Trabajo y Economía Social y Solidaria

El trabajo se puede realizar bajo distintas formas: independiente (formal o informal) como empleo (en la empresa privada o en Estado), pero también bajo formas asociativas como es el caso de la economía social y solidaria. Respecto de esta última si bien tiene antecedentes pre-modernos (vinculados a pueblos originarios o expresiones religiosas), es con los Pioneros de Rochdale en 1844 y con el owenismo que nace y toma impulso en la modernidad. Luego va recibiendo otras contribuciones y experiencias que lo enriquecen, formalizándose en una de sus expresiones -como es el cooperativismo– a nivel internacional en la Alianza Cooperativa Internacional. Esta ha definido, en su Congreso de Manchester de 1995, que “una cooperativa es una asociación autónoma de individuos que se unen voluntariamente para satisfacer sus propias necesidades económicas, sociales y culturales, y las propias aspiraciones, a través de la creación de una sociedad de propiedad común y democráticamente controlada».

En un documento de la Comisión del Senado de Argentina (que aborda la temática de la economía social) referido a los requerimientos para formar una cooperativa, se mencionan algunas de las principales razones de por qué encarar esta forma de trabajo o iniciativas. Ellas son:

  • Se desea realizar un emprendimiento (de producción, trabajo, servicios, vivienda o consumo), de manera no individual (es decir, con “otros”), buscando un “determinado tipo de asociatividad” (democrática) y sin afán o móvil de lucro. La modalidad o forma “cooperativa” encuadra en este tipo de “ideal” o deseo.
  • Quienes consideran que están “enmarcados o encuadrados” bajo la forma societaria que establece la ley del país (en el caso argentino el artículo segundo de la ley 20337).
  •  El emprendimiento cooperativo puede estar expresando una necesidad local de un servicio (en general público) que no está satisfecho ni por el mercado (empresas privadas) ni por el Estado. El origen de las cooperativas de servicios públicos en la Argentina, en general, han surgido por esta “necesidad”.
  • El emprendimiento cooperativo puede estar expresando la necesidad de un conjunto de emprendedores privados (o también pueden ser pequeñas cooperativas) que por su reducida escala individual no son competitivos en el mercado y por lo tanto forman una cooperativa (en el caso que sea formada por pequeñas o medianas cooperativas constituirían una cooperativa de “grado superior”) para realizar ventas, servicios y/o compras en común que les permita seguir siendo viables desde el punto de vista económico.
  • El emprendimiento cooperativo puede estar expresando la decisión del Estado de delegarle, transferirle, priorizarle o asignarle emprendimientos, tareas y obras a las Cooperativas que podría hacer el Estado o empresas privada.
  • El emprendimiento cooperativo puede ser también una expresión alternativa al monopolio estatal o privado.
  • El emprendimiento cooperativo puede (aunque NO DEBE) ser el resultado de un “camuflaje” de “empresa privada mercantil” pero con “forma cooperativa”. O ser un proceso forzado por una o más empresas privadas (en general grandes) como forma de “terciarización” de tareas que antes se hacían bajo condiciones de trabajo formal en relación de dependencia. En general esto se hace para “abaratar costos”, “precarizando” indirectamente condiciones de trabajo, por problemas “de competitividad de la empresa privada” que lo promueve, o como forma de acceder a “un tipo de mercado” que requiere esta forma asociativa, entre otros. Estas son experiencias y modalidades “no deseables”, y algunas de ellas entran en el campo de lo “fraudulento” o ilegal, y por lo tanto son objeto de sanción o dada de baja por la autoridad de aplicación.
  • El emprendimiento cooperativo puede responder a la necesidad de un grupo de personas que están en situaciones de subsistencia, de vulnerabilidad o de formalizar una experiencia grupal de la denominada “economía popular” o que trabajaban en una empresa privada que quebró y no quieren perder esa fuente de trabajo (el caso de las “empresas recuperadas”). Todo ello podría encuadrarse en lo que algunas corrientes denominan “fracaso de mercado”, donde esta modalidad de la economía social viene a buscar de resolver este fracaso.
  • El emprendimiento cooperativo puede responder a un enfoque de que el cooperativismo es una fase superior, o evolutiva, o de mayor conciencia o desarrollo moral de un grupo de personas para desarrollar empresas que articulen la cooperación con la competencia y sean muy exitosas.
  • El emprendimiento cooperativo puede responder a una cosmovisión, un sistema de ideas y valores relacionados con una “nueva sociedad”, con “otra economía” o una “economía del trabajo”, “otro sistema”, “de una tercera vía”, o de expresiones de corrientes de izquierda (como es el caso de la autogestión obrera), de las que buscan conjugar la libertad, el socialismo y el cooperativismo, con retomar experiencias comunitaristas de los pueblos originarios o de creencias religiosas (como es el caso de la doctrina social de la Iglesia véase: el apoyo del Papa Francisco al Modelo Cooperativo) o culturales, del “buen vivir”, de movimientos populares, y similares,

entre las principales.

En cuanto a la cantidad de empleo que genera el cooperativismo en países como Argentina se estimó en 86.000 puestos de trabajo para el año 2012, sin contar los generados por el cooperativismo de trabajo (donde son socios y no empleados) o modalidades de economía solidaria más informales.

Aunque no son empresas democráticas son muy valiosas (con este mismo «espíritu» o sentido) las empresas sociales nucleadas en Ashoka y en documentos de la Unión Europea. También, en esta línea, pueden mencionarse experiencias que mezclan lo comunitario y lo espiritual con el emprendimiento (como son los casos de Sekem o la «economía de comunión«), el enfoque de la economía del bien común (y en Argentina), empresas «b»,  -desde una perspectiva más amplia- el enfoque de los «cuatro retornos» (a la inspiración, al capital social, al capital natural y al capital financiero para que sea sostenible también en esta dimensión), por citar sólo algunos «parecidos de familia».

En el marco de lo señalado debemos considerar a la economía social y solidaria, así como las empresas sociales o otras experiencias afines, como otros posibles caminos que existen para generar trabajo, donde -en este caso- buscando la democratización de la empresa (en el caso de las cooperativas) y no planteándose la maximización del excedente (bajo la forma de lucro o destacando que hay «diversos retornos»: no estando en primer lugar el financiero). Todo ello hace una significativa contribución (con sus éxitos y falencias o fracasos) al logro un mundo mejor.

La Economía del Bien Común

Hay coincidencia en señalar que la temática del bien común se ha originado en Grecia, principalmente con Platón y Aristóteles, y de allí pasó a la Escolástica con Tomás de Aquino. El la menciona en varios puntos de la Suma Teológica, en particular en la cuestión 98 donde la relaciona con la esencia de la ley y plantea que esta «no es más que una prescripción de la razón, en orden al bien común, promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad». Esta concepción permea en el pensamiento económico de la época premoderna y luego es retomada por la Doctrina Social de la Iglesia. así como por distintos pensadores. Desde otras perspectivas como el socialismo y el comunismo también se ha abordado «lo común».

Una buena síntesis de cómo ha evolucionado esta temática se puede encontrar, entre otras fuentes, en la versión en inglés de la Wikipedia.

En economía el concepto ha estado asociado al bienestar socio-económico (en especial con la economía del bienestar), a la propiedad común ya sea comunal, social o pública estatal. También se lo ha planteado desde los bienes comunes o bienes públicos, así como desde los recursos comunes. En estos últimos ha tenido gran relevancia el pensamiento de Elinor Ostrom (politóloga norteamericana y ganadora del premio Nobel de Economía en el año 2009) que señala que son aquellos -ya sea naturales o hechos por los humanos- en los cuales el uso por una persona substrae del (o disminuye el) uso por otros y al mismo tiempo es difícil excluir usuarios. Esta autora tiene un gran desarrollo de esta temática. También ha sido retomada recientemente -desde una perspectiva paradigmática- por pensadores franceses como Laval y Dardot así como por el Papa Francisco en «el cuidado de la casa común».

