Milei: Cosmovisión, arquetipos, políticas concretas y pragmatismo

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Caracterizar a las personas no es nada fácil, ni con uno mismo ni con los demás. De todos modos, cuando se trata de una figura pública tan importante como es el caso del presidente de la Nación, es relevante dadas las implicancias de sus acciones.

Javier Milei se ha definido a él mismo como un anarco capitalista y sus arquetipos en ese sentido han sido Friederich Hayek, Murray N. Rothbard, y Alberto Benegas Lynch, entre los principales. En su reciente discurso en Davos los reinvindicó y dió una clase a los dirigentes empresarios y políticos allí reunidos. Del mismo se han dicho cuestiones muy diferentes, desde los libertarios y algunas figuras como Elon Musk que lo elogiaron, pasando por quienes lo consideraron un stand up delirante, hasta quienes consideraron que fue una oportunidad desperdiciada para lograr acuerdos con quienes estaban allí.

Muchos medios internacionales señalaron que había mucha expectativa por su discurso, pero al final del mismo hubo tibios aplausos. Entre las voces más críticas estuvieron -entre otros- las de Borensztein, Morales Solá, Fernández Díaz, Zanatta, Eduardo Fidanza y la de Mario Riorda. Este último expresó lo siguiente:

«IDEAS y 3 CONSECUENCIAS del discurso del presidente Milei en Davos.

1️. Superioridad moral.  Su definición de la política económica es desde una sentencia: lo “Justo y moralmente superior”. Literal.

2️. Argumentación falaz y pre científica. “La evidencia empírica es incuestionable”. Literal. En su visión, el mundo tiene un “marco teórico equivocado”.  Desde (su “dato”) 1800, todo el mundo occidental se equivocó menos él y sus “teóricos” libertarios. Se equivocaron todas las ideologías políticas, todos los medios, todas las universidades, toda la multilateralidad internacional.

3️. Primitivismo y negacionismo. Negación de la política. Negación del estado. Negación del cambio climático. Negación del feminismo. Son “supuestos conflictos sociales nocivos”. Literal.

4️. Nunca fue tan enfático en defender al gran empresariado: “Empresario como benefactor social”. Literal. Gran empresario como “héroe”. Mantuvo una postura explícita en defensa de los monopolios. Definió al estado como un actor coaccionador por su rol distributivo (distorsionador según él).

CONSECUENCIAS:

A) No hay modo de debatir desde la superioridad moral (la no argumentación). Todo es imposición.

B) Se acaba, en su idea, cualquier decisión solidaria y pública. El estado al servicio de la competencia humana.

C) Negar la ciencia, negar la diversidad, negar instancias de organización de lo público, es un estado irracional de falta de acuerdos de convivencia.

RESUMEN: literal un delirio típico de darwinistas económicos de la escuela austriaca, una secta de sociópatas. Un speech de pichón de dictador oscurantista que pretende volver a un estadio previo a la existencia del Estado, lejos de todo contrato social. Es peligroso en serio”.

En cuanto a su arquetipo político y normativo en lo nacional, es Juan Bautista Alberdi, de quien no cabe duda su liberalismo político, pero sí su condición de demócrata. Dos opiniones de historiadores al respecto. La primera de Botana que señala la discrepancia de Alberdi con Sarmiento sobre la educación generalizada que este propone puede sintetizarse (quizá groseramente) que «si los educamos en algún momento van a pedir gobernar…» La segunda de José María Rosa, que dice que Alberdi en 1871, clamaba desesperado por la tergiversación de su “gobernar es poblar: poblar es un arte, una ciencia, pero poblar es apestar, corromper, embrutecer, cuando se puebla como se está haciendo con las emigraciones de la Europa atrasada e ignorante».(1)

Finalmente en cuanto a sus políticas no ha dejado de insistir en la dolarización de la economía argentina, pero en lo concreto y práctico ha tenido grandes contradicciones y contramarchas. Dos ejemplos: 1. Los impuestos son un robo y su voto en la Cámara de Diputados para eliminar el impuesto a las ganancias, y como presidente restituir dicho impuesto y subir otros (como las retenciones), y 2. «No voy a tener relaciones con gobiernos comunistas como China», a mandarle una carta a Xi Jinping para que no anule el swap que teníamos con ese país (que -hasta ahora- no ha sido renovado). Por lo tanto mucha incoherencia, subordinada a necesidades de gobernabilidad.

También las necesidades de gobernabilidad ha hecho que el presidente pasara de no aceptar ningún cambio en la denominada ley ómnibus a aceptar más de 100 cambios. La ley se aprobó en general, pero no en particular por lo cual volvió a Comisión (a fojas cero) y el gobierno dijo que va a retirar el proyecto. Veremos cómo sigue.

(1) Agradezco los aportes de E. Bianchi e I. Lotersztain.

 

 

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