¿Volvió el mercantilismo «aggiornado»?

Los historiadores de los sistemas económicos coinciden en que el mercantilismo (1) fue la denominación que adquirió el análisis del sistema económico entre los siglos XVI, XVII y mediados (algunos dicen hacia fines) del siglo XVIII en Europa. Luego desapareció debido a los cambios producidos en la economía, así como por la aparición de las escuelas fisiocrática y liberal. Sería extenso detallar todas las características de este enfoque, pero -a riesgo de simplificar en exceso- podríamos afirmar que, según esta fuente de divulgación, se basa en tres ideas fundamentales (en cursiva lo que sería su «aggiornamento» bajo el liderazgo de Donald Trump):

  • La acumulación de riqueza (principalmente metales preciosos) es esencial para el desarrollo económico de un país. A mayor acumulación de riqueza, mayor prosperidad y poder político. Hoy podríamos decir que es quien tiene la predominancia en la economía del conocimiento.
  • El Estado tiene el rol de utilizar e imponer todos los mecanismos que sean necesarios para lograr el objetivo de acumulación de riqueza (controles, restricciones, subsidios, etc.). Su intervención tendrá un carácter proteccionista, incentivando la producción local al mismo tiempo que la protege de la competencia de productores extranjeros. Actualmente el caso típico se expresa, en particular -aunque no sólo- en el conflicto entre EEUU y China.
  • El comercio a nivel global es inalterable. Para que el comercio ayude a la acumulación de riqueza se deben controlar los flujos de entrada y salida de modo de mantener una balanza de pagos positiva (exportaciones superan a las importaciones). Es el caso de cómo, bajo la Administración Trump, se usan los aranceles de ese país en el comercio internacional (no sólo con China, sino también con la UE, México y otros países) para ir re-equilibrando el déficit comercial que ese país tiene así como para ir imponiendo sanciones a distintos países (como es el caso con Irán) por motivos diferentes,

entre otros elementos.

Sabemos que, luego del mercantilismo, se desarrolló vigorosamente el sistema capitalista a través del comercio, la industrialización, la financierización de la economía, y en fin con una globalización que tomó gran vigor luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial y los Acuerdos de Bretton Woods, hasta comienzos de la década de los setenta del siglo pasado. En mayo de 1971 la economía estadounidense tuvo – por primera vez en lo que iba del siglo XX- un déficit en la balanza comercial, la guerra de Vietnam drenaba sus reservas y el 15/8/1971 Nixon terminó con la libertad convertibilidad del dólar estadounidense (entre otras medidas).

Con la asunción de Donald Trump en enero de 2017, ese país comenzó a cuestionar los acuerdos logrados hasta el momento en el marco de la Organización Mundial del Comercio, y generar nuevos que no son compatibles con las reglas multilaterales. Entre las notas interesantes sobre esta temática se puede ver esta de Jorge Riaboi (a quien se le agradece particularmente su envío y sus comentarios a esta nota (2). De consolidarse esta tendencia estaremos en presencia de un «aggiornamento» del enfoque y práctica del mercantilismo, pero con un futuro muy incierto acerca de su viabilidad futura, en un contexto de rápido cambio tecnológico y climático, donde este último -especialmente- nos augura ir hacia un mundo peor.

(1) Término acuñado por  Víctor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y popularizado posteriormente por Adam Smith. Cabe destacar que el «aggiornamento» del enfoque mercantilista no es exclusivo de Donald Trump, aunque es su exponente y practicante más notorio.

(2) Comentarios de J. Riaboi: 1) El mercantilismo lo lleva a Trump de cuestionar acuerdos regionales de integración cuando, salvo México (donde están fuertemente instaladas empresas estadounidenses que aprovechan las ventajas competitivas del mercado), son países donde no camina la tesis de que la ruina son tales acuerdos (Estados Unidos no tiene un tratado bilateral con China, la Unión Europea, en especial Alemania) y otros países que le generan su déficit comercial; b) el aumento de los aranceles tiene implícito un aumento de la inflación de costos, lo que hará menos competitiva la economía que impone esas medidas; y c) el déficit del presupuesto, que lleva a Washington a colocar deuda pública, atrae capitales (nadie sabe hasta cuándo), lo que hace el dólar caro y por lo tanto las exportaciones de Estados Unidos no competitivas.