¿Una economía con otros valores?

En esta entrada nos planteamos la pregunta, si la economía (entendida como la corriente principal de la misma), puede tener «otros valores» que no sean la maximización del excedente económico que denominamos «lucro».

La primera respuesta sería «no», si consideramos a la economía -en el contexto del sistema capitalista- como una forma de «carrera» o competencia para el progreso individual, para generar riqueza y -a veces- sólo para sobrevivir en el mercado en el contexto institucional que se de, y en oportunidades, bajo modalidades informales sin importarnos los medios que utilizamos para ello. En esto coincidirían tanto economistas de esta corriente como de la economía marxista, en el sentido de que las «las leyes» o lógicas de acumulación del capitalismo llevan a esta situación por más que el «capitalista a nivel individual» quiera hacer otra cosa. La realidad está compuesta de múltiples evidencias de daños ambientales y sociales (v.g. trabajo «no decente» y desigualdad) que así lo demuestran. Una visualización de esta afirmación para las grandes compañías se presenta en la película «La Corporación» o en la reciente serie «Dirty Money«. Ello no quita que algunos dueños de estas empresas o corporaciones, «disocien su negocio» de «su ganancia personal», y con esta última sean filántropos donando parte o gran parte (como es el caso de Bill Gates) de su fortuna a fines solidarios. También está la posibilidad -en el marco de la legislación que los habilite- de que sus empresas deduzcan ganancias de sus impuestos para aplicarlos a fines solidarios o de mecenazgo, sin que esto cambie el núcleo central de la «forma de hacer negocios» y con el beneficio de «mejorar la imagen» de la empresa ante la sociedad. Aunque la respuesta inicial sigue siendo «no, en lo sustantivo» (más allá de acciones de marketing que no van al fondo de la cuestión), no hay que subvalorar o menospreciar estos gestos y acciones -en especial cuando son «significativos»- de «otros valores» de manera paralela al accionar de la empresa.

Una segunda respuesta podría ser que «si», en el marco de que «estamos condicionados» pero «no determinados« en el sistema económico, donde emprendedores consideran que es imprescindible contar con un excedente para subsistir, innovar y eventualmente crecer, pero no buscan su maximización y menos «de cualquier manera». Para que esto suceda ¿de qué depende? De varios elementos, entre ellos, los móviles del empresario, los enfoques y prácticas del mismo, y el contexto socioeconómico e institucional (la cultura y la sociedad donde está inserta, la economía y el rol e instrumentos del Estado).

En lo que se refiere a los móviles en un trabajo de Hugo Kantis, Masahiko Ishida y Masahiko Komori (ver esta publicación, en particular el Gráfico 2-7 «Principales motivaciones para ser empresario»), donde se muestran los resultados de una encuesta a fundadores de empresas de los países seleccionados en el estudio). De estos resultados empíricos se puede observar que sólo un mínimo porcentaje tiene como motivación «ser rico» o que se plantean la maximización del lucro. En un resumen de esta investigación se presenta el siguiente gráfico:

Del mismo autor (Hugo Kantis) se puede ver esta conferencia sobre los distintos tipos de emprendedores y su dinamismo. Por lo tanto, si las condiciones en las que operan no son de gran rivalidad (o, de lo que podríamos denominar, gran «darwinismo» socioeconómico), está la posibilidad concreta de que haya una economía con «otros valores». Va en línea con experiencias prácticas, como la de Inés Berton quien, en esta nota, expresa que la gente quiere trabajar en «empresas épicas» así como la mencionada en esta nota.

En cuanto a los enfoques y prácticas, lo anteriormente explicado -más otros elementos de contexto que coadyuvaron a llevarlo a cabo- fue el origen del enfoque y práctica de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE, que se muestra en la imagen de la entrada), o también denominado «responsabilidad social corporativa», y una de cuyas derivaciones recientes -que buscan superarlas- ha sido las empresas de triple impacto o «empresas b» (es interesante este testimonio, esta nota o experiencias similares). Ya hay más de 1200 empresas de este tipo que se certifican en 40 países en el mundo y que -desde su misión y propósito- buscan beneficios económicos, sociales y ambientales de manera integrada (*) La Wikipedia expresa, entre otros elementos, que «aunque la expresión RSE surge entre los 50-60 en EE.UU., no llega a desarrollarse en Europa hasta los 90, cuando la Comisión Europea utilizó el concepto, para implicar a los empresarios en una estrategia de empleo que generase mayor cohesión social, puesto que en la sociedad europea había cada vez más problemas en torno al desempleo de larga duración y la exclusión social que eso suponía. Más tarde, en 1999, el secretario general de la ONU durante el Foro Económico Mundial de Davos, pidió al mercado mundial que se adoptasen valores con rostro humano».

