El valor del testimonio de la Comunidad de Taizé

La Comunidad cristiana de Taizé surge a partir de la iniciativa de Roger Schutz (estudiante de teología e hijo de un pastor protestante), en agosto de 1940, con el espíritu y el deseo de «construir una vida de comunidad en la que la reconciliación según el Evangelio, sería vivida en una realidad concreta». Con este objetivo abandonó Suiza, que permanecía neutral respecto a la Segunda Guerra Mundial, y pasó a Francia, país natal de su madre y dividido por la ocupación alemana. Viajando en bicicleta, el 20 de agosto de 1940 llegó a Taizé, aldea de la región de Borgoña cercana a la línea de separación entre la zona ocupada y la zona libre gobernada por el régimen de Vichy.

En Taizé, vivió hasta su muerte, con una interrupción de dos años durante la Segunda Guerra Mundial: se refugió en Suiza ya que tenía que temer la persecución de la Gestapo por haber escondido en su domicilio a judíos y opositores a la ocupación alemana de Francia. Después de la liberación de Borgoña de la ocupación en 1944 volvió a Taizé con tres compañeros y se ocupó allí de huérfanos de guerra, pero también de prisioneros de guerra, lo que le cobró el recelo de los vecinos. En 1949, siete hombres de este círculo -entre ellos Roger Schutz como prior- se comprometieron a la vida en celibato y pobreza. Esta comunidad hoy en día está integrada por más de cien hermanos ortodoxos, protestantes y católicos provenientes de veinticinco países, que viven solo de su trabajo (alfarería, edición de libros religiosos) y no aceptan donaciones. La espiritualidad y la vida consecuente de Roger Schutz y los demás hermanos siempre ha atraído a Taizé a muchos jóvenes de distintos países, como fue el caso de los dieciocho mil jóvenes que celebraron la fiesta de Pascua de 1973 sobre la colina de Taizé.

Quien escribe esta reseña, tuvo conocimiento de la muy valiosa experiencia de esta comunidad, através de Margarita Moyano. Ella entabló una gran amistad con Roger Schutz, y fue una de las promotoras de los Encuentros Internacionales y del Concilio de la Juventud, en Taizé, de 1970 a 1974.

El 28 de diciembre de 2023, el Papa Francisco, en su saludo para el 46º Encuentro Europeo de Taizé, animó a los jóvenes a escuchar y acoger a quienes se encuentran en los márgenes de la sociedad, y “a atreverse a construir un mundo diferente, un mundo de escucha, de diálogo y de apertura”. Ojalá sea así. Esto nos llevaría a un mundo mejor.