síndrome de Kessler, que alude al escenario popularizado por el film Gravity: una colisión entre dos satélites disemina una infinidad de fragmentos, que destruyen otras naves y, a su vez, provocan una reacción en cadena que termina por inutilizar la órbita baja y pone término definitivo a la era espacial».

Finaliza con la siguiente frase: «Los riesgos actuales no son totalmente irreversibles. Pero la historia de la humanidad muestra que la rivalidad internacional bien podría empujar al mundo muy lejos del «santuario de paz» que buscaban promover los pioneros de la conquista espacial». Podríamos agregar que la falta de racionalidad y empatía «concreta» que tenemos, así como de regulaciones sobre el espacio exterior donde intervenimos los humanos, nos puede llevar a un mundo muchísimo peor. Esperemos que se reaccione a tiempo y ello no suceda.

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