Para el shock del futuro

Alvin Toffler, con su frase en la imagen de la entrada, nos recuerda que, no sólo es importante la historia, sino prever desde hoy el futuro (en especial vinculado al campo científico-tecnológico) y accionar en consecuencia desde ahora. En Argentina Santiago Bilinkis también nos invita a reflexionar en general, y en particular sobre el rol de la educación, sobre esta cuestión tan relevante. También será crucial si iremos construyendo un postcapitalismo con una economía con otros valores y orientada al bien común, o predominarán situaciones distópicas producto de que este cambio se haga sin ética, y con liderazgos movidos sólo por el poder (económico y político).

Respecto del cambio tecnológico el CEO de Mercedes Benz hace no mucho expresó esto:

«Software: interrumpirá la mayoría de las industrias tradicionales en los próximos 5-10 años. (Uber es sólo una herramienta de software, no poseen coches, y ahora son la compañía de taxis más grande del mundo; Airbnb es ahora la mayor empresa hotelera del mundo, aunque no poseen propiedades.)
Inteligencia Artificial: Las computadoras se vuelven exponencialmente mejores en la comprensión del mundo. Este año, un equipo superó al mejor jugador de Go en el mundo, 10 años antes de lo esperado. Los jóvenes abogados ya no obtienen empleo. Debido a IBM Watson, puede obtener asesoramiento jurídico (hasta ahora para cosas más o menos básicas) en cuestión de segundos, con una precisión del 90% en comparación con el 70% de precisión cuando lo hacen los seres humanos; Watson  ayuda a diagnosticar cáncer, 4 veces más preciso que los humanos. Facebook ahora tiene un software de reconocimiento de patrones que puede reconocer caras mejor que los seres humanos. En 2030, las computadoras serán más inteligentes que los humanos.
Movilidad: En 2018 aparecerán los primeros coches autodistribuidos para el público. Alrededor de 2020, la industria completa comenzará a ser interrumpida. Ya no quieres tener un coche. Llamará a un coche con su teléfono, se mostrará en su ubicación y le llevará a su destino. No necesitará estacionarlo, solo pagará por la distancia recorrida y podrá ser productivo mientras conduce. Nuestros niños nunca obtendrán una licencia de conducir y nunca poseerán un coche. Vamos a necesitar 90-95% menos coches en pocos años. 1.2  millones de personas mueren cada año en accidentes automovilísticos en todo el mundo. Ahora tenemos un accidente cada 100.000 kilómetros, con una conducción autónoma que caerá a un accidente en 10 millones de kilómetros. Eso ahorrará un millón de vidas cada año; La mayoría de las empresas de automóviles probablemente se irán a la quiebra. Las empresas de automóviles tradicionales intentan el enfoque evolutivo y simplemente construyen un coche mejor, mientras que las compañías de tecnología (Tesla, Apple, Google) harán el enfoque revolucionario y construirán una computadora sobre ruedas. Las compañías de seguros tendrán problemas masivos porque sin accidentes, el seguro será 100x más barato. Su modelo de negocio de seguros de automóviles desaparecerá.
Energía: Por los coches eléctricos las ciudades serán menos ruidosas. La electricidad se volverá increíblemente barata y limpia: la producción solar ha estado en una curva exponencial durante 30 años, pero ahora se puede ver el impacto floreciente. El año pasado, más energía solar fue instalada en todo el mundo que fósiles. Las compañías de energía están tratando desesperadamente de limitar el acceso a la red eléctrica para evitar la competencia de las instalaciones solares domésticas (en techos de casas), pero eso no puede durar. La tecnología se encargará de esa estrategia. Con la electricidad barata viene el agua barata y abundante. La desalinización de agua salada ahora sólo necesita 2kWh por metro cúbico (@ 0,25 centavos). No tenemos agua escasa en la mayoría de los lugares, sólo tenemos agua potable escasa. Imagínese lo que será posible si alguien puede tener tanta agua limpia como quiera, casi sin costo alguno.
Salud: El precio de Tricorder X será anunciado este año. Hay compañías que construirán un dispositivo médico (llamado «Tricorder» de Star Trek) que funciona con su teléfono, lo que le llevará a la gammagrafía de la retina, podré hacer muestras de sangre y analizar respiración y aliento. Luego analiza 54 biomarcadores que identificarán casi cualquier enfermedad. Será barato, así que en pocos años todos en este planeta tendrán acceso al análisis médico de clase mundial, casi gratis. Adiós, establecimiento médico.
