Prevención del Delito

Hay muchos tipos de delitos y teorías vinculadas con los mismos. En esta breve nota sólo quisiéramos hacer una reflexión sobre algunos delitos penales contra la vida que han tomado notoriedad en países como Estados Unidos, España o Argentina.

La imagen de la entrada se refiere a un hecho, de febrero de 2018, donde un joven, Nikolas Cruz, de Florida (USA), mató a 17 personas de una escuela de la que había sido expulsado. Si bien esta fuente señala que «Jim Gard, un profesor de la escuela, dijo que los trabajadores fueron advertidos de que el exestudiante suponía una amenaza y no se le debía permitir el ingreso al colegio con una mochila. «Hubo problemas con él el año pasado amenazando a estudiantes y creo que se le pidió que abandonase el campus», dijo Gard al diario Miami Herald». Por lo tanto falló la prevención policial, falló el acceso irrestricto a proveerse de armas, la escuela y su articulación con la prevención de salud mental, así como la de su reciente familia -que hizo lo que pudo y no visualizó la gravedad del caso- luego de la muerte de su madre adoptiva. La principal propuesta del Presidente de Estados Unidos es armar a los docentes a fin de minimizar las muertes (acotar las consecuencias) que pudieran generar este tipo de casos en el futuro. Todos las demás prevenciones y cuidados están ausentes.

En una nota de David Trueba, en el diario El País de España, señala que «se sabe con datos certeros que en los países donde el Estado aplica la violencia y la reciprocidad contra los criminales, el número de asesinatos en lugar de reducirse tiende a aumentar. En Norteamérica padecen más crímenes las circunscripciones que mantienen la pena de muerte que las que no la aplican. La explicación es sencilla, los seres humanos tienden a imitar los comportamientos de las figuras paternas y de las instituciones bajo las que viven. Los españoles que aspiran a un plan satisfactorio para reducir el número de asesinos y amenazas sociales, no tan grande como les hacen creer cuando conviene, deberían exigir a los responsables políticos que dejen de engañarlos con falsas soluciones. La mejor receta para reducir el crimen es más gasto en educación, planes certeros para atajar el machismo dominante que acaba con una niña o una mujer cada semana en España, dotar de más medios a la psiquiatría estatal, luchar contra la desigualdad de recursos, reparar las cotas crecientes de marginalidad social y mejorar la atención de menores delincuentes y presos convictos para que su paso por las instituciones de reforma y castigo sea reparador. El crimen sin sentido siempre existirá, no le sumen la mentira».

En la Argentina también se ha dado el debate por un hecho protagonizado por un policía (de apellido Chocobar), respecto de si actuó bien o no frente a un delincuente que había acuchillado a un turista norteamericano. El abogado Ricardo Gil Lavedra menciona en un artículo, en el diario La Nación, los riesgos de una demagogia punitiva, en este caso -así como en otros- frente a un joven drogadicto donde también falló la familia, la institución educativa, la carcelaria y la sanitaria como prevención, más allá de la capacitación policial y los protocolos de actuación de la misma.

En otra nota abordamos la cuestión de las armas. Coincidiremos que su uso para resolver los conflictos humanos es la última y peor instancia dentro de la historia de la humanidad. Es increíble que en pleno siglo XXI nos retrotraigamos a aplicar el arquetipo del «far west» (para no ir más atrás), y no incorporemos la dimensión del cuidado (muy vinculada al arquetipo de lo femenino) y de tener capacidad anticipatoria de seres que nos consideramos inteligentes pero poco sapiens o sabios. Abordar una reflexión colectiva y un cambio cultural sobre esta temática nos puede ayudar a construir un mundo mejor.