Este enfoque -en especial en su versión platónica y escolástica- ha sido criticada por pensadores como Karl Popper («La sociedad abierta y sus enemigos», varias ediciones) en función de que requiere de una «autoridad» o gobierno fuerte y centralizado no interesados en los derechos o beneficios de los individuos como tales sino en la comunidad como entidad. Por supuesto que habría otros enfoques donde el bien común surgiera «de abajo hacia arriba», superando el individualismo y concertando democráticamente cuales son las medidas concretas que nos conducen al bien común, y por ende a un mundo mejor.

Deseamos finalizar esta entrada comentando dos enfoques económicos recientes. El primero de ellos es el de Jean Tirole, Premio Nobel de Economía 2014, y su libro «La Economía del Bien Común» (Ed. Taurus, 2017). En el prólogo dice (en cursiva destacado nuestro), entre otras cosas: «Este libro parte, pues, del principio siguiente: ya seamos políticos, empresarios, asalariados, parados, trabajadores independientes, altos funcionarios, agricultores, investigadores, sea cual sea el lugar que ocupemos en la sociedad, todos reaccionamos a los incentivos a los que nos enfrentamos. Estos incentivos —materiales o sociales—, unidos a nuestras preferencias, definen nuestro comportamiento. Un comportamiento que puede ir en contra del interés colectivo. Esa es la razón por la que la búsqueda del bien común pasa en gran medida por la creación de instituciones cuyo objetivo sea conciliar en la medida de lo posible el interés individual y el interés general. En este sentido, la economía de mercado no es en absoluto una finalidad. Es, como mucho, un instrumento, y un instrumento muy imperfecto, si se tiene en cuenta la discrepancia que puede haber entre el interés privado de los individuos, los grupos sociales o las naciones y el interés general».

Plantea un entendimiento y consenso en base a que «la economía no está ni al servicio de la propiedad privada y los intereses individuales, ni al de los que querrían utilizar al Estado para imponer sus valores o hacer que sus intereses prevalezcan. Rechaza tanto la supremacía del mercado como la supremacía del Estado. La economía está al servicio del bien común; su objetivo es lograr un mundo mejor. Para ello, su tarea es identificar las instituciones y las políticas que van a favorecer el interés general. En su búsqueda del bienestar para la comunidad, la economía engloba la dimensión individual y la colectiva del sujeto. Analiza las situaciones en las que el interés individual es compatible con esa búsqueda del bienestar colectivo y aquellas en las que, por el contrario, constituye un obstáculo». La clave de este enfoque será el análisis y acuerdo de cuales son las instituciones (*), políticas y procedimientos que permitan alcanzar este bien común. Podemos agregar que requerirá de buena voluntad, conciliar intereses, condiciones culturales y sociales que lo posibiliten, y rigor técnico para evaluar los resultados de estas instituciones y políticas. No es una tarea fácil pero no imposible.

El segundo enfoque de la economía del bien común. es promovido por el economista austríaco Christian Felber y planteado en un libro del mismo nombre editado en 2012. Allí se indica que la misma se debe regir por una serie de principios básicos que representan valores humanos: confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad y generosidad, entre otros. Para medir si una empresa está orientada hacia el bien común se ha elaborado una matriz que posibilite su evaluación, así como en una ong  española que fomenta esta economía se plantea la evaluación peer dentro de una metodología de balance. También hay sitios de Facebook en Argentina y otros países. Así como el enfoque anterior está basado en instituciones y políticas, este enfoque se fundamenta en valores (y podríamos agregar en «actitudes» vinculados con los mismos). Podríamos afirmar que son enfoques complementarios.

El bien común también es buscado por otras corrientes económicas como la economía social y solidaria, la economía de comunión, etc. o economistas como Stefano Zamagni, que iremos desarrollando en otras entradas.

Respecto a experiencias históricas vinculadas a “lo común” y al “bien común” es un tema que excede estas breves líneas. Sin embargo nos animamos a decir que dado que los humanos vivimos en un “contexto o campo” que excede lo “individual y atomístico” donde lo común siempre ha estado, está y estará presente bajo distintas modalidades y extensión (la Tierra inserta en un cosmos). Desde el comienzo de las primeras comunidades humanas hasta hoy en día ello ha sido vivido y expresado de distintas maneras.

Se puede afirmar que las ideas, la razón, los deseos y valores de fraternidad, amistad social y amor han jugado un rol muy importante, pero todo parece indicar que la necesidad y el mutuo interés (“me suma” y “es bueno” juntarme) frente a situaciones desfavorables o como requisito indispensable para poder crecer y desarrollarse han sido –en la mayoría de los casos- un «piso determinante» para animarnos a vivenciar lo común (incluido en el capitalismo bajo modalidades de asociativismo, “coopetencia”, economía colaborativa, trabajo en equipo…). Claro está que todo esto no ha estado exento de conflictos, fracasos de convivencia (lo que se ha denominado “tragedia de los comunes”) y de quedar reducido a la apariencia de «un como si…» (que nos «mejore nuestra imagen») o un mero utilitarismo coyuntural (y «ventanjero» promotor de desigualdades), así como de proyectos comunes inviables. Sin embargo esta “fuerza” de la necesidad expresada de “abajo hacia arriba” ha sido un gran motor de éxito. Podemos agregar que –en general- no lo ha sido cuando ha venido impuesta de “arriba hacia abajo”, ha predominado la lucha de poder entre individualidades y grupos (anulando a la empatía y el vinculo de amor) o las condiciones socioeconómicas y culturales han promovido la individualidad y la soledad.

Reflexionar sobre las condiciones de éxitos y fracasos seguramente nos ayudarán a construir en común un mundo mejor.

(*) Una síntesis se puede ver en este video. Está en linea con enfoques como los de Daron Acemoglu y James A. Robinson

Economía Ecológica

Si la economía y la ecología están separadas o, en cambio, imbricadas una con otra no es un mero juego de palabras. Depende del enfoque que adoptemos. Intentaremos en esta breve nota delinear las principales características de una «economía ecológica».

Comencemos por decir que, en la antigüedad, tanto en el pensamiento pre-socrático como en el antiguo pueblo judío, había un enfoque o cosmovisión vinculada con la naturaleza. Como ejemplos de este último, se puede mencionar que: «la tierra (la naturaleza) “es de Dios” y “vosotros sois mis huéspedes y residentes de mi propiedad” (Lv 25-23), la importancia de disfrutar y cuidar del Jardín del Edén, así como entre otras normas establece la ley sobre el “reposo de la tierra” (Lv 25, 1-7). Algo similar se presenta en antiguos pueblos americanos como los Mayas, los Guaraníes («Yvy marane’: la “tierra sin mal”) o  los Incas.

Con la modernidad el hombre “domina o explota” la naturaleza, con ayuda de la razón. Para pensadores como Sir Francis Bacon sólo es posible dominar la naturaleza conociendo su estructura y sus leyes. “Hay que ‘torturar’ a la Tierra para que nos entregue todos sus secretos y recursos”. Esto se va a profundizar en el nacimiento y desarrollo del capitalismo, y -lamentablemente- con el socialismo «real» (1)

H. Fazio, en su obra «Economía, Ética y Ambiente (en un mundo finito), Eudeba, 2012, va a plantearse (pág. 10) «¿cómo es posible conciliar un ambiente finito -en cuanto a recursos físicos disponibles y a su capacidad de ser contaminado- con necesidades y deseos humanos ilimitados? Esta pregunta y sus posibles respuestas recorrerán el contenido de la presente obra. El desarrollo histórico de la humanidad se ha desplegado en torno a dos factores que son inherentes a la condición humana: la estrecha de la dependencia de la especie humana con el medio físico que posibilita la vida y del cual forma parte, y la necesidad de pertenencia de los individuos a una realidad que los abarca: la comunidad o sociedad. Este destino común de los seres humanos con el ambiente y la sociedad se ve hoy desdibujado por el ejercicio irrestricto de la racionalidad instrumental económica en que los fines individuales o sectoriales colisionan con los de la humanidad en su conjunto, incluidas las futuras generaciones…». Esta temática ha sido actualizada por Fazio en el libro «Cambio climático, economía y desigualdad. Los límites del crecimiento en el siglo XXI» (Eudeba, 2018).

