A Modo de Conclusión Provisoria

Somos el resultado de una evolución de miles de años, donde los últimos doscientos han sido «claves» para la conformación de lo que hoy es nuestro sistema-mundo.

Somos la expresión de una conciencia humana que se manifiesta en relaciones sociales y con el medio ambiente, a través de una mediación tecnológica cada vez más acelerada y poderosa.

Podremos revisar y reconducir actitudes e intereses en nuevos procesos y resultados y tratar de construir un post capitalismo que nos permita evolucionar hacia un mundo mejor? O estamos fatalmente encadenados a un «determinismo»? a un azar (la vida como «casino» donde resultado del juego no depende de nosotros)? al miedo al otro? a qué, en la asimetría entre creación/cuidado y destrucción/daño, triunfe la “pulsión de dominio”?

Cada persona, grupo, país e institución mundial tiene distintos grados de libertad en su accionar, dependiendo de las circunstancias. Podremos darle a estos grados de libertad un sentido constructivo y positivo conjunto de poder transformador y de servicio donde lo humano plenamente vivido nos dignifique y haga felices?

Depende de nosotros.

Poder como Energía transformada en Fuerza

¿Qué energía se canaliza en forma de poder? Vamos a suponer que esto se expresa como “agresividad”. Dicho término tiene dos versiones en idioma inglés: a) agressivity y b) aggressiveness. Para esto la fuente que utilizaremos es el Diccionario de Psicoanálisis, de J. Laplanche y J-B. Pontalis (1993), páginas 12 a 17, donde expone sobre la “agresividad”.

Señala que hay distintos enfoques. Por un lado tenemos el vinculado con las pulsiones desarrollado por Freud (antes por Adler en 1908) donde “el término pulsión agresiva lo reserva Freud para designar la parte de la pulsión de muerte dirigida hacia el exterior con la ayuda especial de la musculatura. Se observará que esta pulsión agresiva, y quizás también la tendencia a la autodestrucción, solamente puede ser captado, según Freud, en su unión con la sexualidad”. Esta forma de entender la agresividad se relaciona con la palabra inglesa “agressivity” por lo tanto está relacionada con el “dominio” (y formas de destrucción hacia fuera y hacia dentro).

En cambio la palabra “aggressiveness” es raramente maliciosa o destructiva y es entendida como una acción asertiva o de manejo. Podríamos decir que es una forma de energía vinculada con la actividad. Este concepto más amplio de “actividad” es planteado por Daniel Lagache. Por lo tanto una clave será, si tomamos esta última definición más amplia, en que orientamos esta energía, esta actividad en el marco de una libertad positiva de servicio y de vínculo constructivo con otras personas y el medio ambiente.

Si fuera el primer concepto (de “agressivity”) sin duda será una expresión de dominio, y por lo tanto de injusticia, exclusión, infelicidad (entendida como falta de un sentido de vínculo de armonía y de paz) que generará daños y reacciones en terceras personas con las consiguientes revueltas, revoluciones y guerras. Por lo tanto este tipo de energía no nos llevará a un mundo mejor. Encontraremos los caminos para una “buena aggressiveness”? En este sentido hay una frase de Carl Jung: «cuando el amor es la norma, no hay voluntad de poder, y donde el poder se impone, el amor falta».

Si vamos en esta última dirección, ello nos podrá ayudar a expresarlo también en nuestros vínculos socioeconómicos, por ejemplo construyendo un postcapitalismo que nos pueda llevar a un mundo mejor que el presente.

Liberarnos

Una de las características que tenemos como seres vivientes es la búsqueda y práctica de la libertad (1).

Por lo tanto rechazamos toda forma de dominación tanto la que puede ejercernos la naturaleza como otros seres humanos (y de allí la importancia de emanciparnos).

Un tema tan complejo tiene distintos abordajes como los siguientes:

  • Nuestros conocimientos científico-tecnológicos nos harán progresivamente libres de las restricciones naturales. El progreso en este campo y traducido a lo material en el pensamiento liberal económico y el desarrollo de las fuerzas productivas en el marxismo son dos enfoques de cómo concretar este deseo.
  • En cuanto a liberarnos de la dominación de otros seres humanos, los enfoques son muy diversos:
  1. Anulando al que nos oprime: puede ser desde neutralizarlo y apartarlo, hasta exterminarlo.
  2. Sacarle la herramienta o práctica de dominación e introduciendo una práctica social que se considera superadora: en el caso del marxismo sacando la propiedad de los medios de producción y pasando este dominio a la sociedad en una práctica de socialización.
  3. Estableciendo enfoques y prácticas (como la política) así como reglas de juego o instituciones que impidan, nos “defiendan” o moderen esta situación de jugar la libertad de manera “negativa”: en cambio de apropiarse de recursos o bienes del otro establecer la institución del intercambio (como es el caso del treque y el comercio), en cambio de monopolizar todo establecer limitaciones a la acumulación, en cambio de ser excluido de bienes y servicios básicos elementales establecer derechos que los garanticen….
  4. Ir estableciendo una cultura del compartir, de la empatía, de la solidaridad, del cuidado…. que posibiliten jugar la libertad de manera “positiva y constructiva” entre los seres humanos.

La alternativa 1, lamentable ha sido la más usual. Se basa en buscar la justicia, pero muchas veces está alimentada por el rencor de haber sido dominado o desplazado de un lugar considerado “propio” y posteriormente por ocupar el lugar vacante “como nuevo amo”. Frente al crecimiento del poder creciente del conocimiento-tecnológico del ser humano que hoy poseemos, ello nos puede conducir al holocausto generalizado y por lo tanto al fin de la especie humana en la Tierra. Por esta razón es claramente “desaconsejable” (excepto para los cuales prevalezca la pulsión autodestructiva y suicida).

La alternativa 2, implementada a través de una dictadura (del proletariado, de una vanguardia o líder que lo represente) hasta el momento no ha dado los resultados esperados por la teoría a mediano plazo, en tanto vuelven a emerger clases, grupos y personas que van tomando “antiguos lugares” de dominación (sean restringidos y con mayores beneficios para los dominados o sean salvajes y con nuevas exclusiones).

La alternativa 3 puede ser la más “realista desde una perspectiva racional” (en el mundo actual) en tanto las instituciones sean las adecuadas y sus resultados se vayan evaluando a fin de que se puedan realizar las correcciones necesarias a los procesos o medios involucrados.

La alternativa 4 es la que practican en general (con excepciones) las personas y familias que comparten amor, amistad y afectos en sus núcleos próximos. Buscar de cómo extender estas prácticas culturales de lo micro a lo macro será crucial en la búsqueda de un mundo mejor, y podríamos afirmar en la construcción de un postcapitalismo. Para ello lo macro no lo debe impedir sino más bien dar el marco general para promoverlo.

(1) Sobre el significado cristiano de la libertad véase esta reflexión del Papa Francisco.