Industria. Impresión 3D: El precio de la impresora 3D más barata bajó de $ 18.000 USD a $ 400 USD en 10 años. Al mismo tiempo, se convirtió en 100 veces más rápido. Todas las grandes empresas de calzado ya han comenzado los zapatos de impresión en 3D. Algunas piezas de avión de repuesto ya están impresas en 3D en aeropuertos remotos. La estación espacial ahora tiene una impresora 3D que elimina la necesidad de la gran cantidad de piezas de repuesto que solían tener en el pasado. A finales de este año, los nuevos teléfonos inteligentes tendrán posibilidades de escaneo en 3D. A continuación, puede escanear en 3D sus pies e imprimir su zapato perfecto en casa. En China, ya han impreso en 3D y construido un edificio de oficinas completo de 6 pisos. Para 2027, el 10% de todo lo que se está produciendo será impreso en 3D. Si no funciona con su teléfono, olvídese de la idea. Y cualquier idea diseñada para el éxito en el siglo XX está condenada al fracaso en el siglo XXI.
Trabajo: 70-80% de los empleos desaparecerán en los próximos 20 años. Habrá un montón de nuevos puestos de trabajo, pero no está claro si habrá suficientes nuevos puestos de trabajo en tan poco tiempo.
Agricultura: Habrá un robot agrícola de 100 U$D en el futuro. Los agricultores de los países del tercer mundo pueden entonces convertirse en administradores de su campo en lugar de trabajar todo el día en sus campos. Aeroponics necesitará mucho menos agua. El primer plato Petri ha producido ternera, ahora está disponible y será más barato que la vaca producida ternera en 2018. En este momento, el 30% de todas las superficies agrícolas se utiliza para las vacas. Imagínese si ya no necesitamos ese espacio. *Hay varios startups que traerán la proteína del insecto al mercado pronto. Contiene más proteínas que la carne. Se etiquetará como «fuente de proteína alternativa» (porque la mayoría de la gente todavía rechaza la idea de comer insectos).
Longevidad: En este momento, la vida promedio aumenta en 3 meses por año. Hace cuatro años, la esperanza de vida solía ser 79 años, ahora son 80 años. El aumento en sí mismo está aumentando y para 2036, habrá más de un año de aumento por año. Así que todos podemos vivir durante mucho tiempo, probablemente más de 100.
Educación: Los teléfonos inteligentes más baratos ya están a $ 10 USD en África y Asia. Para 2020, el 70% de todos los humanos poseerán un teléfono inteligente. Esto significa que todos tienen el mismo acceso a la educación vía web de clase mundial».
Si bien la inteligencia artificial todavía tiene problemas cognitivos no bien resueltos como lo destaca esta nota, y el CEO de la automotriz alemana no aborda la cuestión del cambio climático (y si sobreviviremos al mismo !!!), una pregunta que surge es ¿qué hacer frente al cambio tecnológico?. Más allá de tomar conciencia colectiva sobre esta problemática, y lograr que los robots -al menos- tengan un código de ética inserto (las tres leyes de Asimov y coincidente con la opinión de Ellon Musk), será fundamental una acción global con un importante rol de los estados para controlar lo anterior y además darle un sentido beneficioso para la humanidad. Tal vez podamos preguntarnos -en línea con lo que venimos de mencionar- si no sería bueno propiciar una articulación virtuosa público-privada para lograr que las personas en una situación de mayor fragilidad (o excluidas de manera permanente del mercado de trabajo) pudieran acceder a las impresoras 3D y a paneles de energía solar de modo de poder tener resuelta -de manera autónoma- las necesidades más elementales de subsistencia (esto se podría combinar con un ingreso básico de ciudadanía así como con iniciativas como esta).

En este artículo se habla del conflicto entre EEUU y China respecto de quien liderará en el futuro la vanguardia tecnológica, y cómo el rol del estado ha sido fundamental antes en el primer país citado y lo es en la actualidad en el gigante asiático. Menciona también que, desde la perspectiva del mercado estadounidense, «la industria tecnológica estable está destinando fondos principalmente a las tecnologías utilizables de manera más inmediata» Al decir de un experto «la ciencia de la vida y el software reciben montones de dinero», en cambio «las tecnologías más especulativas, sin retorno evidente tienen menos suerte». En esto último se viene haciendo fuerte China, más allá de los logros que ha tenido en tecnologías aplicadas -por ejemplo- al mercado de celulares de última generación o en energía y transporte.

