La torpeza como ideología y su reflejo en la gestión

Los argentinos sabemos cuál es la cosmovisión de Milei (anarco-capitalista), en general cuál es su personalidad y temperamento, su acierto -hasta el momento- en lo comunicacional en una sociedad que viene muy golpeada e irritada donde predomina la esperanza de que le vaya bien… entre los principales conceptos.

Luego de aproximadamente seis meses de gestión estamos viendo cómo se desarrolla la misma y cómo se articula lo que sabe y piensa con lo que hace. Entre los modos que se puede expresar esto es ¿cómo alguien que desprecia el Estado puede gestionarlo, y de qué manera para que sea exitosa? ¿cómo alguien que dice que no renuncia a sus ideas (y prefiere irse a su casa para no hacerlo) a la vez no es un “suicida político” y le busca la vuelta para implementarlas? De esto último ha dado pruebas concretas no sólo poniendo a Guillermo Francos para que negocie sino también cómo ha pasado de enfoques muy radicales de dolarización a uno de “dolarización endógena” que está viendo cómo implementar. De igual modo hay que reconocer el éxito de ir bajando la inflación, aunque con la contra cara de una grave caída de la actividad económica, el aumento del desempleo y de la pobreza.

El tema de la relación entre su ideología y su praxis se debate en muchos medios y ámbitos. Uno de los periodistas que más lo está analizando es Carlos Pagni, que en su programa Odisea (del 3/6/24) lo tituló “la torpeza como ideología” y hoy lo transcribió en este artículo, del cual se ha extraído el título de esta nota.

De todo lo expresado se va a tratar de sintetizarlo en algunos puntos específicos relacionados con la grave crisis ocurrida en la gestión del Ministerio de Capital Humano. Tratando de reconstruirla, y tomando como aportes la opinión vertida -en el programa Odisea- por Francisco «Pancho» Olivera, parece que ocurrió lo siguiente:

  • A comienzos de año (enero-febrero) Pablo De la Torre se enfrentó contra la Ministra Pettovello porque quería distribuir los alimentos almacenados en los depósitos, y esta -junto con la opinión del Presidente- no quisieron (¿cómo un estado libertario va a repartir alimentos como el kirchnerismo? O, según Milei «que la gente se muera de hambre no es un problema del estado»). El funcionario amenazó con renunciar pero cometió el error de quedarse.
  • Luego vino la denuncia de Juan Grabois (que luego se comprobó que tenía razón), las negación de Pettovello y su abogada del Ministerio (bien descrita por Pagni y Olivera), y la contratación -vía la OEI– de funcionarios reales y otros que serían «ñoquis» por parte de De la Torre (pero parece que no sólo él lo hizo). La explicación de esto último (rugbiers de San Miguel que apoyan a los De la Torre) sería que el aumento de los sueldos que tuvo que retrotraer Posse (el despedido Jefe de Gabinete) hizo crisis en funcionarios que -si bien estaban dispuestos a colaborar- no consideraban un sacerdocio (o dicho en otras palabras hacer una gran renuncia económica) para acompañar a esta gestión, y había que compensar con sobre sueldos vía contratación de «presta nombres». A eso parece que se le agregó que, para que la plata no se desvalorizara, una parte se cambió en dólares en una cueva financiera.
  • Resumen: el gobierno pasó de acusar al kirchnerismo de ineficientes y corruptos, a auto incriminarse de lo mismo. Además nombró en reemplazo de De la Torre a una profesional que viene de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta (según Milei «una lacra») y de la gestión de María Migliore (que Jorge Macri consideró que no debía seguir en la Ciudad) (1). Todo ello expresa un cuadro muy representativo de las profundas contradicciones, incoherencias, y torpezas (como dice Pagni) de la gestión de este gobierno.

Agrego a este resumen: que la ideología o cosmovisión de Milei es su peor enemigo para la gestión. La capacidad de aguante de la población tiene o tendrá un límite no muy lejano, y vamos a ver cómo sigue. Ojalá no defraude la esperanza que la mayoría de la población aún tiene en él.

(1) Sobre este tema Pagni lo sintetizó de este modo: «un Gobierno que no termina de estabilizarse y es lógico, porque no se lo eligió a Milei a pesar de que no tenía equipo, de que no era político y de que no tenía partido. Se lo eligió porque no tenía equipo, porque desconocía el Estado y porque no era un político». Las consecuencias se están poniendo a la vista.