Es en el contexto de lo que se viene de mencionar es que surge la economía ecológica. La Wikipedia hace una síntesis de quienes fueron los principales economistas «como Nicholas Georgescu-Roegen (19061994), Herman E. Daly, Kenneth Boulding, Karl W. Kapp, Robert Ayres. Fueron influenciados por los trabajos de biólogos como Alfred Lotka (quién introdujo la importante distinción entre uso endosomático y exosomático de la energía), Holling, Eugene y Howard T. Odum. Kapp trató el tema de los costes sociales que incluye las consecuencias negativas y daños que resultan de las actividades productivas y que recaen sobre otras personas o la sociedad pero de las que los empresarios no se consideran responsables. Apropiándose de este modo de una parte del producto nacional mayor de la que les correspondería y reduciendo el precio para los consumidores.

Boulding publicó en 1966 un artículo titulado The economics of the coming spaceship earth que popularizó la metáfora, aplicada a toda la humanidad pero de profunda inspiración norteamericana, de la transición de un mundo sin límites propia del pionero del oeste (cowboy economy) a uno limitado como una nave espacial (spaceship economy) reflejando el necesario tránsito a realizar hacia una economía de equilibrio, no expansiva.

Georgescu-Roegen, que realizó importantes aportaciones a la economía convencional antes de convertirse en un economista disidente, caracteriza el proceso económico, desde un punto de vista físico, como la transformación inevitable de baja entropía o recursos naturales, en alta entropía o residuos. De aquí el recurso a la termodinámica aunque Georgescu-Roegen critica la introducción de la probabilidad en ella (mecánica estadística). El resultado de este proceso sería, o según Naredo debiera ser, el disfrute de la vida. Hay dos fuentes de baja entropía: los limitados stocks (que incluye entre los flujos) de materiales (minerales) de la corteza terrestre y el, inagotable a escala humana, flujo de energía solar.

Frente a la analogía mecánica de la economía convencional Georgescu-Roegen describe el proceso económico como interrelacionado y sujeto a cambio cualitativo. El tiempo se introduce en el proceso productivo mediante su concepto de fondo. Otro aspecto de su obra es el enjuiciamiento de los dogmas energéticos pues afirmó la imposibilidad del reciclaje perpetuo y rechazó una teoría del valor basado en la energía según la cual los precios de las mercancías corresponden a su contenido energético.»

Esta economía ecológica también se la ha definido como «economia verde» o «bioeconomía» (2). También ha surgido, en base a un libro de Gunter Pauli, la denominada «economía azul«. «Cabalgando» entre estos enfoques y el de la economía convencional «con otros valores» apareció la «economía circular» (para mayor detalle ver esta fuente, esta Fundación y este sitio) (3) y la «economía de la cuna a la cuna» (así como otras «emparentadas» como ser la «economía con ecovillas«). La relación entre la economía circular y la economía del bien común la hemos comentado en esta nota. Todo lo anterior ha derivado también en iniciativas de emprendimientos sustentables y programas gubernamentales que buscan apoyarlos (4). A lo anterior habría que agregarle la importancia de la inversión en ciencia y tecnología por parte de agencias del estado así como de promover la inversión privada que abarate sustancialmente las energías limpias de modo que puedan hacer frente a energías altamente contaminantes como el carbón que siguen en ascenso en muchos países según esta nota.

Hay otros referentes: por ejemplo en España José Manuel Naredo, en Argentina Antonio Elio Brailovsky (además del ya citado Horacio Fazio), así como planteos más radicales como los de «ecología política«, el de Naomi Klein o vinculados con el enfoque cristiano la Encíclica «Laudato Si» del Papa Francisco «sobre el cuidado de la casa común».

Sin duda es un tema de la mayor importancia para converger hacia un mundo mejor.

PD: En lo que se refiere a las invenciones vinculadas con lo ecológico es muy interesante la publicación EcoInventos. Respecto a la relación entre prosumidores y agricultura urbana se puede ver esta nota.

(1) Respecto del enfoque de Marx sobre la cuestión ambiental es muy interesante este artículo de H. Fazio y J.M.Naredo.

(2) Recientemente se ha utilizado el concepto de bioeconomía con otro significado: «conjunto de las actividades económicas que obtienen productos y servicios, generando valor económico, utilizando como elementos fundamentales los recursos biológicos. Su objetivo es la producción y comercialización de alimentos, así como productos forestales, bioproductos y bioenergía, obtenidos mediante transformaciones físicas, químicas, bioquímicas o biológicas de la materia orgánica no destinada al consumo humano o animal y que impliquen procesos respetuosos con el medio, así como el desarrollo de los entornos rurales».

(3) Relacionado con el enfoque y práctica de la economía circular es muy interesante esta nota y esta.

(4) También son importantes premios como este.

Economía Popular y Trabajo

Entre las distintas economías, sin duda está una «economía de baja densidad de capital«, generalmente informal, y relacionada con los denominados sectores populares. Es la comunmente denominada «economía popular». El Papa Francisco se ha referido a este tema. Luis Razetto, y José Luis Coraggio, han dado también precisiones sobre este concepto. Este último autor las define bajo las formas de “unidades domésticas, emprendimientos mercantiles familiares rurales y urbanos, “sector informal”, autoconsumo, trabajo asalariado” (además de otras referencias que se pueden mencionar), en general asociadas -como se ha expresado antes- a una economía de baja densidad de capital (que no es tenida muy en cuenta en los programas económicos). También hay iniciativas que toman la forma de economía social -como es en el caso argentino de cooperativas de cartoneros en el área metropolitana de Buenos Aires (o los que generan valor agregado en el reciclaje de productos electrónicos como este caso) o los cartoneros u otras ocupaciones que se realizan de manera individual informal. También en el caso argentino la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) ha elaborado documentos y se ha dictado la ley 27345 que crea el «Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complementario» donde forman parte las organizaciones del sector.

La ley que mencionamos fue reglamentada por el Decreto No. 159/2017 y define Economía Popular como «toda actividad creadora y productiva asociada a mejorar los medios de vida de actores de alta vulnerabilidad social, con el objeto de generar y/o comercializar bienes y servicios que sustenten su propio desarrollo o el familiar«. El artículo 7° expresa que «los trabajadores de la economía popular registrados en el REGISTRO NACIONAL DE LA ECONOMÍA POPULAR podrán acceder al Salario Social Complementario, conforme a los criterios de elegibilidad y clasificación propuestos por el CONSEJO DE LA ECONOMÍA POPULAR Y EL SALARIO SOCIAL COMPLEMENTARIO, con sujeción a la disponibilidad de partidas presupuestarias asignadas a tales fines y promoviendo los derechos contemplados en el artículo 2° de la Ley N° 27.345«.

A su vez el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, por Resolución 201-E/2017, crea el Programa de Transición al Salario Social Complementario y sus destinatarios son «aquellas trabajadoras y aquellos trabajadores que finalicen, o finalizaran luego de la entrada en vigor de Ley N° 27.345, su participación en algunas de las líneas de asistencia económica individual del PROGRAMA TRABAJO AUTOGESTIONADO, en el PROGRAMA CONSTRUIR EMPLEO o en acciones especiales de empleo implementadas por el MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL orientadas a sectores de la economía popular«. En el Art. 3° se estipula que «las trabajadoras y los trabajadores destinatarios del PROGRAMA DE TRANSICIÓN AL SALARIO SOCIAL COMPLEMENTARIO percibirán en forma directa y personalizada una ayuda económica no remunerativa mensual de PESOS CUATRO MIL ($ 4.000), para su disponibilidad a través de una tarjeta magnética. Esta prestación dineraria tendrá por objetivo solventar, apoyar y promover los esfuerzos individuales y colectivos de los sectores sociales más postergados, dirigidos a concretar su fuerza laboral en un trabajo formal y de calidad«.

