¿Qué implicancias tiene el enfoque de hegemonía de las grandes potencias?

En este blog hemos intentado plantear las graves implicancias que tienen los enfoques hegemónicos en notas como esta o en esta, así como los significados que tiene el concepto de poder.

Sobre esta temática, aplicada a la realidad internacional contemporánea, nos permitimos reproducir partes de este interesante artículo de Marcelo Cantelmi, donde expresa:  «En el otoño de 1940, el canciller japonés, Yosuke Matsuoka, expuso a sus colegas del gobierno un grave predicamento. El país, les dijo, podría crecer si buscaba una vía de cooperación con EE.UU. y el Reino Unido, pero los términos los impondrían esas potencias. Sería “un pequeño Japón”, reaccionó con disgusto el ministro de Guerra y futuro premier, el general Hideki Tojo.

Esa derivación era tan intolerable para los líderes japoneses de la época que prefirieron ir a una guerra aun sospechando muchos de ellos que la perderían.

Esta extraordinaria anécdota la recuerda el politólogo conservador norteamericano Robert Kagan, un duro crítico de Donald Trump, en un texto en el cual intenta indagar los senderos por los cuales Vladimir Putin decidió la brutal ofensiva actual sobre Ucrania cuyos resultados hasta ahora son muy controvertidos.

A Japón por cierto le hubiera convenido pactar con Occidente como la historia demostró después de la guerra y de la derrota, periodo en el cual el país logró un admirable crecimiento y poder político….

La invocación insistente del líder del Kremlin sobre el riesgo de una Tercera Guerra Mundial, expone el complejo de esas carencias al proyectar el espejismo de una Rusia ciclópeacomo contraparte de un todo occidental, al estilo del choque Este-Oeste que marcó la Guerra Fría hasta la derrota de Moscú.

Putin entiende que la conquista de Ucrania es esencial para esa restauración. Pero los límites de ese proyecto se los fija de modo implacable la realidad. No solo en el campo militar. Kagan señala con criterio que el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941, por ejemplo, silenció el anti intervencionismo que permeaba a la sociedad norteamericana.

Del mismo modo, agregamos nosotros, la invasión a Ucrania, al menos por el momento, apagó el debate que el populismo trumpista había casi confirmado sobre la decadencia del liderazgo norteamericano. También, sobre la eficacia de dispositivos como la OTAN a cuya puerta acuden ahora gobiernos como los de Finlandia o Suecia presionados por us electorados.

Así como esos movimientos geopolíticos eran inimaginables hace apenas unas semanas, esta batalla del Kremlin con la realidad causa efectos que no estaban en las previsiones. La distorsión de una guerra que se extiende mucho más allá de lo calculado, genera necesariamente su propia dinámica.

Putin apunta a una estrategia de cuanto peor mejor, en el supuesto de que al agravar la crisis económica que venia desde la pandemia, las manos de los países occidentales quedarán atadas. Acaba de revolear nuevamente esa idea en un discurso engolado en televisión.

Habrá protestas sociales que obligarán a retroceder a los gobiernos, apuesta y no se equivoca. Ese desastre son los misiles virtuales que el Kremlin lanza hacia sus adversarios globales con un evidente efecto dañino en todo el mundo…»

Luego el artículo habla del impacto en la economía mundial. Entre otros menciona el grave caso de Sri Lanka y sigue diciendo: «en la deuda de este país del Índico, hay más de diez mil millones de dólares de créditos chinos, lo que lo convierte en el tercer receptor de fondos del enorme emprendimiento de la Nueva Ruta de la Seda o BRI, el programa insignia de Xi Jinping.

Estas complicaciones se han extendido a otros fronteras también de alto nivel estratégico para el Imperio del Centro. Paquistán, donde Beijing ha involucrado negocios por unos 50 mil millones de dólares, se retuerce en una crisis similar por la disparada de la inflación que expulsó del poder al premier Imran Khan, un fiel aliado populista de la República Popular y de Moscú.

El destino de ese país enfrentado por la región de Cachemiracon la India, adversario permanente de China, es ahora un enigma.

Es posible suponer que Xi Jinping mire con ojos cada vez más preocupados los pataleos militares de su pequeño socio ruso que, como muchos analistas sospechan, olvidó avisar a su aliado las ideas espartanas que tenía en mente. Pero al cual, aún pese a ese desdén, no puede abandonar para no beneficiar con el gesto a EE.UU. “Reflexionar con calma” recomendaba Confucio».

Son elementos muy relevantes a discernir, sino queremos terminar en un final apocalíptico.