Trabajo Estatal y Trabajo Privado

En el primer texto de esta entrada hemos señalado la relevancia y significación del trabajo para el ser humano. También nos hemos referido a cómo el mismo se expresa en distintas dimensiones: la economía social, la economía popular, etc.  En el marco de una «economía mixta» (que hace referencia la imagen de la entrada), o del enfoque de la economía plural, ahora quisiéramos hacer algunas referencias al trabajo estatal y al trabajo privado.

El Estado puede tener distintas dimensiones y características dependiendo de la época y sociedad que analicemos. Desde una dimensión mínima (derivada de un liberalismo «extremo») hasta ocupar toda la vida económica por la completa estatización. También podrá ser eficaz (alcanzando sus objetivos), transparente y equitativo en su accionar así como dar un servicio de calidad a un costo adecuado, o no. Podrá ser un sucedáneo de la falta de empleo o profesionalizar su actividad para desarrollar bien su tarea, en el marco un estado no deficitario. El trabajo en el Estado no está exento del impacto del cambio tecnológico (ver también estados locales como Tel Aviv) y de las necesidades sociales que emergen y otras que ya fueron satisfechas, según el lugar en que actúe.

Los bienes públicos que están bajo la responsabilidad del Estado, en cuanto a garantizar derechos, en muchas sociedades se puede prestar bajo gestión estatal, privada o social, dependiendo del bien o servicio y de las características de los actores intervinientes. Hay casos interesantes como la incorporación de comunidades indígenas, o de pueblos originarios, a experiencias de energías renovables. También son muy relevantes la experiencia de empresas mixtas (como en China o en Argentina como YPF) donde el estado marca «la dirección» y el sector privado trata de optimizar la gestión. Del mismo modo será muy relevante articular virtuosamente el rol presencial de los docentes con el rol de las plataformas de enseñanza como esta, y su rol en promover la economía del conocimiento.

En cuanto al trabajo en el sector privado también dependerá de la escala de la organización (unipersonal, micro, pequeña, mediana o grande), su grado de formalización, tipo de liderazgo que tenga y perspectivas futuras. Al respecto es interesante una presentación de Hugo Kantis en el Senado de Argentina y un video, así como una de Santiago Billinkis sobre los emprendimientos del futuro.

Respecto a las opiniones de las personas respecto de cómo valoran el trabajo estatal y el privado, y dónde prefieren trabajar, habrá que tener en cuenta encuestas como esta.

Tanto en lo estatal como en lo privado, todo lo que haga a:

  • la profesionalización con una escala, medios tecnológicos y costo acorde a lo que se debe realizar,
  • la aplicación de normas como ISO o EFQM, así como un comportamiento transparente y responsable,
  • la verificación de la eficacia e impacto del trabajo en el medio que le toca actuar,
  • junto con un contexto organizacional, remunerativo y de clima laboral adecuado, que posibiliten que la tarea tenga sentido en proporcionar un bien o servicio de calidad

seguramente contribuirá a un mundo mejor.

De la Libertad Negativa a la Positiva

Entre los anhelos y deseos fundamentales del ser humano está la libertad. El intelectual Isaiah Berlin, que pusimos en la imagen de la entrada, distinguió a la libertad negativa de la positiva. La primera se caracteriza porque nada ni nadie restrinja la libertad del individuo, mientras que la segunda es la facultad de tomar decisiones que conduzcan a la acción. La acción puede ser la autorealización personal, co-crear con otros o realizar acciones solidarias, pero también -advierte Berlin- puede conducir al totalitarismo en tanto no respete la libertad de los demás.

En primera instancia vamos a intentar profundizar un poco más en el concepto de libertad negativa. Si bien es bueno que nada ni nadie restrinja mi libertad, también es cierto que puede esconder una concepción individualista y defensiva frente a terceros, si todo empieza y termina en una libertad «negativa». Tal vez esta fue la concepción de la cultura sueca a partir de los años 70 (vinculada con el manifiesto político en 1972: La familia del futuro: una política socialista para la familia), según este link.  En el mismo se menciona el film ««La teoría sueca del amor  donde se presenta aquel ambicioso manifiesto elaborado en el gobierno de Olof Palme y en el que se apostaba por despegarse de las estructuras familiares anticuadas y buscar la independencia, “el valor más sueco de todos”. “Había llegado el momento de liberar a la mujer del hombre, liberar a la gente mayor de sus hijos, liberar a los adolescentes de sus padres elaborando un manifiesto La familia del futuro”, dice el narrador de la película. La idea era que ningún adulto dependiera económicamente de ningún familiar. “El principio es muy simple: cada individuo debe sentirse como un ente autónomo y no como un apéndice de su cuidador. Y para lograrlo hace falta crear las condiciones económicas y sociales. Y a partir de ahora solo las relaciones auténticas nos mantendrían unidos”. La nota termina diciendo: «La nueva vida del doctor Erichssen, un cirujano sueco hoy en un hospital de campaña en Etiopía – “aquí he encontrado un sentido a la vida”-, y las palabras del célebre sociólogo polaco Zygmunt Bauman terminan, finalmente, por despejar la clave de la verdadera felicidad. “Los suecos han perdido las habilidades de la socialización. Al final de la independencia no está la felicidad, está el vacío de la vida, la insignificancia de la vida y un aburrimiento absolutamente inimaginable”.

Más allá de los aspectos culturales (en las distintas sociedades) y de los vínculos humanos más íntimos, están todos los enfoques filosóficos, políticos y socioeconómicos.  Allí estarán -por ejemplo Hobbes- que justificarán la creación de un estado que garantice esta libertad negativa («de hombres lobos del hombre») y ciertas posiciones de liberalismo extremo o de anarcocapitalismo, que plantean -entre otras cosas- que pagar impuestos es un «robo» (incluso sostienen que la defensa y la seguridad pueden ser proporcionadas por empresas privadas).

En el marco de los que tienen un concepto de libertad negativa están los anarquistas individualistas (y dentro de ellos, aunque no sólo, los anarcocapitalistas ya mencionados). En cambio los anarquistas societarios o socialistas consideran la libertad individual como conceptualmente relacionada con la igualdad y juegan la libertad positiva en la comunidad y la ayuda mutua. Según fuentes como la Wikipedia, valoran la libre asociación de personas y la convivencia y la cooperación en comunidades libres, e incluyen  (pero no está limitado) al expresiones como el anarcocolectivismo, el anarcocomunismo, el anarcosindicalismo, la ecología social (municipalizo libertario) y la economía participativa.

Algunos anarquistas -como Bakunin y Malatesta- justificaron en alguna oportunidad (como «defensiva»)  la violencia, mientras otros -como Tolstoi (que se lo ha visualizado como una forma de anarquismo cristiano) han sostenido la «no violencia». Si bien el anarquismo tiene raíces antiguas, tomó fuerza con la modernidad y continúa en grupos reducidos hasta nuestros días.

Más allá del liberalismo extremo y de las variantes del anarquismo como expresiones «radicales» de la libertad, desearíamos enfatizar a la libertad positiva vinculada con otros valores y como una posibilidad deseable de co-crear, co-construir, cuidar y generar vínculos de solidaridad y empatía compasiva, que nos permitan construir una amistad social (por lo tanto que no apele a la violencia o a la coerción) y poder así converger a un mundo mejor