La fuente que acabamos de mencionar expresa también que, en lo relativo a cuestiones institucionales, mediciones y evaluaciones, «como documento decisivo en Europa, destaca el llamado ​sobre RSC. El artículo 116,de la ley francesa sobre nueva reglamentación económica del 2001, incluso impone la obligación jurídica a las empresas, de informar acerca de sus acciones de índole social. En Brasil, la coalición presidida por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, en la que participan numerosos empresarios, ha promovido la RSC y existe un proyecto de Ley de Responsabilidad Social de octubre del 2003. Existen normas oficiales acerca de la RSC como la norma SA 8000 (Social Accountability Standard 8000) impulsada por el Council on Economic Priorities y aplicada por SAI,​ así como la norma SGE 21 de Foréticanorma que certifica globalmente la RSC en todos sus ámbitos. En noviembre de 2010 fue publicada la norma-guía ISO 26000, desarrollada con la participación de 450 expertos participantes y 210 observadores de 99 países miembros de ISO y 42 organizaciones vinculadas. La ISO 26000 no tiene por finalidad ser certificable ni un sistema de gestión, sino orientar las organizaciones en la introducción de prácticas socialmente responsables. Según la ONG Accountability en un ranking​ de los 108 países cuyas empresas tienen un mayor grado de desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial, los líderes son Suecia, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Reino Unido, Noruega y Nueva Zelanda

En la línea de una economía con rostro humano o con otros valores, encontramos el enfoque de la Doctrina Social de la Iglesia que emerge, en el contexto de una tradición católica, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Sobre este tema, además de otros, se expresa el economista Jeffrey Sachs en un reportaje que le hace Jorge Fontevecchia, donde este le pregunta: «Las encíclicas del Papa Francisco critican el capitalismo desde la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia. ¿La doctrina social de la Iglesia fue una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo? ¿Qué opina sobre el Papa?», y Sachs le responde:

«Sí, en realidad, desde 1891 las doctrinas sociales de la Iglesia han estado a favor de una economía de mercado, pero en contra de la codicia. Por lo que volvemos a nuestra discusión de que teníamos que aceptar el acuerdo faustiano (**) tal como es. Cuando León XIII introdujo el Rerum Novarum en 1891, se refería a la industrialización. Había un orden industrial nuevo, y dijo: “La Iglesia no está en contra del mercado, no está en contra de la propiedad privada, pero la propiedad privada tiene que vivir dentro de un marco moral”. Eso dice Francisco en el Laudato si’. Lo mismo. Creo que es una idea maravillosa. Una economía de mercado en un marco moral. Es lo que necesitamos, y el Papa lo pide: “No les hablo solamente a los seguidores de la Iglesia, hago un llamado al mundo todo”. Debatir sobre ese marco moral con los chinos, con los indios, con los africanos, con los latinoamericanos, con mi país. Creo que puede haber un marco moral común, de lo que es decente, de lo que es correcto. Es la idea básica más importante y lo que necesitamos en el mundo actual: el diálogo moral. No tenemos mucho de eso. Sigo de cerca los discursos del presidente Xi. Habló en el XIX Congreso del partido el mes pasado, en China, y mencionó muchos conceptos morales. ¡Fantástico! Esa es mi idea de hacia dónde el papa Francisco se dirige con esa importante contribución. Tiene razón. Las enseñanzas sociales de la Iglesia tienen mucho que decirnos».

Este enfoque del «marco moral» en una economía de mercado estará relacionado, sin duda, con el plano individual y social, expresado este último en normas que así lo estimulen o promuevan, con el peligro de que lo hagan mal (como hemos señalado en otra entrada) o no adecuadamente.

