El «efecto Séneca»
Lucio Anneo Séneca, nacido en Corduba en 4 a.C. y fallecido en Roma en 65 d.c., ha sido llamado «Séneca el Joven» (para distinguirlo de su padre). Fue filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moral. Pasó a la historia como uno de los máximos representantes del estoicismo, y su influencia en generaciones posteriores fue inmensa. Fue citado por escritores y filósofos cristianos como Lactancio, San Agustín y San Jerónimo y durante el Renacimiento fue «admirado y venerado como un oráculo de edificación moral, incluso cristiana; un maestro de estilo literario y un modelo para las artes dramáticas».
Tal vez su obra más memorable sean «Las cartas a Lucilio» (1). De ellas los medioambientalistas utilizan su nombre en la expresión «efecto Séneca» o «acantilado de Séneca» para expresar que el declive de las civilizaciones es más rápido que su ascenso (2). Esta referencia se basa en la cita que dice: «Sería un motivo de consuelo para nuestra fragilidad y para nuestros asuntos, si todas las cosas pereciesen tan lentamente como se producen; en cambio, el crecimiento procede lentamente, la caída se acelera.» Lucio Anneo Séneca, Cartas a Lucilio. Libro XIV, Epíst. 91, 6. Muy vigente, y a tener seriamente en cuenta, frente a los efectos del cambio climático que estamos viviendo.
(1) Agradezco a José M. Diaz Bonilla esta referencia.
(2) Agradezco también a Horacio Fazio la relación de Séneca con el ambiente.