Tal vez sea «pedirles peras al olmo» (tomando una expresión popular) que estos países vayan más allá de su rivalidad de poder mundial, y vean como la inteligencia artificial pueda ser cada vez más «amigable» y complementaria al ser humano y no excluyente del mismo. Los demás estados también deberían tener un rol protagónico en este campo tan relevante. Al respecto será bueno leer el libro «Homo Deus» de Harari, para tomar conciencia de cómo podemos terminar como especie si no hacemos nada significativo al respecto. Ello no nos conducirá a un mundo mejor.

PD: Agradezco a Luciano Gerardi y a Pedro Del Piero el texto del CEO de Mercedes Benz. Sobre este tema se pueden ver videos como este.

Todo o Nada en el Mercado

En otras entradas hemos hecho referencia que en los orígenes de la humanidad, con los cazadores y recolectores, y luego con la agricultura de subsistencia (sin todavía generar excedente) no había mercado. Luego se fueron desarrollando distintas formas de intercambio en base a la necesidad, el deseo (1) y la posibilidad de pago o contraprestación (por ejemplo: trueque) para poder abastecerse de un bien o servicio por parte del demandante y la posibilidad del oferente de proveerlo en cantidad, calidad, precio y condiciones (tiempo y forma). Esto último está íntimamente vinculado al concepto de trabajo y a la capacidad de emprender -sea bajo formas organizativas privadas tradicionales o sociales, mixtas o estatales- de manera sustentable en el tiempo en lo económico, en lo social (la equidad) y en lo medioambiental. Según Karl Polanyi en algo más de los doscientos últimos años se produjo una «gran transformación» donde se desarrolló lo que hoy denominamos «mercado» (2). De todos modos en muchos países con situaciones de subdesarrollo quedan realidades de actividades de subsistencia donde el mercado prácticamente tiene una presencia mínima.

No sabemos si esta forma de intercambio existirá en el largo plazo. Posiblemente no, si se concreta una de las  predicciones de Alvin Toffler de que seremos «prosumidores«. Ello sería posible con impresoras 3D hogareñas muy sofisticadas que nos proporcionarían prácticamente todos los bienes materiales que necesitamos (además de prótesis y otros elementos vinculados con la salud).

De situaciones de «nada de mercado» (como las que mencionamos más arriba) pasamos a donde el mercado, y más en general la «sociedad de consumo», tiende a abarcarlo «todo». En este contexto, el mercado es una realidad presente y muy pujante no sólo en los países capitalistas, sino también en aquellos que se autodenominan «socialistas» como el caso de Cuba, China o Vietnam.

¿Qué hacer con el mercado? Hay distintas posiciones y algunas de las principales referidas al mercado interno son las siguientes:

  • nada: hay que dejar que fluya libremente, y la libre competencia hará que «se acomode» en términos de eficiencia (mínimo costo) y eficacia (en cuanto a accesibilidad y cobertura del conjunto de la población). El problema de esta alternativa es que -por distintas razones y según demuestra la práctica- en una gran cantidad de ocasiones conduce a la concentración y a incrementar la desigualdad.
  • intervenirlo: puede ir en dirección al «todo» (como ha sido gran parte de la experiencia de la ex-URSS) o -más usualmente- con fuertes intervenciones que están orientadas a reducir significativamente la tasa de ganancia de los oferentes, a abaratar y dar mayor accesibilidad a los demandantes. Si bien «la intención» puede ser caracterizada de «buena», su implementación tiende a exagerar (para las variedades de capitalismo más usuales) la disminución de la tasa de ganancia -desfavoreciendo la inversión para ampliar o mantener la capacidad productiva- y el consiguiente desabastecimiento de la población. En determinadas experiencias populistas esto genera mayores intervenciones bajo formas de estatización, con la consiguiente burocratización y empeoramiento del desabastecimiento. Termina armándose una madeja de distorsiones de las cuales es difícil salir, y la gran mayoría de la población se resiente y empobrece.
  • regulaciones e instrumentos inteligentes y cambios de cultura: a continuación plantearemos algunas líneas en esta dirección.