En el Art. 4°, de la Resolución, expresa que «el cobro de la ayuda económica del PROGRAMA DE TRANSICIÓN AL SALARIO SOCIAL COMPLEMENTARIO será incompatible con la percepción de: 1). una remuneración proveniente de un contrato laboral bajo relación de dependencia; 2) prestaciones contributivas por desempleo; 3) prestaciones previsionales; y 4) ayudas económicas provenientes de programas de empleo«.

Relacionado con esta temática a fines de febrero de 2024 el nuevo gobierno dictó el Decreto 198/2024 donde se elimina el programa Potenciar Trabajo y a sus beneficiarios se los canaliza en dos nuevos programas: «Volver al Trabajo» y «Acompañamiento Social». Habrá que analizar cómo se da esta transición y las características de la misma en cuanto a su efectividad, reconociendo que el anterior programa no cumplió -en general- con el objetivo de crear trabajo genuino.

La orientación de los trabajos de la economía popular pueden ser para sí mismos (por ejemplo de ayuda mutua entre familias o vecinos para autoconstrucción, reparación de sus viviendas, comedores para niños/as, posibilidad de ser prosumidores de la agricultura urbana, etc.) o para terceros. En este caso la modalidad puede estar vinculada a trabajos independientes informales, cooperativas (como las de los cartoneros), monotributistas sociales, monotributistas (de escala más baja de ingresos), etc. A veces se presenta la dificultad de formalización y referencias morales y técnicas (de quienes se postulan en la oferta de servicios) para que se efective el contacto entre trabajadores de la economía popular y sectores medios de otras zonas que necesitan de estos servicios. Al respecto pueden ser útiles plataformas virtuales orientadas a servicios de mantenimiento y construcción (como esta) o para tareas de servicio doméstico (como esta). Para ello es importante contar con el apoyo de referentes económicos, sociales o culturales, así como de ongs y del estado, que den testimonio o constancia de aval para sortear esta dificultad. Esto forma parte del necesario «capital social» que sectores medios o altos deberían aportar para que se pueda salir de la marginalidad. Algunos ejemplos concretos de articulación con sectores populares -en general vinculados a la inserción laboral- son los de la Fundación Pescar o el Programa Empujar que pueden ser de referencia para experiencias similares (con apoyo de parroquias, comunidades evangélicas, etc.) en ayudar a impulsar emprendimientos autónomos, de microempresas o cooperativas de servicios. Del mismo modo puede darse una articulación con las prácticas de extensión o solidarias (1) de las Facultades de Arquitectura o de Ingeniería, así como de Económicas (en cuanto a gestión) de distintas Universidades, o de la UTN, para tareas de capacitación y supervisión inicial de las tareas que realizan.

También hay iniciativas de grupos empresarios y movimientos sociales de articulación virtuosa con este sector. En esta nota, el empresario Gustavo Grobocopatel señala que «…. desde hace muchos años yo tengo un compromiso con la economía popular a través de un colectivo que se llama Argentina Armónica, donde un grupo de empresarios, movimientos sociales y políticos tratamos de pensar cómo resolver los problemas de la economía popular”. Algo ampliatorio se puede ver en este artículo.

En lo que se refiere a los sectores y tipos de trabajos (además de los ya citados más arriba), a continuación damos un listado tentativo y su posible articulación con otros actores:

  • Mantenimiento de Infraestructura Local: puede ser aplicado a plazas y parques (instalación de juegos y para ejercicio físico), bordes de las vías del ferrocarril, veredas, colegios, centros de salud y hospitales, colocación de redes de luminarias, agua, limpieza de tanques de agua, de fachadas, cloacas, gas y cables de tv e internet, señaléctica en paradas de colectivos, trenes y lugares públicos o históricos, limpieza de arroyos y drenajes, podas. Estos trabajos deben ser articulados con el estado nacional (por ejemplo ferrocarriles), provincial y en particular municipal
  • Construcción y autoconstrucción: está asociado a las siguientes profesiones como albañiles, plomeros, gasistas, electricistas, carpinteros, pintores, herreros, cerrajeros, vidrieros, instaladores de policarbonatos y acrílicos. Puede estar articulado con la Fundación de la UOCRA, ongs y plataformas virtuales.
  • Economía del cuidado, fundamentalmente liderada por mujeres que cumplen tareas en sus hogares y para terceras personas como empleadas domésticas, damas de compañía, auxiliares en cuidado de personas ancianas, con discapacidad y menores. Una experiencia muy interesante, expresada bajo la modalidad de economía social, es esta,
  • Forestación: plantas en general, plantas frutales y recolectores de paltas y otros frutos. Puede estar articulado con el municipio y viveros estatales, privados, facultades de AgronomÍa y el INTA.
  • Huertas urbanas en tierra y en acuacultura (ídem anterior en cuanto a posibles articulaciones), y más en general como esto.
  • Verduleros
  • Recicladores de cartón y papel, plásticos, vidrio, metales, circuitos eléctricos, neumáticos, construcción, orgánicos para compost y biogas, otros.
  • Animación deportiva y artística: en clubes, parroquias, potreros
  • Trovadores urbanos para actuar en medios de transporte, estaciones de trenes y subtes, plazas y parques.
  • Grafiteros/pintores artísticos para fachadas de edificios públicos, medianeras que dan al ferrocarril, vía pública en general o plazas, y en el caso de privados en acuerdo con sus propietarios.
  • Reparación de ropa, corte y confección, talleristas
  • Gastronomía: cocina, panadería y pastelería, en negocios estables o en ventas ocasionales (ambulantes, a domicilio, ferias populares, etc.)
  • Redes: empalmadores de fibra óptica
  • Instaladores de calefones solares y paneles solares
  • Jardineros
  • Floristas
  • Diarieros y puestos de venta de libros y revistas (usadas o nuevas)
  • Para control de plagas
  • Paseadores y cuidadores de perros
  • Peluqueros/as
  • Lustrabotas,
  • Cosmetólogas y manicuras
  • Delivery
  • Logística de mercadería
  • Vendedor ambulante o en lugares proporcionados por las autoridades locales
  • Remiseros/as,
  • Economía del conocimiento (replicando experiencias como esta), testadores de programas y programadores
  • Diseño de blogs y páginas web
  • Reparación de bicicletas
  • Reparación de motos,
  • Reparación de motores de bombas de agua, lavarropas y cortadoras de césped
  • Reparación de ropa, corte y confección, venta de ropa reciclada
  • Reparación de zapatos y zapatillas,

entre los principales (2).

En cuanto a la posibilidad de que los trabajadores de la economía popular se incorporen en Argentina a trabajos formales en relación de dependencia entendemos que depende de una macroeconomía ordenada (y de variables com el tipo de cambio y la tasa de interés), de la calidad y cobertura del sistema educativo y de formación profesiones, así como de otras cuestiones generales y condiciones regionales. Respecto de estas últimas será mucho más difícil en el conturbano bonaerense que donde se desarrollan emprendimientos como Vaca Muerta en la provincia de Neuquén o el litio en el NOA. Referido al tipo de cambio, si suponemos que el mismo tendrá que ser «relativamente alto» (aunque con posibles vaivenes) en los próximos años, habrá que hacer un análisis minucioso de las industrias o sectores (como el software y el turismo, las industrias culturales, la gastronomía) que se pueden desarrollar y cuales no. Los primeros definirán el perfil productivo de una Argentina «posible» en cuanto a la generación de valor agregado sostenible. En cuanto a la tasa de interés no es sostenible la que rige hasta mediados de 2019 dado que imposibilita cualquier inversión o financiamiento razonable. Un tema no menor es -lamentablemente- el rol de algunas organizaciones sociales que se quedan con una parte o porcentaje de los programas que el estado le asigna a los trabajadores de esta economía popular.

