Hace un tiempo escribimos esta nota diciendo que el plan económico del gobierno argentino es «vamos viendo». En estos últimos días, frente al pedido del Departamento del Tesoro de EUU a Martín Guzmán de que haya un plan económico «sólido», hubo dos opiniones de que el plan económico existe.
La primera es opinión es la de Cecilia Todesca Bocco, Vicejefa de Gabinete, quien afirmó en declaraciones radiales que “cuando dicen que no hay un plan económico, es porque no es el plan que ellos quieren”, en referencia a los dirigentes de la oposición. Agregó que «nuestro plan económico siempre fue el mismo, siempre dijimos que es la producción, el estímulo a las exportaciones, la sustitución de importaciones allí donde el país tiene capacidades productivas, es el empleo con derechos… Este es un año de crecimiento y ellos instalan que no tenemos plan. No es que no tenemos plan, es que no les gusta y eso es otra cosa.»
La otra opinión es la de Carlos Melconian, quien en esta nota expresa que hay un plan económico, que está subordinado a un proyecto político -liderado por la Vicepresidenta- no sólo de corto plazo (ganar las próximas elecciones) sino también de largo plazo. Fundamenta por qué no es sólido ni consistente con un crecimiento sustentable (como plantea el actual Ministro de Economía) y que se asienta en «dos pilares. Pilar uno, económico, pero con trasfondo político: “asegurar” alimentos, energía y transporte baratos para todos, la “mesa de los argentinos”. Pilar dos, de raíz macroeconómica: que no falten dólares en la economía para no tener que devaluar. Además, deben sobrar pesos para mantener caliente el consumo y reactivar».
Luego agrega que la viabilidad del mismo depende de que el alto valor de la soja se mantenga y para su cumplimiento «vale todo. El fin justifica los medios. Para “defender” la mesa alimenticia vale: controlar precios, aplicar Ley de Abastecimiento y Ley de Góndolas, fijar retenciones a la exportación para “desacoplar” precios internos de internacionales, exportar sólo saldos de alimentos y energía, atrasar el tipo de cambio. Para la mesa “energética”: congelamiento de tarifas subiendo subsidios aumentando el déficit. Para que no falten dólares: súper – cepo a la demanda de personas y empresas, SIMI para importar y patear lo más lejos posible los pagos de deuda externa por todo concepto (Tesoro, provincias y forzar a privados a reestructurar). Para que sobren pesos: cebar la demanda con gasto público, emisión monetaria y tasas de interés reales bien negativas. El súper – cepo es el cerrojo para que los pesos sobrantes no compren dólares oficiales. Obvio es un plan con brecha cambiaria (que hay que contener).» Luego hace otras consideraciones y finaliza diciendo que pasar a que esto sea «sólido» es casi un milagro.
Un debate serio sobre esta temática es fundamental, porque está en juego la posibilidad de alcanzar o no un desarrollo inclusivo que revierta la tendencia declinante y con -cada vez- mayor pobreza.
PD: Actualizaciones de esta reflexión se pueden visualizar en esta nota o en esta.