Las sociedades capitalistas más desarrolladas han generado regulaciones para evitar la concentración y la «cartelización» de los oferentes que afectan la competencia, como mecanismo de «democratización» de una oferta diversificada y de precios no monopólicos. Esta es una alternativa, no fácil de implementar por dos razones principales: el poder de los grandes grupos económicos que quieren disfrutar de una «renta extraordinaria» y por el hecho de que hay actividades que sólo son rentables en grandes escalas y por lo tanto con pocos o un productor (el caso del llamado «monopolio natural»). Esto último no es fácil de discernir, pero hay que generar un amplio debate (con participación de especialistas y haciendo análisis comparado) y tomar las decisiones que correspondan.

Otras regulaciones no van por la negativa (evitar la concentración) sino por la positiva en cuanto a generar más oferentes y por lo tanto «democratizar» la competencia. Ellas van desde promover el financiamiento y espacios físicos para los oferentes (en particular los más pequeños), o incrementar la inclusión financiera y el poder adquisitivo de los sectores populares, hasta cuestiones «micro» como la ley de góndolas.

Empoderar a los consumidores no sólo brindándoles mayor información, sino también a través de compras comunitarias (por ejemplo, y en el caso argentino, en el Mercado Central o en supermercados mayoristas) o por medio de cooperativas de consumo. En el caso argentino hubo una experiencia de muchos años, como el Hogar Obrero, que -lamentablemente- por razones diversas (en particular, querer expandirse más de lo viable en un contexto desfavorable) terminó en 1995 «quebrando de oficio» (actualmente funciona como cooperativa de vivienda). Sin embargo hay otra experiencia muy valiosa y exitosa como es el caso de la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca (ver esta presentación) y de la Central de Compras de la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo que son dignas de emular.

Achicar la brecha entre oferentes y demandantes. Una entidad empresaria argentina (CAME) confecciona un índice de un conjunto de productos donde se visualiza esta brecha. Solucionar esta brecha requiere de un conjunto de instrumentos como empoderar a los pequeños productores acompañándolos para que logren -a través de formas asociativas o de cooperativas- integrarse horizontal y verticalmente, facilitación de acceso a acopio y vehículos de carga para la entrega de sus productos a mercados mayorista y/o minoristas, posibilidad de hacer transacciones a través de plataformas virtuales que generen un vínculo directo entre demandantes y oferentes, entre otras. Entre las experiencias internacionales cabe destacar la de Francia con el Observatorio de Formación de Precios y Márgenes de Productos Alimentarios (FranceAgriMer, presentación del informe anual del Observatorio ante la Asamblea Nacional), el Mediador de Empresas, la Carta Compromiso (para una relación responsable entre proveedores–compradores), y el Etiquetado Relación Proveedores Responsables (que distingue a las empresas que pasaron la prueba de relaciones durables y equilibradas). Al principio mencionábamos lo de «prosumidores» para el futuro, pero hay experiencias de agricultura familiar o de empresas de gestión social como «El Arca«, en la Provincia de Mendoza (Argentina) que lo están concretando.

Cambios de cultura en las motivaciones o móviles de oferentes y demandantes: Generar otras manifestaciones culturales vinculadas, por ejemplo, al precio justo y consumo responsable, a ir más allá de la mercantilización y el consumismo (desintoxicarse del mismo) (3) a garantizar una trazabilidad vinculada con la calidad, al cuidado del medio ambiente y la nueva economía -en el caso de España– (como se profundiza en este documento)…  son algunas cuestiones de vital importancia hacia el futuro para un mundo mejor. Habrá que resolver el problema de los que no satisfacen sus necesidades básicas con los que no tienen conciencia del derroche y el despilfarro (y «sobre consumen»). Así mismo habrá que ser cuidadosos, en una etapa de transición respecto al dilema que el crecimiento necesita -además de la inversión- al consumo, y este tipo y nivel de consumo no es sustentable medio ambientalmente para la humanidad.

Ojalá podamos ir discerniendo en estas cuestiones en línea con un mundo mejor.

(1) Aquí entran todas las cuestiones vinculadas con lo imaginario, los deseos inconscientes (por ej. vinculados «al tener» como equivalente de  «completud» y búsqueda de seguridad vinculado a la acumulación de lo material)) pero también los conscientes (por ej. vinculados a lo práctico, a ideales o preferencias que vayan más allá de la necesidad y de lo individual), al rol de la publicidad, entre los principales. En estas dimensiones entran aspectos como el denominado por Marx «fetichismo de la mercancía» . También es interesante la semejanza que establece Keynes entre «el mercado y un concurso de belleza» tal como se menciona en esta nota.