(1) respecto de las prácticas solidarias de estudiantes universitarios, la Universidad de Buenos Aires, estableció en el 2011, que para los nuevos estudiantes -que comenzaran a partir de 2013 y antes de finalizar su carrera- debían realizar prácticas solidarias. A ese año la UBA tenía 308.748 estudiantes de grado. Suponiendo que en la actualidad tenga una cifra similar (aunque probablemente sea superior), podría ser un aporte muy importante -con la supervisión de docentes- en la capacitación y evaluación de trabajos -por ejemplo- en la rama de construcción (Facultades de Arquitectura y de Ingeniería) en la región metropolitana de Buenos Aires. Podría comenzar con el mejoramiento de las viviendas de los barrios populares con la ayuda de empresas, Municipios y/o Ministerio de Desarrollo Social (provincial y nacional) que aporten insumos y herramientas para dichas tareas. Luego de dicha experiencia podrían encarar trabajos para terceros y allí la Facultad de Ciencias Económicas podría colaborar en el armado de microemprendimientos. Estos antecedentes les podrían posibilitar ofrecer sus servicios en plataformas virtuales.

(2) En esta nota de la revista La Nación se plantea el retorno de oficios como herreros, carpinteros, restauradores de muebles, etc. no sólo para la economía popular sino también para la economía formal

PD: Sobre esta temática se puede ver lo desarrollado por el PEPTIS (en el marco de la UMET), donde se presentó el Cuadernillo 1 y el Cuadernillo 2, y el audio se puede escuchar en este link. También es interesante esta nota de Roberto Sansón Mizrahi (en Opinión Sur) y  esta mesa redonda. En cuanto a programas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación esta temática está relacionada, como ya se ha expresado más arriba, con Potenciar Trabajo y Emprendedores y Cooperativas Sociales, que fue sustituido por dos nuevos programas.

El liderazgo más adecuado

Hay disciplinas, como la psicología social y la sociología de las organizaciones, que entre sus temáticas están el tratamiento de los distintos estilos o tipos de liderazgo en un grupo, que pueden ampliarse a espacios mayores como instituciones y países. Es así que se describen y analizan en ellas el liderazgo autocrático, el liderazgo paternalista, el liderazgo que deja hacer o «laissez-faire», el liderazgo democrático, el liderazgo transaccional, el liderazgo transformacional…, entre los principales. Predominará o será más viable uno u otro, según la historia del grupo (institución o nación) y la dinámica del contexto en el que el mismo está. 

Quisiéramos hacer una modesta reflexión -hecha con todo respeto y buena intención- sobre algunos rasgos de cómo esto se ha dado, en los orígenes y recientemente, en una institución como la Iglesia Católica. Sabemos que en los orígenes antes de la muerte y resurrección de Jesucristo, El eligió a Simón Pedro (luego San Pedro) en un lugar preeminente entre sus seguidores. Según esta fuente «la Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18-19). Otras Iglesias católicas apostólicas, como la ortodoxa, no lo consideran de esta manera, por entender que Jesús no edificaría su Iglesia sobre un hombre (Pedro) sino sobre la confesión de fe que Pedro hizo: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mateo 16:16). Para los ortodoxos, la Iglesia se edifica sobre Cristo, Hijo de Dios, y Pedro no constituye la cabeza de la Iglesia, sino un apóstol que pudo ver en ese momento por gracia del Espíritu Santo lo que Jesús sería según la fe cristiana. La Iglesia ortodoxa de Antioquía lo considera el primero de sus obispos en la sucesión apostólica».

Posteriormente a la muerte y resurrección de Jesucristo emergió como Apóstol Pablo de Tarso (luego denominado San Pablo). Según la fuente mencionada era hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín.​ El libro de los Hechos de los Apóstoles señala además otros tres puntos respecto de Pablo: (1) que fue educado en Jerusalén; (2) que fue instruido a los pies del famoso rabino Gamaliel, y (3) que era fariseo. Fue perseguidor de cristianos hasta su conversión al cristianismo.​ Dada su gran formación y su conocimiento de la cultura helénica —hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo— le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura, por lo que su mensaje cosechó un pronto éxito en territorio griego. Fue denominado Apóstol de los Gentiles y su rol fue fundamental en la expansión de la fe cristiana (a nivel de divulgación es interesante este video y este sobre los primeros tiempos de Pedro y Pablo).

El suplemento Valores Religiosos del diario Clarín publica una nota de Ariel Alvarez Valdés, licenciado en Teología Bíblica (Jerusalén) y doctor en Teología Bíblica (Salamanca) sobre «¿por qué se pelearon San Pedro y San Pablo?». Comienza diciendo que «una de las disputas más duras que se registra en la Biblia es la que sostuvieron Pedro y Pablo en la ciudad de Antioquía, a fines del año 48, cuando ambos se encontraron allí por cuestiones misioneras. La discusión fue tan grave que, siglos más tarde, y para disimular el escándalo, san Jerónimo explicó que fue una pelea simulada. Pero san Agustín le hizo notar que se había tratado de una verdadera pelea. ¿Cuál fue el motivo? San Pablo lo cuenta en su carta a los gálatas (Gal 2). Todo comenzó en Antioquía de Siria (480 kilómetros al norte de Jerusalén), donde en la década del 30 se había formado una comunidad cristiana extraña y original, pues se habían incorporado en ella por primera vez numerosos paganos. Era una iglesia diferente y revolucionaria: la primera comunidad mixta de la historia (Hch 11,20-21). Allí trabajaban como dirigentes Pablo y Bernabé (Hch 11,22-26). En cierto momento, surgió allí la cuestión de si era obligatorio para los nuevos cristianos cumplir también con las leyes de Moisés. ¿Debían los cristianos de la comunidad hacerse también judíos para formar parte de la Iglesia?». Pablo, Bernabé y Tito fueron a Jerusalén a debatir, con Pedro y esa comunidad, esta situación, y si bien fue aceptada la posición de Pablo, luego en una visita de Pedro a Antioquía llegaron unos cristianos de la comunidad de Jerusalén y se revirtió esta situación. Pedro «temiendo provocar un escándalo frente a los recién llegados, decidió dar marcha atrás, y asumir de nuevo una actitud más estricta, apartándose de los cristianos-paganos y juntándose sólo con los cristianos-judíos, rompiendo así la unidad de la iglesia (Gal 2,12).» A la larga triunfó la posición de Pablo, pero es una enseñanza muy interesante sobre distintos tipos de liderazgo respecto de cómo abordar el futuro.

Recientemente en la Iglesia católica, el Papa Benedicto XVI (un teólogo muy destacado), intentó reafirmar una tradición (que incluyó la restauración del latín para determinadas misas) e introducir cambios en esa dirección, pero se encontró con situaciones de mucha gravedad al interior de la curia romana que no podía manejar y se vió obligado a dimitir. Allí fue elegido el Cardenal Jorge Mario Bergoglio que adoptó el nombre de Papa Francisco, dándole un gran significado a ese nombre vinculado a San Francisco de Asís, y por lo tanto de una Iglesia más pobre y vinculada a los pobres. Encaró cambios en la Curia Romana (relacionados con escándalos de corrupción), así como en líderes religiosos acusados de pedofilia, impulsó un Sínodo de la Familia del cual extrajo lineamientos para una postura más compasiva hacia las parejas divorciadas (posición muy resistida por los sectores más conservadores) y viene nombrando Cardenales con una línea más pastoral. Tiene una posición internacional muy destacada respecto de los migrantes, crítica respecto del funcionamiento de la economía actual y del cambio climático, muy fundamentada en la Encíclica Laudato Si. Más allá de las controversias que generan algunas de sus intervenciones en el caso argentino, quisiéramos detenernos sobre un aspecto en el que consideramos no se ha avanzado en una línea paulina y compasiva frente a las mujeres que abortan (en la práctica e implícitamente se defiende que vayan a la cárcel).

