Trabajo Voluntario y Solidaridad
En la sociedad salarial el trabajo está asociado a una recompensa material, que permite al trabajador poder cubrir las necesidades de este orden. Sin embargo, aunque no tiene la magnitud del trabajo asalariado, hay trabajos que no se pagan (1). Si no incluimos el trabajo esclavo, ellos van desde las tareas que hacen miembros de una familia en el hogar hasta el cuidado de niños y personas mayores allegadas al núcleo familiar.
También están las tareas solidarias hacia un «prójimo» que va más allá del grupo primario y más cercano, que pueden presentarse bajo la forma de trabajo voluntario o solidario (por ejemplo en el marco de la economía del don), y por lo tanto sin percibir una retribución material. Las personas que lo hacen tienen, en general, una motivación humanística o religiosa, y son sensibles a la fragilidad, precariedad, no satisfacción de necesidades básicas o sufrimiento de otros que no ha podido ser resuelto ni por sus familiares, ni por el mercado ni por el Estado (aunque este último tiene el deber de atenderlo). Esto puede realizarse hacia personas, como hacia animales y el medio ambiente en general.
Hay distintas motivaciones y tipos de voluntariado. Las Naciones Unidas tiene un programa de voluntariado en el mundo. En un estudio del año 2011 de esta organización menciona un Informe de Gallup que indica un promedio mundial del orden del 16 % de la población que hace tareas voluntarias en alguna organización o sector de la sociedad. Según un artículo del diario La Vanguardia. Birmania encabeza a los países «generosos» y hay un gráfico con muchos datos (se señala que en Argentina es el 22% de la población que tiene estas prácticas mientras que la estimación de Gallup es del 21% y la del INDEC para el año 2013 la calcula en el orden del 10%).
Hay múltiples organizaciones nacionales e internacionales, tanto laicas como religiosas, que ayudan a canalizar el trabajo voluntario y, más general, los distintos tipos de donaciones (tiempo, especies, dinero). Es importante, más allá de la responsabilidad del Estado y de la responsabilidad social de las empresas, ayudar a objetivar las necesidades insatisfechas y los tipos posibles de ayuda. En este sentido iniciativas como las de la ONG «quieroayudar.org» o apps para ayudar a gente de la calle en Argentina hacen un aporte significativo en esta dirección. Ojalá que todos quienes puedan (o podamos) confluir en hacer más eficaces los esfuerzos solidarios lo vayamos logrando a fin de poder tener un mundo mejor
(1) entre ellos están las experiencias de «work away» que son positivas, excepto que escondan formas de explotación y de fraude.