(2) Polanyi, afirma que los «sistemas» (que él denomina «modos de integración»), además de los distintas formas o modalidades en los que se desarrolla el intercambio a lo largo de la historia, el mismo coexiste con diferentes modos de reciprocidad («movimientos entre puntos correlativos de agrupaciones simétricas», vinculada a la «economía del don» según Marcel Maussy de redistribución. Cabría preguntarnos si es posible cambiar la palabra «sistemas» o «modos de integración» por «economías», en el sentido que le da Polanyi de una «economía incrustada o encastrada» en distintos contextos institucionales, culturales y sociales, según las épocas y lugares. Si fuera así, habría una «variedad de economías» que pone en cuestión los fundamentos de la corriente principal de la economía, y en particular de que la única posibilidad sería «el sistema mercantil» y la predominancia de la maximización del lucro. Esto no es aceptado por los enfoques más ortodoxos, los de izquierda y los que -en general- sostienen que la globalización capitalista es hegemónica y no hay lugar para una economía plural

(3) Esta temática está relacionada, entre otras, con la cuestión del «minimalismo» (ver película de Netflix o en este video) hasta con el desapego, pasando por el ascetismo.

Del Libre Mercado al Comercio Justo y Responsable

En esta nota intentaremos vincular los valores de libertad, de justicia y de responsabilidad en una determinada forma de intercambio que se denomina mercadoen el marco de una perspectiva histórica y de una deseable convergencia hacia un mundo mejor.

Sabemos que los seres humanos comenzamos nuestra existencia aquí en la Tierra compartiendo la recolección de frutos, la caza y la pesca, no sin conflictos derivados del cambio climático y de la cantidad de humanos sobre una determinada capacidad de un territorio para su subsistencia (por lo tanto la escasez o la abundancia). A medida que se fue generando un excedente, según autores como Karl Polanyi (autor de numerosos textos), emergió el don y la reciprocidad entre las tribus, y el trueque -como forma primaria- de comercio (salto evolutivo de pasar de la guerra por los recursos al intercambio pacífico).

Este autor valora el enfoque sustantivo (la economía como sustento humano en base a la satisfacción de las necesidades) y lo diferencia de la economía formal (corriente principal de la economía, hasta el momento). Los sistemas económicos los denomina «modos de integración» y, como ya hemos expresado, los desagrega -desde el punto de vista empírico- en tres modelos principales: la reciprocidad, la redistribución y el intercambio. El modo o tipo de intercambio que viene desde el mercantilismo y se formaliza en el capitalismo, es bastante reciente en la historia de la humanidad, y seguramente no lo será a mediano y largo plazo (desde cambios científico-tecnológicos, pasando por el acelerado cambio climático hasta los culturales que lo modificarán).

De todos modos el «mercado» hoy en día es un espacio donde se juegan diversas «fuerzas» de necesidades, deseos y preferencias de los consumidores (demanda) y quienes buscan satisfacerlas (oferta) e incluso -bajo el capitalismo- promover nuevas a través de la publicidad.  Son muy diversas y la economía del comportamiento busca profundizar su conocimiento. En este marco cabe destacar que según, D. Kahneman, en particular en su texto «Pensar rápido, pensar despacio» señala como estos dos tipos de pensamiento marcan o sesgan nuestras decisiones. Por lo tanto, cuando muchas veces criticamos «al mercado» estamos criticando como los seres humanos reaccionamos frente a la estética, apariencia, marketing o bajo precio de un bien o servicio, y nos cuesta aplicar una reflexión más lenta y profunda -donde se juegan prioridades y valores como la justicia o la responsabilidad- en nuestras decisiones (al respecto hay una referencia irónica que hace el poeta Galeano). La educación (familiar, la de las instituciones educativas y la de los medios) y el accionar del Estado (generando incentivos para decisiones de mediano y largo plazo) son fundamentales para esto último.