Para ilustrar lo que venimos de expresar nos hemos ya referido en una nota sobre esta temática, y en particular ahora deseamos hacerlo mencionando una experiencia concreta de católicos/as en San José, California, nucleados en la «Guadalupe Hope Society«. Acompañan a mujeres embarazadas (en general en situación de vulnerabilidad socioeconómica) a que puedan tener a sus hijos. En el caso de que estén discerniendo sobre la posibilidad de abortar las orientan y facilitan la posibilidad de dar en adopción (y no abortar). Y si algunas abortaron las acompañan espiritual y psicológicamente en dicho trauma. Entendemos humildemente que este es el camino que cómo cristianos debemos adoptar de manera positiva y compasiva, y no apelar –en la práctica– a la ley del César para que sea punible penalmente. Ojalá que el Papa Francisco y la jerarquía católica puedan incorporar la visión y enfoque de Pablo sobre la diversidad cultural y los signos de los tiempos, en aspectos como el que se viene de mencionar. Dada la importancia que tiene esta institución, y cualquiera sean nuestras creencias (en nuestro caso católica), entendemos que ello nos puede ayudar a construir un mundo mejor.

PD: El 18 de julio de 2018 apareció esta noticia vinculada a que los curas villeros de la región metropolitana de Buenos Aires abrirán centros de contención para prevenir abortos en barrios pobres, lo que va en línea con lo planteado en esta nota. Así mismo las Iglesias evangélicas nucleadas en ACIERA implementaron la Red Nacional de Acompañamiento a la Mujer con embarazo vulnerable. Por su parte el 29/12/2020 el Senado aprobó la despenalización del aborto.

¿Creencias versus Ideologías?

En el libro de Ortega y Gasset que mostramos en la entrada, el filósofo expresa que «mientras que las ideas las pensamos, somos las creencias. Quiere decir Ortega que las creencias forman parte íntima de nosotros hasta tal punto que no son objeto de nuestro pensamiento consciente, todo lo contrario, son cosas que damos por hechas sin más. Cuando el mundo nos muestra una fractura entre él y nuestra creencia no podemos más que reaccionar con estupor. Aunque las creencias pueden ser problematizadas en pocas ocasiones y esto solo por contadas personas, no podemos dejar de creer en ellas, a diferencia de las ideas».

La afirmación anterior surge de este ensayo que, además agrega que «por idea debemos entender, según el filósofo, aquellas estructuras mentales explicativas en las que pensamos. En tanto que somos conscientes de ellas son ideas y no creencias, por tanto la distancia entre el sujeto y sus ideas es un hecho radical. Somos portadores de ideas. En este sentido la ciencia, como actividad consciente, es un conjunto de ideas explicativas de aquello que llamamos real. Lo real debe ser entendido, lógicamente, como un entramado de nuestra mente, el mundo “en sí” no es accesible a nuestras ideas y ni siquiera problematiza Ortega la cuestión de si existe un sustrato metafísico más allá de ese mundo mental que llamamos realidad. No es una cuestión relevante. Desde esta perspectiva, ciencia, religión y poesía están más estrechamente emparentadas de lo que creemos: son estructuras mentales conscientes que pretenden interpretar lo real. Que la ciencia sea considerada como conjunto de ideas objetivas es irrelevante para el asunto, puedo volver al ejemplo de la religión: en la edad media europea se pensaba que el cristianismo y sus explicación del mundo terrenal y espiritual era “objetiva”, esta valoración de la estructura ideológica de la religión no la transformaba en objetiva ni distinta a cualquier otra estructura de ideas».

El Papa Francisco, que lidera el catolicismo en el mundo y tiene una prédica y gestos tan relevantes vinculadas con los excluidos y con el cuidado del medio ambiente, parece no concordar con el enfoque de Ortega -al menos- cuando las ideas van en determinados sentidos. Lo ha expresado en numerosas oportunidades, por ejemplo en un Encuentro con el Comité de Coordinación del CELAM, en Rio de Janeiro, el 28/7/2013, tal como se puede visualizar en este link. Allí entre otras cuestiones habla de «La ideologización del mensaje evangélico. Es una tentación que se dio en la Iglesia desde el principio: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia», y dentro de ellas:

«a) El reduccionismo socializante. Es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista.

b) La ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el ”encuentro con Jesucristo” y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferencial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad.» También lo expresó en un viaje a Paraguay (las ideologías terminan mal), en eventos en la Santa Sede (la ideología es un mal), entre otros.

¿Qué podemos decir sobre lo de Ortega y Gasset y las afirmaciones del Papa Francisco (1)?:

  • según el primero son cuestiones diferentes y que coexisten en todo ser humano y cultura,
  • la coexistencia de unas con otras, hace que sea difícil separarlas tajantemente, como lo demuestra el caso del sistema de ideas que se consideran derivadas de la fe cristiana que, en la Iglesia Católica se denomina Doctrina social de la Iglesia,
  • cuando el sistema de ideas o ideología se basa en una totalidad o cosmovisión cerrada, entra en conflicto con una creencia del Todo (o Dios) y si se quiere imponer por la fuerza termina mal o en violencia, como dice el Papa Francisco,
  • del mismo modo cuando las creencias quieren aplicarse a la realidad bajo un sistema de ideas y por la fuerza (como han sido los integrismos y fundamentalismos) también terminan mal,
  • el sistema de ideas, que denominamos ciencia y se funda en evidencia empírica, es de fundamental importancia articularlo con el resto de las ideas y creencias, a fin de un mutuo enriquecimiento en la búsqueda de una verdad compleja, que se nos va develando en el curso de la evolución.

Poder discernir sobre estas cuestiones de manera profunda y sincera es un aporte a no caer en debates estériles que se anulen mutuamente. Ojalá podamos abordar esta complejidad que han tenido y tienen tantas implicancias para ir hacia un mundo mejor o un mundo peor.

(1) Un cambio significativo en el lenguaje fue realizado en este documento del 4/2/19 firmado en Abu Dabi entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, donde en una parte del documento se condenan o rechazan «la tendencias ideológicas odiosas» dándole una precisión que, hasta ese momento, no se daba.

El Rol de la Cultura

El concepto «cultura» tiene muy diversos significados. Según la Wikipedia la palabra proviene del «latín cultūra y es un término que tiene muchos significados interrelacionados. Por ejemplo, en 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn compilaron una lista de 164 definiciones de «cultura» en Cultura: Una reseña crítica de conceptos y definiciones; y han clasificado más de 250 distintas. En el uso cotidiano, la palabra «cultura» se emplea para dos conceptos diferentes:

  • Excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también conocida como alta cultura.
  • Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver necesidades de todo tipo».

Para Julio Cortazar «la cultura es el ejercicio profundo de la identidad». Podríamos agregar: personal, familiar, grupal, étnica, popular, nacional y aquella que se va conformando a nivel global.

En una nota del diario El País la directora de la Fundación Europea de la Cultura, Katherine Watson, considera que las ideas innovadoras de la sociedad civil pueden mostrar a los políticos soluciones inclusivas para ciertos problemas. Al respecto, en una parte del reportaje, se da este diálogo:

«P. ¿Este concepto de cultura puede ser una herramienta para luchar contra la pobreza o la desigualdad?

R. Creo que somos muchos los que vemos en la cultura una fuerza de cambio del mundo, para lograr sociedades más igualitarias y justas. Y eso puede ser a través de proyectos en el terreno económico, político, social, educativo… Pero con la intención compartida de que la sociedad sea más inclusiva y democrática en Europa.

