Teletrabajo, Trabajo Remoto….

El teletrabajo, trabajo remoto, a distancia móvil, «home office» y denominaciones similares, tiene ya un recorrido, desde que se generaron y difundieron las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento, y se han acelerado en contextos como el de la pandemia del COVID-19 (debatiéndose si luego de la misma permanecerá -como dice esta nota– o no). Al respecto la OIT ha hecho algunas recomendaciones.

Una de las primeras definiciones de teletrabajo fue dada por Jack Nilles en 1973 de la siguiente manera: “el teletrabajo es la posibilidad de enviar el trabajo al trabajador en lugar de enviar al trabajador al trabajo”. La idea de llevar el trabajo al trabajador resultaba atractiva pues parecía solucionar la escasez de combustible de la época y las pérdidas de tiempos muertos en la actividad de ir al trabajo. Conceptualmente está asociado a los enfoques de tercerización, outsourcing y externalización. En el caso del outsourcing está comúnmente definido como la transferencia de ciertas actividades y procesos de una organización, previamente realizados a nivel interno, a una parte externa de ella. Es una herramienta de optimización de recursos que permite la disminución de costos, la mejora de la calidad de los servicios, la simplificación de procesos, entre otros, ayudando a las empresas a enfocarse en sus actividades principales y por ende a mejorar su desempeño.

De acuerdo con un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo y Eurofound, publicado en febrero de 2017, en el que analiza el teletrabajo en 15 países – Argentina, Brasil, India, Japón, Estados Unidos y 10 países de la Unión Europea: Alemania, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Reino Unido y Suecia –, la incidencia del teletrabajo varía considerablemente entre el 2% y el 40% de los trabajadores, depende no solo de los avances tecnológicos registrados en cada uno de los países sino también, de la estructura económica y la cultura de trabajo existente, además de otros factores como la profesión, el sector y la frecuencia con que los trabajadores participan en esta modalidad de empleo. Finlandia, Japón, Países Bajos, Estados Unidos y Suecia son los países con porcentajes de teletrabajadores más elevados, mientras que Argentina es el país con el porcentaje más bajo llegando apenas al 2% de trabajadores que teletrabajan. Todavía no existen estadísticas precisas acerca de cómo el COVID-19 ha impactado en el teletrabajo, pero -sin duda- se puede afirmar que lo ha incrementado exponencialmente a casi todo el universo del trabajo vinculado con los servicios (1).

En cuanto a la normativa en la Argentina, el 30 de julio de 2020 el Senado de la Nación aprobó una ley de régimen laboral del teletrabajo que el Poder Ejecutivo promulgó y tiene estas características. Recibió objeciones de entidades empresariales como la UIA, la Cámara Argentina de Comercio y la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), entre otras.). Las principales críticas son a la modalidad de reversibilidad de la relación laboral y a los horarios de trabajo. Referido a cómo abordarlo de manera saludable, algunos consejos prácticos se muestran en este video.

(1) Dependerá del grado de informatización y conectividad de los contextos y actores involucrados.

PD: Además de las fuentes relevadas en internet, se ha utilizado la Tesis de Maestría en Relaciones Internacionales, presentada en la Escuela de Estudios de Posgrado de la FCE-UBA, titulada «Teletrabajo aplicado al sector BPO de Colombia: análisis comparativo desde la experiencia Argentina» y elaborada por Magda Lizbeth López Cely.