No vamos a hacer referencia a enfoques del marxismo (véase -por ej.- artículo de Diane Elson) o posiciones más recientes, sino que nos referiremos a la importancia de fijar, desde la oferta, un piso vinculado con las condiciones de producción que eviten el dumping social (ver posturas como la del Parlamento Europeo) y -cómo minímo- partan de un trabajo decente. Lamentablemente la Organización Mundial del Comercio (OMC) no ha tenido en cuenta -de manera concreta- esta cuestión (más allá de algunos estudios realizados) y no se ha podido direccionar una «libertad positiva» de los intercambios asociados en conjunción con los otros valores mencionados. Ello se expresa, por ejemplo, en la publicidad que realiza «fashion revolution«. Esto nos impide a ir a «otro tipo de globalización«.

Una experiencia muy valiosa a extender, replicar y deseable de incorporar en la OMC es la del comercio justo o, en inglés, fair trade que ha avanzado en productos como café, té, miel, azúcar, cacao, nueces, vinos, otros productos primarios y artesanías. Hay certificación internacional, las estadísticas sobre este comercio son crecientes (con países como Suiza a la cabeza, y organizaciones como OXFAM, The Coop, y otras cooperativas), en países como España y en el caso argentino experiencias muy valiosas como la empresa La Riojana, así como las que menciona esta nota. De todos modos hay que señalar que por ahora es una experiencia pequeña y naciente. En el mes de septiembre de 2017, en una entrevista en una radio de Bélgica, le consultaron a Jacques Defourny  ¿por qué los productos «bio» tenían mayor demanda que los productos de «comercio justo»? Señaló que, por ahora, prevalece en esa sociedad lo que a uno lo beneficia personalmente y todavía cuesta visualizar y practicar aquello que también es beneficioso para terceros desfavorecidos. Por último podemos decir que también hay otras formas de intercambio relacionadas, así como su búsqueda a través de otras monedas.

Un conocedor de la bibliografía de Polanyi fue Alvin Toffler, a quien cita en su libro «La Tercera Ola». Entre otros conceptos allí genera el término «prosumidores» (que también había mencionado en su texto «El shock del futuro») donde seremos a la vez productores y consumidores. Si los efectos del cambio climático y las guerras no terminan antes con la humanidad, seguramente con una evolución futura de sofisticadas y potentes impresoras 3D hogareñas, resolveremos esta temática de manera radicalmente nueva. Entre tanto, y partiendo del hoy, si deseamos converger a un mundo mejor deberíamos ir a formas de intercambio donde la libertad positiva se articule con la justicia y la responsabilidad social y ambiental de nuestros actos.

 

El Sistema como una «Jaula de Hierro»

En otra parte de esta página web hemos expresado que el sistema actual es fruto de una evolución que tiene orígenes recientes en el mercantilismo, y orígenes más remotos –en el Neolítico- cuando aparece la sedentarización con la demarcación del “territorio” (por lo tanto una zona de dominio o “propiedad”), la división del trabajo y el excedente. También hemos dicho que detrás de todo este proceso está más bien la cuestión del poder (en el sentido que le da Alvin Toffler, en su libro “El Cambio del Poder”, Ed. Plaza & Janes, 1996)

Como “cristaliza” esto? Hay una expresión de Max Weber que Eduardo Fidanza (ver link: http://www.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/9-Eduardo-Fidanza.pdf) la sintetiza así: Lo que llamamos “metáfora de la jaula de hierro” es una imagen retórica utilizada por Weber en una de las últimas páginas de La Etica Protestante para expresar la pérdida del sentido religioso original que inspiró, según su interpretación, al primer capitalismo. Como dijimos al comienzo, no consta que Weber haya usado en alemán la expresión que Parsons tradujo como “jaula de hierro” (iron cage). El término textual de Weber es “[ein] stahlhartes Gehäuse”, que literalmente podría vertirse como “estuche”, “envoltura”, o incluso “jaula”, “dura como el acero”, y que suele traducirse por “férrea envoltura”, o bien por términos similares que evocan un caparazón duro y opresivo”.

Esta metáfora del “estuche con férrea envoltura” está asociada también al pensamiento clásico, muy influido –en el caso de Adam Smith- por la física newtoniana, donde el campo de fuerzas del mercado (encuadrado institucionalmente por el Estado liberal) hace que sus partícipes tengan que actuar o jugar dentro de sus reglas independientemente de sus deseos o voluntad.