P. Pero, ¿cómo?

La democracia no es solo votar. La democracia de cada día que tiene que ver con la participación en tu comunidad, incluso si no eres un ciudadano oficial

R. La democracia no es solo votar. La democracia de cada día que tiene que ver con la participación en tu comunidad, incluso si no eres un ciudadano oficial. Tenemos la idea de que la cultura es arte y literatura. Pero tenemos el ejemplo de la chica egipcia que trabaja con mujeres con Down que quiere abrir una cafetería y vender galletas. Eso es un espacio cultural también, como lo puede ser un teatro o una biblioteca. Hablamos de lugares compartidos en los que la gente pueda aprender a vivir conjuntamente. Pongo un ejemplo. Entre todos nuestros programas, desde hace una década entregamos anualmente el premio Princess Margriet, que es un galardón de cultura para el cambio. Uno de los ganadores de 2017, Luc Mishalle, es músico y de bastante éxito, por cierto. Él trabaja en Molenbeek, en Bruselas, un barrio conocido en los medios de comunicación porque allí residían los terroristas que atentaron en el aeropuerto de la ciudad. Esto ha provocado que sus vecinos estén divididos, muchos sienten que ese barrio ya no es el suyo. Por eso Mishalle lleva años trabajando con niños y personas mayores de diferentes culturas en la creación artística para la comunidad y tocan en las plazas públicas, lo que tiene poco que ver con su trabajo en los grandes escenarios. Así que él es un artista, pero también es un trabajador social. Y eso es lo que queremos destacar y celebrar.

Otro ejemplo lo encontramos en una de las ideas que tenemos en esta edición del IdeaCamp. Se trata de la creación de una plataforma online en la que personas que quizá todavía no tienen sus papeles en regla, puedan conectar sus capacidades con las necesidades en la comunidad. Un lugar para compartir habilidades».

Se considera que este enfoque de la cultura, relacionándolo con «lo mejor» de la identidad (en el concepto de Cortazar) en sus diferentes expresiones, así como otros planteados, por ejemplo, por el Papa Franciscolíderes sapienciales, nos pueden ayudar a converger hacia un mundo mejor.

 

Descartables

Hay muchas cosas descartables en la vida. El descarte del procesamiento de la droga de cocaina es lo que se denomina «paco» (ver imagen de la entrada). Este elemento también es uno de los cuales contribuyen a transformar a las personas en descartables hasta que terminan produciéndoles daños irreparables y muriendo por sus efectos. Hay muchas historias de vida muy angustiantes sobre este tema y el conductor televisivo Diego Sehinkman, en el programa Terapia de Noticias de LN+ del 18 de abril la ha denominado «epidemia» (ver minuto 51 en adelante). Ello fue actualizado en este programa desde el minuto 31 en adelante.

En otra nota nos hemos referido a la cuestión general de las drogas, así como en otra entrada a la prevención del delito. En esta desearíamos hacer algunas preguntas y reflexiones adicionales vinculando ambas cuestiones con la pobreza y la salud, en especial para el caso argentino (particularmente en las grandes metrópolis). Aquí van:

  • ¿el combate policial y judicial contra las drogas no debería ser acompañado de otras medidas adicionales preventivas?
  • si la familia no puede, los institutos correccionales de menores -en general- «no corrigen» estos comportamientos (muchas veces los agravan) y la escuela se ve sobrepasada, ¿no habrá que generar espacios sanitarios (de internación o de día, según la gravedad) donde se combinen profesionales de la salud, con la enseñanza artes y oficios, así como de prácticas de deportes que saquen a los jóvenes del hastío y el sin sentido cotidiano? ¿se podrá pedir la colaboración de los distintos cultos, clubes de barrios, ongs… que puedan aportar distintas capacidades y competencias para jóvenes? Allí habrá que desagregar aquellos jóvenes que tienen posibilidades reales de recuperación, de aquellos a los que habrá que nuclear en instituciones que posibiliten un cuidado paliativo y tareas acordes con sus posibilidades.
  • ¿lo anterior no podrá ser empalmado un programa de tutores (como dice Daniel Arroyo) e iniciativas como las casas del futuro del Ministerio de Desarrollo Social, y otras experiencias similares? ¿de ahí articular con la terminación de la escolarización y realizar una mayor capacitación profesional?
  • ¿los Municipios no tendrían que tener un rol importante en generar proyectos de desarrollo local (espacios deportivos y recreativos, mantenimiento de infraestructura urbana, limpieza y reciclaje urbano, etc.) que den trabajo a estos jóvenes?
  • ¿no habrá que evaluar si se pueden recaudar más recursos, como expresa el politólogo José «Pepe» Nun, no sólo para reducir el déficit fiscal sino también para financiar estas iniciativas muy vinculadas a la pobreza, la salud y el delito?

entre otras posibles iniciativas a considerar.

Todo esto debería formar parte de un cambio de cultura frente a los considerados «invisibles«, «los nadies«, o productos de la cultura del descarte a la que se refiere el Papa Francisco o el escritor Saramago que dice: «el ser humano es la cosa más descartable que existe hoy. Se descartan personas que ya no se necesitan, se descartan trabajadores, culturas, pueblos, lo que no cuente con una utilidad para que el carro triunfal de una economía globalizada siga su camino. Esta es una sociedad que halaga a los jóvenes y adolescentes, los cautiva, los aprecia, pero en el fondo los convierte en instrumentos del consumismo».

El cambio de cultura debería reflejarse en responder positivamente preguntas del tipo de las más arriba formuladas y -de manera urgente- en medidas concretas. Ello nos puede conducir a un mundo mejor.

PD: Son muy importantes experiencias positivas de recuperación como las del Programa Vida de las Iglesias Evangélicas nucleadas en ACIERA.

 

Capitalismo desigual y sus implicancias

En este blog intentamos reflexionar, fundamentalmente, sobre la cuestión sistémica que nos pueda conducir a un mundo mejor. En función de ello hemos abordado, en distintas partes, la temática del sistema capitalista vigente hoy en el mundo. Del mismo hemos dicho diferentes cosas. Su fortaleza principal es que ha creado riqueza como ningún otro sistema. Sus principales debilidades: crisis recurrentes (con sus secuelas), no sustentabilidad ambiental expresado en sus efectos sobre los daños a la naturaleza y el cambio climático (Acuerdo de París, intelectuales y referentes religiosos que se han referido al mismo) y no sustentabilidad social. Esta última se expresa, en particular, en la distribución del ingreso (véanse datos en la imagen de la entrada) tanto en la relación capital-trabajo como en el rol del retorno del capital respecto de la provisión de bienes y servicios a los consumidores (con especial gravedad en la salud), y su reflejo en la cuestión fiscal (impuestos y asignación de gastos).

Antes de seguir avanzando con este tema debemos decir que la desigualdad se ha manifestado desde antes del surgimiento del capitalismo, y que la misma deriva fundamentalmente de relaciones de poder, en especial asimétricas. Por lo tanto el capitalismo es una forma particular de como se expresan las relaciones de poder en este sistema y en esta dimensión socioeconómica.

Si bien hemos destacado la importancia de converger hacia un postcapitalismo, cuando hemos hecho la síntesis describimos las principales reacciones que han habido respecto del capitalismo (a las que habría que agregar las relacionadas con los populismos, en particular de izquierda). En estos últimos tiempos ha surgido un peculiar rescate de una variante de capitalismo, que es aquel que ha permitido el ascenso y la movilidad social y el progreso material de amplias capas de la población (incluyendo las de más abajo), en especial en casos de países que han recibido gran inmigración como la Argentina o Estados Unidos de América (*). Sobre este último país, el rescate del «sueño americano» ha tomado la variante comunicacional de «salvar al capitalismo«, por parte de Robert Reich, respecto del surgimiento de variantes anti-sistema. Además de un libro y conferencias, hay un film en Netflix sobre esta temática. Allí se pone de manifiesto, entre otros elementos, el poder de lobby («cabildeo») de los grandes grupos económicos sobre el Congreso (en especial desde los años 70 hasta el presente) para que las reglas o normas los favorezcan. Por lo tanto las instituciones, en cambio de estar a favor de la mayoría de los ciudadanos (y en especial de los más débiles), están a favor de los intereses de las grandes corporaciones. En esa línea es muy interesante este video.