En fin, hemos intentado dar elementos sobre un debate que «no está cerrado», y donde hay elementos esperanzadores como los que hemos señalado en la posibilidad del «si«, y fundamentalmente en enfoques y experiencias como los de la economía social y solidaria, de Sekem, la economía del bien común o la economía de comunión, entre las principales. Sin duda, todo ello nos puede conducir a un mundo mejor.

(*) También presentan vinculación con enfoques como el de los negocios inclusivos, el de los cuatro retornos, entre los principales. Cabe destacar que en el enfoque de los cuatro retornos se coloca «al final» el retorno financiero o al capital. Este es un enfoque similar al mencionado por Jack Ma (fundador de Alibaba) respecto de «primero los clientes, luego los trabajadores y por último el capital» (accionistas o inversores), que se puede visualizar en este video en particular del minuto 9 en adelante.

( **) Se refiere a otra pregunta donde dice: «el capitalismo, históricamente, es una especie de acuerdo faustiano en este sentido. En la Edad Media, la economía era una economía agraria y en Europa se guiaba por principios eclesiásticos. No se utilizaban precios justos. La idea era que había un marco moral y una sociedad rural estable. El capitalismo surgió con el descubrimiento de América, las primeras empresas capitalistas fueron las de las Indias Orientales y las del Sur. Estas sociedades de capital conjunto salieron a explotar las nuevas rutas comerciales, a producir algodón, azúcar, tabaco, oro, plata. El capitalismo era un acuerdo faustiano en el sentido del doctor Fausto: significaba aprovechar la codicia para el desarrollo. La codicia es una fuerza poderosa. La gente codiciosa moverá montañas, destruirá bosques tropicales, creará guerras, esclavizará gente, todo para generar riqueza. La riqueza es una adicción increíblemente poderosa. El capitalismo se sirvió del instinto más poderoso que tenemos para la economía, y creó este dinamismo que no se había visto nunca antes. No existe un sistema económico que pueda compararse con el dinamismo capitalista. Puso la codicia en el centro del sistema y todos miraban hacia otro lado mientras la gente era esclavizada, o se cometían genocidios para quitarles sus tierras a los indígenas. En el siglo XIX, el capitalismo se enfrenta a sus dos grandes contrincantes. Uno, el socialismo, que dice: “Esta codicia es cruel, mejor tengamos una sociedad dirigida por el Estado”. El segundo fue la socialdemocracia, que dice: “Podemos domar esa codicia”. El socialismo del siglo XX que conocimos creó sus propias atrocidades. Eliminó el dinamismo y creó tanto poder estatal que desató fuerzas imposibles de controlar. La idea socialdemócrata, que llegó a Escandinavia en la década de 1930, y a Alemania después del nazismo, resultó ser el mejor modelo. Se acepta cierto nivel de codicia como un mal que hay que tolerar, no elogiar.»

 

Convergiendo de las Esferas de la Economía Plural

Hemos expresado en otra parte de la página web que hemos adoptado, desde una perspectiva muy amplia, el concepto de economía “plural”. Ello significa que además de tener en cuenta las diferentes variedades de capitalismo que existen en el mundo, hay otras expresiones diversas (también una expresión que se utiliza es el de «economía mixta«). A continuación intentaremos indicar los que serían los mejores lineamientos de convergencia hacia un mundo mejor desde estas distintas esferas:

