Hace unos días publicamos una nota donde hacíamos referencia a una reflexión de José Nun respecto a que en Argentina nunca hubo una democracia «plena» (o sin «malezas»). En este artículo nos referimos a un célebre libro de Cómo mueren las democracias, de Daniel Ziblatt y Steven Levitsky, donde analizan los procesos que hacen extinguir las democracias (ver imagen de la entrada).
Allí juegan -entre otros elementos- el malestar o descontento social, una situación económica desfavorable, crítica o seriamente insatisfactoria, la falta de diálogo y acuerdo entre los principales partidos políticos, el no respeto por las reglas…. que hacen que se deteriore o perezca el ethos democrático y termine predominando el autoritarismo. Para evitarlo hay que trabajar sobre las causas económico-sociales que deterioran al sistema democrático, preservar y mejorar una justicia republicana con jueces probos, promover una activa participación ciudadana y a mejores dirigentes (en todos los campos, y en particular en la política), alertar sobre los falsos «mesías» y luchar por una cultura del diálogo. Sólo así evitaremos ir hacia un mundo peor.