Lo que venimos de mencionar también aparece en la nota realizada sobre «dirty money«, en particular vinculada a algunos laboratorios o industria farmacéutica, y al sistema financiero. Esto pone en cuestión la misma noción de democracia, desnaturalizando su esencia.

Para finalizar quisiéramos relacionar el papel de la política (que Robert Reich busca valorizar en su país), con una nota de Carlos Fara, sobre el futuro de la política, en un evento del T20 realizado en Buenos Aires el 1 y 2 de febrero de 2018, de un grupo de trabajo sobre “gobernanza global, cohesión social y el futuro de la política”. Allí, entre otros elementos, se destaca que si bien hay un apoyo general al sistema democrático «existen 2 luces amarillas:

  • Los sectores de menores recursos manifiestan menor apoyo a la democracia, y
  • A mayor nostalgia sobre el pasado de un país (hace 50 años estábamos mejor), menor apoyo a la democracia.

Esto significa que persisten dos fuentes de amenazas: los que tiene menos acceso a bienes materiales, y quienes sienten que el mundo vivió una época mejor.

En esa misma línea, Sergio Bitar del Diálogo Interamericano puso el foco sobre lo que está sucediendo de largo plazo en la región latinoamericana: somos la parte del planeta más desigual, más violenta y menos innovadora. Una confluencia explosiva. En función de eso, este ex ministro de Allende, Lagos y Bachellet, aboga por un sustancial incremento de las capacidades de los aparatos estatales de modo de poder satisfacer adecuadamente cuestiones claves como la protección social, la competitividad, la seguridad y la gobernabilidad. Pero Bitar fue muy taxativo respecto a que no necesitamos Estados más grandes (porque ya serían imposibles de financiar), sino más eficientes….»

Al final se pudo «subrayar que:

  1. la problemática de la cohesión social y la gobernanza es global y estructural;
  2. nos enfrentamos a sociedades más complejas que nunca antes;
  3. la construcción de una mayor capacidad de respuesta por parte de los Estados –sobre todo en la región- es central;
  4. los Estados no pueden resolver todo lo que las sociedades le plantean;
  5. no se trata de agrandar los Estados más de lo que ya están; y
  6. parte de la tarea tiene que ver con reequilibrar las expectativas que las sociedades tienen e implicarlas en la solución de los problemas en función de que asuman ciertas obligaciones.»

Si bien creemos que si no se remueve el individualismo y la codicia de la cultura reinante, se buscan alternativas de economías con otros valores y se promuevan otros tipos de intercambio y de fiscalidad (en línea con planteos como los de Thomas Piketty), no habrán soluciones de fondo a esta temática. De todos modos lo planteado por Reich, así como lo de Bitar y el T20 en Buenos Aires, es fundamental y lo más realista a corto plazo como base de encarar el fortalecimiento de instituciones eficaces que -al menos- acoten la desigualdad en el capitalismo. Si hay una amplia participación ciudadana en esta dirección y una dirigencia virtuosa, esto seguramente contribuirá a ir construyendo un mundo mejor.

(*) además del fenómeno de las migraciones entre países por motivos socioeconómicos, y todo el debate sobre la división internacional del trabajo y la globalización.

PD: sobre esta temática también puede verse este Informe.

Así en la Tierra como en el Cielo

En un contexto de posmodernidad, es decir de caída de grandes relatos y utopias, todo lo que sea plantear escenarios donde reine la fraternidad, el amor, la amistad social y la justicia es radicalmente objetado.

Dentro de esta cosmovisión reinante, y desde una perspectiva crítica sobre enfoques del catolicismo, escribe Loris Zanatta, una nota denominada «China y el reino de los cielos«, criticando declaraciones de Mons. Sanchez Sorondo respecto de que la economía china es una economía del bien común. Coincidimos con esta crítica en una nota que fuera redactada en este blog. Lo que no coincidimos es en su conclusión final: «Es otra coartada para luchar siempre contra el mismo enemigo, la sociedad abierta, libre y plural, siguiendo siempre el mismo mito: el reino de los cielos. Lo cual, sin embargo, como debería saberse, no es de esta tierra».

Zanatta hace referencia al Padre Nuestro (imagen de la entrada), que es la oración que Jesús legara a quienes se definieran como cristianos. En una parte del mismo expresa: «…venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo también sobre la tierra…» Esta última parte es clara, no deja solamente «el reino y la voluntad de Dios para el cielo, sino también para la tierra». Ello no implica creer que el paraíso terrenal sea posible de recrear o implementar en humanos y sociedades imperfectas (1). Un acercamiento relativo e imperfecto sólo sería posible si hay un gran salto evolutivo en la conciencia de la mayoría de la población de los «teóricamente sapiens», que hoy parece muy lejano (como podemos visualizar con la no resolución de graves problemas como el cambio climático).

Respecto a cómo se concreta el acercamiento y la vivencia del reino de los cielos, en el Evangelio no hay una sola mención de que esto se implementa con violencia o de manera autoritaria. Hay numerosas menciones a las semillas que germinan (sólo las que caen en la «buena tierra»), a que ya el reino está presente desde ahora no sólo en nuestro interior sino cuando compartimos, nos amamos los unos a los otros e invocamos su presencia (2), y que todo esto es muy diferente al reino que esperaban los judíos en su tiempo para liberarse del yugo romano así como a la lógica del César (el poder, la ley, el dinero y luego va a ser el lucro y el intercambio bajo la modalidad mercantil) (3).

Zanatta puede estar suponiendo -si bien no lo dice explícitamente- que el Papa Francisco (a través de su canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias) está proponiendo una utopía para este mundo, vinculado a formas autocráticas. Más allá de la tradición política argentina que influyó en el actual canciller y de manera diferente en la del Papa en su formación, en un discurso que hizo este último ante los Obispos del CELAM, en Brasil al comienzo de su pontificado (del cual hice oportunamente un comentario), criticó fuertemente a los enfoques utópicos y planteó que este reino de los cielos (o utopia) se da aquí en la tierra sólo bajo «chispas de eternidad».  Por lo tanto es consciente de su presencia acotada en este mundo y que sólo se va a dar plenamente en el cielo. Ello no obsta a que sea muy deseable que esas «chispas» se puedan extender lo máximo posible de abajo hacia arriba, respetando la libertad, la conciencia de cada persona y por lo tanto compatible con una sociedad abierta y también con el espíritu evangélico.

Seguramente la frase de Mons. Sanchez Sorondo -además de su tradición nacionalista- está más relacionada con el creciente acercamiento entre el Vaticano y China, que a una perspectiva doctrinaria que sostenga el actual Papa. Por ello lo que concluye Zanatta, más allá de elementos válidos, debiera también acotarse a esta dimensión.

(1) Recuérdese la pregunta, en tono afirmativo, de Jesús a los que querían apedrear a la mujer adúltera: «el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra». Partiendo de allí, en el Evangelio que Jesús nos pide amar a los enemigos, su práctica efectiva nos lleva hacia la perfección o santidad.

(2) Esto es posible de vivir en pequeños grupos o comunidades, y mucho más difícil cuando la escala aumenta y tiende a grandes multitudes donde las reglas (vinculadas a estímulos y desestímulos diversos) y modos organizacionales juegan un papel central.

(3) Siguiendo a Karl Polanyi hay otras formas de intercambio, como hemos expresado en la nota 2 de este artículo.