El reclamo de pasar de planes sociales a trabajo genuino

Ha venido creciendo el reclamo o pedido de pasar de los planes sociales a la necesidad de generar trabajo genuino. Ello ha abarcado desde partidos de izquierda (como el Polo Obrero), el debate en organizaciones sociales afines al gobierno, pasando por referentes como Sergio Massa o Alberto Fernández, hasta lideres de la oposición. Podríamos concluir que hay «unanimidad» en cuanto a deseos, intenciones, visiones, algunas propuestas….pero que no se han traducido -hasta el momento- en un plan sustentable de mediano y largo plazo.

En esta nota de Jorge Ossona se hace referencia a la «inevitabilidad» de los planes sociales cuando no hay ni estabilidad ni desarrollo económico, como es el caso de la Argentina desde el «rodrigazo» (para poner una fecha posible de inicio) hasta la actualidad.

Ello no es posible sin acuerdos políticos, sociales y económicos que «desaten el nudo argentino«, se priorice la educación y el desarrollo como señala esta nota (1), o se implementen medidas como plantea esta reflexión. En lo que se refiere, específicamente, al tema de generar empleo hay muchos factores a tener en cuenta como la confianza -por parte de los empresarios- a invertir, si el contexto lo posibilita o no, si hubiera incertidumbre y el empresario tuviera que pagar doble indemnización en caso de que el negocio no marchare o la persona seleccionada no fuera la adecuada, entre otros factores importantes a tener en cuenta.

Entre tanto está bueno que se vea cómo hacer para ir transformando los planes  o transferencias sociales a los pobres y desempleados en trabajo genuino. Una breve síntesis de los últimos tiempos puede ser la siguiente y sólo como ejemplos de algunos hitos:

Articulación alternativa entre plan y trabajo temporario en cosechas, como señala esta nota de 2019 de La Nación (tomando el ejemplo de Concordia, provincia de Entre Ríos). Allí se señala que «a partir de 2016 se generó un nuevo problema en los sectores de la mano de obra para la recolección de arándanos y los cítricos, luego de que el Ministerio de Desarrollo Social decidiera que si un cosechero cobraba un plan social debía darlo de baja durante la cosecha, que abarca entre 50 y 60 días. Lo que ocurrió después es que tardaron meses en volver a incluirlos en la asignación a los cosecheros. De esa manera mucha gente decidió abandonar la cosecha y quedarse con la asignación«.

– Articulación con el trabajo formal permanente: el gobierno de Macri buscó enfrentar esta temática con el «plan empalme«, pero con poco impacto. La Senadora Sacnun presentó un proyecto de ley denominado «Programa integral más y mejor trabajo argentino» (S-2091/21) que busca resolver esta situación.

Nueva experiencia de articulación entre planes y trabajo en cosechas, como es esta iniciativa. También se anunció este programa vinculado a la construcción, y está en curso este programa.

Según nuestra perspectiva, «lo ideal» sería que estos planes se transformen en un buen seguro de desempleo que no se pierda con trabajos temporarios, y que conlleve un compromiso educativo de terminar el nivel secundario o medio así como de capacitación en oficios o distintos niveles de la economía del conocimiento (desde testeadores de videojuegos hasta programadores). También el compromiso debería incluir la aceptación de trabajos que el servicio de desempleo le ofrezca (como es, por ej., en el caso europeo). El instrumento del «seguro de desempleo» es importante, en el sentido de que se pierde si no hay una contraparte de compromisos como los señalados. Esto también involucra terminar con la política de «entrega de cupos» a las organizaciones sociales para reclutar y dar de baja desempleados, en el caso de que no vayan a las marchas que organizan.

Un tema «no menor» es la «sintonía fina» del Estado para responder rápidamente a los cambios de situación del desempleado (para evitar lo mencionado en la nota de La Nación del año 2019). Debería implementarse una app o algo similar, donde esto sea procesado muy rápidamente para evitar -de manera efectiva- el temor de la persona a la eventualidad de perder el trabajo formal y caer (aunque sea por un tiempo) a no tener ingresos por estar desempleados.

Son reflexiones que tienen la intención de ir hacia una Argentina mejor.

PD: Luego de la redacción de esta reflexión, en gran parte de un programa de Odisea Argentina se la dedicó a esta temática. Puede ser útil como ampliación y para el debate (además de los valiosos comentarios recibidos más abajo)

(1) Una posible respuesta a la «pregunta abierta» que hace Rappoport en su nota, podría ser la siguiente: un dispositivo institucional que tendría como pilares:

A. Un acuerdo político donde se incluyan bases programáticas mínimas traducidas legislativamente en un presupuesto plurianual.

B. Un presupuesto plurianual

C. Un sistema de indicadores -tipo semáforos- elaborados por la Oficina de Presupuesto del Congreso, auditado en su cumplimiento por la SIGEN y la AGN, que funcione como un sistema de «alarmas» cuando pase de amarillo a rojo (tanto en las iniciativas parlamentarias futuras como en el desvío del cumplimiento de lo acordado), y que en ese caso sea obligatoria su publicación (simil ley propaganda electoral) en los principales medios de comunicación, y el debate público, que incida en la participación y movilización ciudadana. Lo importante sería que los «indicadores rojos» se transformen -en la práctica- en un «escándalo» en el caso de que se reviertan. Esto último debería convertirse en un «costo electoral y de imagen» para quienes lo transgredan