Marx, coincide con este enfoque. En el posfacio a la 2da edición de “El Capital” (1873) donde plantea “colocar sobre sus pies” a la dialéctica hegeliana a la que reprocha estar cabeza abajo, cita a un crítico ruso, cuya interpretación del método dialéctico aprueba, diciendo: “El (Marx) considera el movimiento social como un encadenamiento natural de fenómenos históricos, encadenamiento a leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la conciencia y los designios del hombre, sino que por el contrario: determinan su voluntad, conciencia y designios”.

Esto es coincidente con escritos de Engels (como por ejemplo la carta que le dirige el 22 de agosto de 1889 a Eduard Bernstein), donde describe una situación de la clase obrera portuaria de una ciudad de Inglaterra y utiliza la frase del Dante para la entrada al Infierno (equivalente aquí al “sistema”): “Lasciate ogni speranza voi che entrate!”.

También se le puede aplicar a las organizaciones de distinto tipo, como señala esta nota, que hace referencia al tenebroso cuento de Franz Kafka: “In der Straftcolonie” (1919), o en lo juegos como el «dilema del prisionero». También es interesante esta frase de Fiador Dostoyevski: «Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde viven las certezas.”

Hay posibilidades de que el sistema, la jaula o estuche, o como se lo quiera denominar, cambie? Hay una primera respuesta de tipo “determinista” que sería: “no”, dado que hay un engranaje del que somos parte y lo único que quedaría sería adaptarse lo mejor posible. Hay otra respuesta que es “si” dado que el sistema es la cristalización de una historia de relaciones sociales y de estas con el medio ambiente a través de la mediación científico tecnológica. Por lo tanto si estas relaciones sociales (en su doble dimensión) y el cambio científico-tecnológico cambian “el sistema puede cambiar”. La cuestión no será si cambia o no cambia, sino en qué sentido.

En este contexto va la referencia de H. Fazio en su libro “Economía, Ética y Ambiente” (Eudeba, Buenos Aires, 2012, página 132) que, para modificar el sistema, “la clave es la superación del individualismo y la sectorización” y citando a Charles Taylor, en su obra “Ética de la autenticidad” (Barcelona, Paidós, 1994, pág. 127) señala que “como suele suceder a menudo, los mecanismos de inevitabilidad operan sólo cuando la gente se encuentra dividida y fragmentada. No queremos exagerar nuestro grado de libertad. Pero no es nulo”.

La “coyuntura”, al momento de escribir esta nota (1) es favorable o desfavorable? En principio podemos afirmar que es “desfavorable”. Los efectos de la crisis financiera (a partir de Lehman Brohters), la división del trabajo que fue corriendo la industria al este (primero a Alemania, luego a Japón y Corea del Sur, y finalmente a China y otros países de Asia), los conflictos de oriente medio (como Irak, Afganistan y Siria, por citar los tres más importantes) y sus secuelas en términos de migraciones (en especial en Europa) y de terrorismo, el conflicto vinculado con lo nuclear (en particular con Corea del Norte, y en menor medida con Irán) así como la lucha por la supremacía a nivel mundial (en especial Estados Unidos, China y Rusia), las hambrunas de Africa, la marcha atrás por parte de Estados Unidos en lo que se refiere al cambio climático… son algunas de las que han generado escenarios de mayor tensión y “facistización” de partes importantes de sociedades y lideres que las representan. También podría decirse, por aquello de que “no nos une el amor sino el espanto”, más gestos como los del Papa Francisco, pueden abrir un panorama más esperanzador y construir un post capitalismo que nos lleve a un mundo mejor?.

Por último, y no menor, la profundidad y la aceleración del cambio científico-tecnológico. Sólo mencionaremos dos eventos, de los múltiples que se están dando: las implicancias de la evolución de la inteligencia artificial y las impresoras 3D que podrán tener la posibilidad de transformarnos en “prosumidores” (término que utilizó Alvin Toffler para decir que seremos –al mismo tiempo- productores y consumidores de prácticamente la totalidad de bienes y servicios). La pregunta es: los seres humanos seremos capaces de darle un sentido a este cambio? O lo dejaremos al arbitrio de decisiones de corto plazo del mercado, del dominio y su utilización para la guerra, o de algún delirio «prometeico»? La respuesta dependerá de nosotros.

(1) Luego de la misma pasó la epidemia del Covid, el agravamiento del cambio climático, la guerra en Ucrania y sus diversos efectos….