CONVERGIENDO DESDE VARIEDADES DE CAPITALISMO

  • Al comienzo del capitalismo en Inglaterra se lo denominó capitalismo manchesteriano (por la ciudad de referencia) que era equivalente a una variedad de capitalismo “salvaje” (sin regulaciones, trabajo infantil, muy bajos salarios, polución, etc.). Hoy esta variedad de capitalismo, lamentablemente, sigue existiendo en muchas partes del mundo. Se coincidirá que nos aleja de un mundo mejor, y por lo tanto será necesario introducir las regulaciones adecuadas para –al menos- mitigar los aspectos más dañinos.
  • En el otro extremo tenemos la variedad de capitalismo vinculada a expresiones social-demócratas, como la de los países escandinavos asociados a la denominada economía del bienestar. Sin duda el bienestar forma parte de un mundo mejor, aunque no necesariamente esté vinculado de manera directa a la felicidad (concepto más complejo). Si bien han cambiado las circunstancias en las que estas experiencias nacieron (véase en esta nota “Una breve síntesis sobre la experiencia socialdemócrata”). Como hemos escrito en esta nota habrá que buscar nuevos modos que eviten el crecimiento desmesurado (o sin sentido) del Estado, la burocratización, la construcción de consensos para que las personas y los sectores que más tienen aporten al financiamiento de un nuevo estado de bienestar a escala global (la cuestión de la redistribución progresiva del ingreso para alcanzar los Objetivos Desarrollo Sostenible acordados en Naciones Unidas). Ir hacia un mundo mejor implicará entonces abordar estas críticas en lo interno, y promover nuevas reglas (y posiblemente nuevas instituciones) a escala internacional que valoricen los aportes que estas experiencias tienen.
  • Se pueden mencionar ejemplos donde, dentro de variedades de capitalismo, se da una economía colaborativa aunque algunas vertientes buscan diferenciarse de lo que es la lógica de acumulación capitalista. Algo similar se puede mencionar de los denominados «negocios inclusivos«. Es importante las experiencias de empresas con otros valores (entre las que se encuentran las «empresas con propósito«).
  • Por último ir hacia un mundo mejor conlleva a valorar lo humano (humanismo) en un contexto medioambiental del que formamos parte, y no privilegiar y maximizar un recurso (como el capital) como fin último. Los cambios culturales y tecnológicos pueden ir en esta dirección, aunque no se deben descartar regresiones (por crisis o guerras) o peligros científicos-tecnológicos (como la autonomización de la tecnología sin reglas como las planteadas por I. Asimov).

CONVERGIENDO DESDE LA ECONOMÍA CRIMINAL

Lamentablemente esta economía es una realidad muy significativa en el mundo tanto a nivel de narcotráfico, como la derivada de la corrupción, el tráfico ilegal de armas y personas, la falsificación de marcas, productos y piratería, etc. Ha sido analizada por economistas como Julio Sevares, Luis David Ramirez de Garay y otros. Frente a este fenómeno es fundamental generar alternativas para salir de ella. Además de combatirla ¿es posible generar una re-ingeniería de intereses hacia una economía formal lícita? Algunos ejemplos de que esto es posible:

CONVERGIENDO DESDE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

A nuestro entender la economía social y solidaria, y las empresas sociales (ver punto siguiente) es, “teóricamente” y desde el punto de vista de la organización socioeconómica de la sociedad, lo que más se acerca a “un mundo mejor” en lo que se refiere a “emprendimientos económicos”.

Si de esta esfera tomamos a las cooperativas podemos afirmar que en el año 2012 formaban parte de ellas en el mundo 1.000 millones de personas, y en países como Canadá –en promedio- 4 de cada 10 personas formaban parte de ellas (en la provincia de Quebec en el año 2010 el 70% formaban parte de una cooperativa).

Si bien los principios del cooperativismo son universales, las razones por las cuales un grupo de personas decide formar parte de una cooperativa son muy diversas. En un documento del Senado de Argentina en las páginas 4 a 6 se hipotetiza que pueden haber diez razones diferentes, entre las principales.

En este ensayo hemos adoptado el enfoque de la complejidad y una mirada más fina y detallada de cada fenómeno. A esto no escapa al fenómeno de la economía social y solidaria donde, sin duda, la mayoría de sus emprendimientos responde a los criterios de los fundadores de esta corriente pero se puede afirmar que hay casos donde esto es “sólo en las formas” (por ej. con poco involucramiento y delegación en los cuerpos gerenciales), en otros casos están muy insertas en modalidades del sistema hegemónico (aquí está la variante de no tener la “agilidad” o “dinamismo” de muchas de ellas), en otros en prácticas fraudulentas (en particular en el sector financiero) y finalmente otras son formas encubiertas de terciarización o de empleo público encubierto.

