Los Ciclos de la Ilusión y el Desencanto de Argentina

En esta nota reseñamos el libro de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach (ver imagen de la entrada) donde exponen su visión de los ciclos de ilusión y desencanto que se vienen dando históricamente en la Argentina. En este blog compartimos este enfoque.

En otra nota donde reflexionamos sobre la cuestión de los principios y la aplicación cambiante de los instrumentos de política económica tomamos los ejemplos de Cuba y los primeros gobiernos del peronismo (en particular en el programa de ajuste del año 1952). Al final de esta nota expresamos que no se ha logrado consensuar –en el caso argentino- “entre las principales fuerzas políticas y sociales un modelo de desarrollo e inserción internacional viable, como ha sido el caso de Australia desde los años 80, en función de nuestros recursos humanos y naturales, sin déficits gemelos y con un tipo de cambio relativamente alto (en promedio)”. (1)

El gobierno kirchnerista tuvo, entre sus aciertos, desendeudar a la Argentina, sostener al comienzo un crecimiento devenido de la dura salida de la convertibilidad –gracias a la gestión del Ministro Jorge Remes Lenicov– y el alto precio internacional de la soja, pero luego de la salida del Ministro Lavagna (2) esto comenzó a deteriorarse. El enfoque de “la voluntad politica” por sobre “una rentabilidad razonable de los mercados” de Guillermo Moreno aplicado a –prácticamente- a gran parte los bienes transables (petróleo, carne, leche, etc.) terminó derrumbando la inversión y la producción de dichos bienes, e incrementando sus importaciones. Todo ello, más un crecimiento del estado que no redundó en servicios de mayor calidad, generó un abultado déficit de balance comercial y fiscal (grave retraso de tarifas incluido), anulando los superávits gemelos iniciales de este gobierno, más allá de implementar a fines de 2009 la asignación universal por hijo y el significativo aumento de la corrupción.

Una visión liberal en lo económico del macrismo, no ha dado cuenta de la complejidad de los fenómenos a resolver y de una adecuada y prudente intervención del estado. Todo ello sin un programa integral, bien secuenciado y coordinado frente a la difícil herencia, el cambio de contexto nacional (sequía) e internacional y los desafíos de alcanzar un desarrollo sustentable e inclusivo, generaron –a fines de 2018 y comienzos de 2019- una grave caída del producto, de los ingresos de los asalariados y un incremento de la pobreza. Todo ello más allá de aumentar el número de beneficiarios de la AUH y de realizar fuerte incremento del monto de la AUH a comienzos de 2019, así como de los importantes avances en obras de infraestructura social (en especial en el conurbano bonaerense).

Desdolarizar la economía, resolver los déficits fiscal y de balance de pagos (en especial incrementando las exportaciones y –posiblemente- extendiendo los vencimientos de la deuda externa con el FMI), reducir la inflación y lograr un desarrollo sustentable e inclusivo, son desafíos que deben ser consensuados entre la mayor parte de las fuerzas políticas y económico-sociales si la Argentina quiere nuevamente “ilusionarse” -con bases firmes- hacia un mundo mejor (2).

La situación, a fines de abril de 2019 es muy compleja como señala esta nota, y desde la oposición se hacen distintas propuestas. Una de ellas es tomar un camino similar al de Portugal. Como señala Andrés Malamud este fue un camino complejo con distintas etapas y un fuerte ajuste, antes de adoptar medidas vinculadas a la reactivación. También habrá que tener en cuenta que en el caso de ese país:

  • cuentan con una moneda estable (el euro) a diferencia de la alta inflación argentina que afecta el peso,
  • lograron acuerdos importantes (ver acuerdo tripartito) que, hasta ahora no se ha logrado en el caso argentino,
  • la estructura impositiva favorece la inversión, a diferencia de los impuestos a los ingresos brutos provinciales que desalientan las cadenas de valor al gravar cada eslabón,
  • su globalización hace que los insumos y los bienes de capital sean más económicos que los de Argentina,

entre los elementos principales (se puede agregar créditos a largo plazo a tasas bajas, etc.).

No será fácil el futuro argentino si quienes lideran las principales fuerzas políticas con posibilidades de ganar la elección no logran alcanzar acuerdos básicos (ver nota 1 al pié). Ello dependerá de un cambio de actitud de la dirigencia política y de una sociedad activa y consciente que nos permita converger hacia un mundo mejor.

(1) Luego de publicada esta nota el Gobierno propuso un acuerdo de diez puntos, Roberto Lavagna respondió con una propuesta de consenso diferente, Sergio Massa explicó su posición en una conferencia de prensa, entre otras opiniones (un comparativo hasta ese momento). Esto luego no se retomó pero hubo definiciones en cuanto a plataformas (por ejemplo de Juntos por el Cambio, el Frente de Todos, el Frente de Izquierda, etc.). Según Eduardo Fidanza definirá el «tipo de capitalismo» que la Argentina tendrá en el futuro. Respecto del nuevo gobierno y sus primeras medidas se puede ver esta nota.

(2) En este blog planteamos como escenario deseable de largo plazo un cambio profundo e ir hacia un postcapitalismo, que debería comenzar partiendo de reconocer y actuar sobre los problemas actuales con las reformas que sea necesario hacer, buscando compartir los esfuerzos y las cargas de manera equitativa (por ejemplo, incluyendo la posibilidad de compartir los excedentes que se generen y no sólo las pérdidas).