Este link de la FAO nos plantea que «la plantas nos proporcionan alimentos, medicinas, madera, combustible y fibras. Además, brindan cobijo a multitud de otros seres vivos, producen el oxígeno que respiramos, mantienen el suelo, regulan la humedad y contribuyen a la estabilidad del clima. Las plantas verdes pueblan toda la Tierra. Son los únicos seres vivos capaces de captar la energía del sol para fabricar materia orgánica y liberar oxígeno. Por esta razón, son indispensables para la vida de otros organismos.
Existe una inmensa variedad de plantas, algunas muy simples, otras muy evolucionadas. Forman parte de todos los ecosistemas y se han adaptado a diversos climas y condiciones del suelo. Algunas pueden vivir en sitios muy secos, otras necesitan agua abundante. La mitad de los alimentos que consume la humanidad procede de sólo tres especies de plantas: el trigo, el arroz y el maíz. Más del 40% de las medicinas derivan de las plantas. Algunas se utilizan directamente, como las hierbas tradicionales. Otras se originan en el mundo vegetal, pero sufren complicados procesos de transformación».
De lo anterior surge lo vital que son las plantas para el ecosistema (y «su inteligencia«) en el que nos desenvolvemos y de allí el peligro de la deforestación. Según el link que venimos de colocar «talar árboles sin una eficiente reforestación resulta en un serio daño al hábitat, en pérdida de biodiversidad y en aridez. Tiene un impacto adverso en la fijación de dióxido de carbono (CO2). Las regiones deforestadas tienden a una erosión del suelo y frecuentemente se degradan a tierras no productivas»,
En esta nota del World Economic Forum sobre «cómo reforestar el mundo expresa que «si seguimos perdiendo cubierta forestal, será imposible cumplir el objetivo del acuerdo climático de París de limitar el calentamiento global a menos de dos grados Celsius (por encima de los niveles preindustriales) antes de 2050. Y lo cierto es que para cumplir el objetivo, necesitamos recuperar una cantidad importante de la cubierta ya perdida. Hay dos formas de reforestar. La primera es abandonar a la naturaleza tierras que hoy se usan para la agricultura y esperar que aquella las reconvierta en bosque. Esto no costaría mucho, pero llevaría décadas. La segunda opción es más proactiva: plantar árboles nuevos en abundancia.
Como parte de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, firmada en 2014, numerosos gobiernos se comprometieron a restaurar cientos de millones de hectáreas de bosque. Pero la mayoría enfrenta restricciones presupuestarias que dificultan financiar las medidas correspondientes, de modo que también se necesitará la participación del sector privado. Cuando los bosques tienen valor económico, es más probable que sean cultivados antes que destruidos. De hecho, hace milenios que la humanidad cultiva árboles por lucro; hoy, los bosques productivos cubren un área de más de mil millones de hectáreas, es decir alrededor de la cuarta parte de la superficie boscosa del mundo. Esos bosques producen leña (destino de cerca de la mitad de los árboles cortados) y materiales usados en la confección de ropas, aceites para jabones y lubricantes, frutas y otros alimentos, como el cacao. La demanda de estos productos está en aumento, aunque no tanto como para compensar la menor demanda de papel de diario resultante de la informatización.
Este video nos muestra formas inspiradoras de países que están forestando, y también se pueden ver videos de forestación en el desierto, así como de forestación con agua residual reciclada urbana y que sea sustentable, y de iniciativas de países de Africa vinculados con el desierto del Sahara. También se plantea la forestación vinculada con la seguridad alimentaria en este video o la importancia de la forestación urbana. Es muy interesante e innovadora la iniciativa del gobierno de Tailandia (1) sobre «bombardear con semillas» zonas de su territorio que se puede visualizar en este video, así como el planteo de Nueva Zelandia de plantar 100 millones de árboles por año, lo realizado en Etiopía o iniciado en Chile. En cuanto a explotación innovativa y sostenible de bosques es interesante esta experiencia de Suecia. Algo más evolucionado en Alemania es esto.
La forestación también sirve para evitar deslaves con bioingenieria, y cuando se realice -en general- debe prever la existencia de cortafuegos. Los distintos países tienen normas para impulsar la forestación y/o penalizar la deforestación: en el caso de Argentina podemos mencionar, la ley de inversiones para bosques cultivados, la ley de protección de los bosques nativos, entre las principales, y hay jurisdicciones como la Provincia de Córdoba que tienen normas como esta.
Las normas e instrumentos de políticas públicas en esta dirección, sin duda, nos conducen a un mundo mejor.
(1) según esta fuente el método de bombardear con semillas se originó en Japón en los años 70 y se aplica a muchos otros países como Brasil o Kenya.