¿Se podrá articular sustentabilidad económica, justicia social y república?

La imagen de la entrada muestra, a julio de 2019, las tres principales fórmulas presidenciales de Argentina, con más intención de voto (según las principales encuestas). Ellas forman parte de un espectro o gama de opciones, que van desde posiciones de izquierda muy pronunciadas hasta posiciones de derecha también significativas. Ello se traduce, principalmente, en el grado y tipo de intervención del estado en la economía (desde tender «al todo» a tender «a nada o poco y nada»).

Las posiciones de cada una de estas tres fórmulas son conocidas: mientras Lavagna-Urtubey se plantean estar fuera de la grieta o la polarización en sus propuestas, la fórmula Alberto Fernandez-Cristina Fernandez de Kirchner se centran en la crítica al fracaso de la política económica implementada por el gobierno de Cambiemos, en especial el ajuste resultante expresado en caída del empleo, del consumo y nuevo crecimiento de la pobreza (ver link con plataforma de gobierno), y la de Macri-Pichetto se focaliza en los valores republicanos, las obras realizadas y el sentar las bases futuras de la sostenibilidad económica del país (ver link con plataforma para las Paso).

Las fórmulas con más intención de voto, según las principales encuestadoras, han tendido a converger hacia el centro, entendiendo por «centro» posiciones más moderadas que son demandadas por gran parte de los votantes, como expresa este link. De todos modos, la polarización sigue estando presente y quisiéramos hacer una reflexión que apunta a la gobernabilidad futura de la Argentina. Para ello nos basaremos en el enfoque de esta nota sobre éticas convergentes, visiones plurales convergentes, razón y sentimientos convergentes….

Una gobernabilidad futura exitosa de la Argentina necesita de poder consensuar o acordar, desde una perspectiva de «buena voluntad», sobre las dimensiones antes señaladas. Para ello no hay que caer en la tentación de querer cambiar al otro o en la creencia de la superioridad moral de unos sobre otros, parafraseando a Amos Oz. Si el diálogo es sincero y cada uno aporta “su” verdad relativa e incompleta, se puede avanzar gradualmente, con avances y retrocesos, en esta dirección.

¿Qué implica concretamente esto entre las dos principales fuerzas políticas de la Argentina? Por el lado del gobierno, además de resaltar en su discurso los valores republicanos y las obras realizadas, señalar que no ha podido ir más allá de explicitarle a la opinión pública que «está sentando las bases de una transformación profunda de Argentina«. Esto último hace eje central en lograr que se resuelva la cuestión de la competitividad y sustentabilidad económica de la Argentina (1) asociada a la idea -y a la ética- del progreso y la prosperidad, pero no hace referencia a la sustentabilidad social vinculada a la equidad (para no hablar de justicia social) en el proceso de cambio, y no sólo al final del mismo.

Por su parte en la perspectiva general del Frente de Todos está la idea de implementar «ya» la justicia social y el crecimiento de la economía, pero no está muy claro como ello se compatibiliza con la falta de financiamiento genuino del Estado (ver si se comparte este análisis), las inversiones privadas necesarias (en especial para generar mayor cantidad de divisas), la disminución de la carga impositiva a las empresas y la vigencia de valores republicanos (que conlleva la existencia de tres poderes independientes). Es decir, no está clara la propuesta de sustentabilidad económica y la creencia en una democracia republicana.

Se considera que, hasta que no se resuelva esta convergencia o contradicción (2), será muy difícil que en la Argentina podamos alcanzar mayorías con bases ciudadanas firmes, que se expresen en «cómos concretos» (reformas) en el Congreso y en la relación con las Provincias y Municipios, así como en la articulación con empresarios y trabajadores. Hasta que ello no se viabilice iremos a los tumbos y seguramente nos alejaremos de un mundo mejor posible.

(1) En el marco de un acuerdo con el FMI (tal vez, no el mismo que el actual) y de un contexto de integración al mundo en base a las vinculaciones actuales (difícil equilibrio entre apoyo de Trump y crecientes relaciones con China) así como en el marco del Acuerdo UE-Mercosur (si finalmente se aprueba).

(2) En esta misma línea va este interesante artículo de Pablo Gerchunoff.

PD: las consideraciones realizadas sobre las dos principales fuerzas políticas que compiten en las elecciones de 2019, son a «trazos gruesos», dado que en los links colocados hay mayores precisiones de sus plataformas y propuestas de gobierno. Ojalá estos debates y posibles prácticas se puedan realizar con un «espíritu de amistad civil«.