Por lo tanto ir hacia un mundo mejor desde esta esfera conllevará rescatar el “espíritu y práctica sustantiva” de este amplio movimiento, del que hoy forman parte también las experiencias comunitaristas de pueblos originarios, e ir superando limitaciones y desviaciones como las mencionadas.

EL CASO PARTICULAR DE LAS EMPRESAS SOCIALES Y EXPERIENCIAS SIMILARES (Economía de Comunión, Sekem, etc)

En la parte del “cómo” de este blog hemos mencionado a este tipo de empresas y ongs como Ashoka  (y en Argentina) que las nuclean y promueven. Se puede ver también este documento de la Unión Europea.

Si bien no tienen las características “democráticas” de las empresas cooperativas, son una experiencia sumamente valiosa de organizaciones económicas para un mundo mejor. También cabe destacar casos como la experiencia de las empresas de economía de comunión (ver textos como este), en Egipto la experiencia de Sekem, Commonland y su enfoque de los cuatro retornos, la economía del bien común (y en Argentina), la economía ecológica, las ecovillas,  comercio justo y responsable y otras formas de intercambio, etc.

CONVERGIENDO DESDE LA ECONOMÍA PÚBLICA

En general se asocia al estado, tanto en los países capitalistas como en los socialistas, con “la burocracia”, y por lo tanto a complicar lo que puede ser sencillo, a ralentizar los procesos, a excesivos controles ex ante y no pocos y efectivos controles ex post, a no garantizar la provisión de bienes y servicios eficaces (cobertura de la población objetivo a veces por no contar con recursos y personal suficientemente calificado) y de manera eficiente (mínimo costo evitando el desvío de fondos y exceso de personal en algunas áreas) con  un buen estándar de calidad.

Sin embargo puede no ser así y de hecho hay ejemplos en países capitalistas como socialistas que son el contra-ejemplo de lo que se viene de mencionar. Citaremos sólo tres casos:

Aprender de experiencias como estas, con personal profesionalizado, fuertemente motivado, con remuneraciones y estímulos adecuados, que generan bienes y servicios de alta calidad será fundamental para ir un mundo mejor desde esta esfera.

En situaciones de monopolio natural, en sectores considerados estratégicos para una sociedad, o donde hay fallas de mercado y la empresa privada no ha funcionado correctamente, o donde las organizaciones de la economía social no han podido tomar el lugar de determinados bienes y servicios (en especial públicos) será fundamental que las organizaciones de este tipo de economía tengan procesos transparentes que eviten la corrupción (con severas penas cuando se pruebe), la selección adecuada del personal, su capacitación y formación profesional, así como mecanismos de evaluación que posibiliten una gestión eficaz y eficiente.

Cada sociedad en función de su historia, de su contexto y del mapa de actores que tenga verá cuales son los “bordes” de su Estado. Sin embargo, sí sabemos que cuando se tiende a estatizar todo -porque se pretende “tener todo bajo control”- esto ha generado burocracia, ineficiencia, corrupción y en muchos casos desabastecimiento, teniendo que recurrir a prácticas dictatoriales para sostenerse en el tiempo. Por lo tanto se termina yendo a un “mundo peor”.

CONVERGIENDO DESDE UN ACELERADO CAMBIO CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO

Del que cabe preguntarnos si tenemos que converger de una “economía de plataformas” (¿el sistema capitalista en el siglo XXI?), con la posibilidad de terminar en alguna de las formas que menciona Harari en su libro “Homo Deus“?

Esta convergencia conlleva resolver, entre otros, la cuestión de la tributación de estas plataformas (muchas veces radicadas en paraísos fiscales o países de baja fiscalidad) y los vínculos entre las personas (bajo el formato de «libres» pero «precarias» en cuanto a las relaciones contractuales implícitas y laborales encubiertas). Del mismo modo sería deseable que se diera la posibilidad de que se promuevan “ecoinventos” y que ellos se apliquen fundamentalmente a la economía ecológica a fin de que el sistema sea “sustentable” y no terminemos con la especie humana. Por lo tanto «sin ningún sistema en el que haya humanos«.

¿Estas convergencias desde la economía plural podrán conducirnos a evolucionar e ir hacia variedades de postcapitalismo vinculado con un mundo mejor?